Keep going

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"No tienes idea de lo que me haces sentir." Confesó Coriolanus. Su dedo alcanzó el labio inferior de Penelope, acariciándolo lentamente mientras con su otra mano trazaba caricias en su cintura.

Ella cerró los ojos brevemente ante la sensación provocada por su toque. "Entonces dímelo."

Coriolanus la acercó más a él, para poder hablar sobre sus labios. "No soy muy bueno con las palabras." Murmuró. "Soy más de demostrar."

Con un movimiento Coryo acabó con la pequeña distancia entre ellos, uniendo sus labios en un beso lento. Luego de escucharla y saber que sentía lo mismo, solo estaba deseando poder abalanzarse sobre ella. Besarla, tocarla, hacerla suya, sentirse mas cerca.

Profundizó el beso, bajando las manos a sus caderas y mordiendo ligeramente su labio inferior, provocando que un suave gemido se escapara de los labios de Penelope. El dulce sonido hizo endurecer el bulto entre sus piernas, ambos tenían la respiración agitada y rozaban sus cuerpos entre sí en busca de más contacto. Coriolanus bajó sus manos desde las caderas al trasero de ella, apretándolo sobre la tela de su falda.

Penelope acomodó sus piernas a cada lado del cuerpo de él, quedando a horcajadas sobre su regazo. Y empezó a mover sus caderas encima del bulto de él, sintiendo su erección rozar directamente con su entrepierna, jadeando ante la sensación.

Coriolanus bajó sus besos al cuello de ella lentamente, depositando besos mojados y mordiendo suavemente su piel con cuidado de no dejarle marcas. Por más que quisiera marcarla y que todos pudieran ver a quien pertenecía, no podía suceder, al menos no todavía.

Llevó sus manos bajo la falda de ella y acarició sus muslos y trasero, alejándose un poco para poder mirarla. Y es que ante sus ojos, Penelope era perfecta. Le encantaba la forma en que sus brillantes ojos cafés lo observaban cuando estaba excitada, lo rojos e hinchados que quedaban sus labios luego de que la besaba tanto, lo suave que era su piel, como se movía encima de él, y sobretodo como era suya y de nadie más.

Coriolanus echó la cabeza hacia atrás cuando ella empezó a dar pequeños saltos sobre su polla, haciendo que la fricción entre ellos se sintiera aún mejor. Volvió a besarla fuertemente para luego tomar la camiseta de ella y sacársela sobre la cabeza. Dejando su torso y pechos expuestos y a su disposición.

"Eres tan jodidamente perfecta." Murmuró ante la imagen. Dejándose llevar.

Ella soltó un gemido cuando él se inclinó hacia adelante llevando uno de sus duros pezones a su boca, mientras jugaba con el otro entre sus dedos. Y así estuvo por un rato, esparciendo besos sobre sus pechos mientras ella lo sostenía del cabello e intentaba callar sus gemidos.

Coryo llevó dos de sus dedos a los labios de ella. "Abre la boca." Ordenó, a lo que Penelope obedeció sin protestar.

Deslizó los dedos por el interior de su boca
haciendo que Penelope los chupara. Y al sacarlos llevó su mano directamente al punto sensible de ella, apartando sus bragas en un movimiento, dejando acceso a su humedad para empezar a frotar sus dedos contra ella.

Sintió como ella temblaba ante la sensación lo cual lo hizo sonreír. Frotó sus dedos en su clítoris un par de veces más para luego penetrarla de una estocada, viendo como Penelope echaba la cabeza hacia atrás entreabriendo los labios.

Empezó a embestirla con sus dedos mientras ella se aferraba a sus hombros, con los ojos cerrados. "Mírame." Le pidió. "Quiero ver tus ojos cuando te corras."

Ella soltó un suspiro, cumpliendo con sus órdenes. "Ah, Snow." Soltó en un jadeo. "Sigue." Pidió para empezar a mover sus caderas sobre sus dedos en busca de más.

"Así es, amor." Gruñó él. "Monta mis dedos."

Ella siguió moviéndose, y él con su mano restante tomó uno de sus pezones, tirando de este suavemente, viendo como Penelope maldecía por lo bajo. Empezó a aumentar la velocidad de sus dedos y al sentir como las piernas de ella temblaban más, supo que estaba cerca. Llevó su pulgar a su clitoris nuevamente sin dejar de penetrarla y en un par de movimientos la chica se dejó llevar. Corriéndose sobre sus dedos, mirándolo a los ojos en todo momento.

Luego de eso Coriolanus llevó sus dedos llenos de la corrida de ella a su boca, chupándolos para luego acercarse a ella y besarla con fuerza. Penelope correspondió al beso de la misma manera, agitada. Ella empezó a quitarle los botones de su camisa con las manos algo temblorosas sin dejar de besarlo, Coriolanus sabía que ahora Penelope quería complacerlo, por lo que sonrió en el beso.

Pero sin dejarla moverse mucho, la tomó de las caderas para cambiar su posición y recostarla con su espalda pegada a la cama. Abriéndose paso para poder colocarse entre las piernas de ella, y despojándola de sus prendas restantes. Él también se desnudó acercándose a ella para besarla nuevamente, sintiendo sus calientes manos pasar por su abdomen y bajar lentamente hasta su miembro.

Penelope lo envolvió con su mano, moviéndose de arriba a abajo y acariciando su punta con el pulgar, haciendo que a él se le escapara un jadeo. Coriolanus la tomó de las manos y las colocó a cada lado de la cabeza de ella. "¿Lista para correrte por segunda vez?" Habló sobre sus labios.

Sin dejarla responder, alineó su pene con la entrada de ella, y mirando a sus ojos la penetró con fuerza, entrando hasta el fondo sintiendo lo increíblemente caliente y apretada que era a su alrededor. Era una sensación increíble, de la que nunca creía que podría tener suficiente.

Empezó a embestirla con un ritmo rápido y persistente, sosteniéndola ahora de los muslos mientras estos le rodeaban la cadera. Penelope mordía su labio y suspiraba tratando de no gemir en voz alta. Pasando las manos por la espalda de él, aferrándose a sus músculos.

Coriolanus volvió a besarle el cuello lentamente, sabiendo que ese era su punto débil, sintiendo una de las manos de ella subir de su espalda para aferrarse ahora a sus despeinados rizos.

Le gustaba ver como sus pechos rebotaban con cada embestida, la forma en la que apretaba sus piernas alrededor de él, como si no quisiera que se le escapara, y la manera en la que se sentían sus uñas al clavarse en su espalda. Sin poder contenerse dejó un azote no muy fuerte en su muslo pues sabía que no podían hacer mucho ruido.

"Así, sigue. C-creo que estoy cerca." Jadeó ella después de unos minutos.

Coriolanus también se sentía bastante cerca del clímax, así que aumentó la velocidad de sus movimientos y llevó una mano para frotar con la zona más sensible de ella, ayudándola así a alcanzar su orgasmo.

"Mierda." Murmuró él al sentirla apretarse más contra su polla. Y en un par de estocadas más, Coriolanus había terminado, saliendo de su interior para esparcir su corrida por el abdomen de ella. Luego se dejó caer a su lado aún aturdido por el orgasmo, tratando de regular su respiración.

Y al pasar de unos minutos miró a su lado en busca de la mirada de Penelope, pero se encontró con la imagen de ella dormida plácidamente junto a él. No pudo evitar sonreír al observarla, y se dio cuenta de que en verdad quería intentar esto. Quería darle una oportunidad a esto que sentía por ella, porque nunca se sintió así por alguien antes. Pensó que tal vez Tigris tenía razón y debía dejar de pensar tanto en las consecuencias y enfocarse más en lo que sentía.

Estaba dispuesto a correr el riesgo, dejaría las cosas fluir con calma entre ellos, a ver a dónde la marea los llevaba. Podría terminar mal o podrían vencer juntos las dificultades. Solo el tiempo lo diría.


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Al fin Coryo dejó de ser estepede y admitió sus sentimientos.

Please déjenme saber que les parece la fic hasta ahora<3

Forbidden | Coriolanus Snow +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora