Thoughts

4.9K 478 102
                                    

Luego de leer la carta de admisión Coriolanus se sentó en el sofá con Penelope en su regazo, solo pasando el rato. Le gustaba verla de esa forma, tranquila y sonriente. Pocas veces dejaba ver ese lado de ella que no estaba a la defensiva, y él estaba deseando poder sacarlo a la luz más seguido.

Le había costado mucho reconocerlo por si mismo, pero Penelope le gustaba más de que quisiera admitir. Y descubrió que mientras más lo negaba su subconsciente más encontraba la manera de reflejarlo. Como hace dos días, cuando se le escaparon esas palabras al follarla.

Me gustas demasiado. Fue casi como si no hubiese podido creerlo hasta oír las palabras salir de su propia boca. Y por un segundo quizo culpar al momento, buscar una excusa del por qué diría algo así, pero ya le era absurdo seguir negándolo.

Mentiría si dijera que no estuvo pensando en eso por el último par de días, por más que tratara de evitarlo, sus pensamientos siempre volvían a ella. Y odiaba la situación, porque sabía que no podían estar juntos, odiaba que le gustara, odiaba lo injusto que era todo.

Y lo que más odiaba, era no poder odiarla.

Pero no valía la pena pensar en eso, no cuando la tenía en sus brazos en ese momento. Podía poner todos los no y los inconvenientes a un lado, todo podía esperar, porque ahora mismo estaban teniendo un momento juntos. Aunque habían un millón de razones por las cuales debían alejarse, ninguna le importaba lo suficiente. Ya no.

Incluso se había escabullido a robarle un par de rosas a su abuela, solo por ver la sonrisa de Penelope unos segundos. Estaba demasiado jodido.

Quería posponer el fin de esto lo más que pudiera, aún sabiendo que el día llegaría eventualmente. Y por eso no podía decirle a ella lo que sentía, porque no había una finalidad.

"Snow." La voz de Penelope lo sacó de sus pensamientos. "¿Cómo vamos a vernos ahora?" Preguntó, jugando con los rizos de él.

Él no tenía una solución a ese problema aún. Ya no había ninguna razón por la cual debían pasar tiempo juntos, así que sería complicado verse de ahora en adelante. Fue cierto lo que dijo antes, ella no iba a deshacerse de él tan fácilmente, pero aún necesita idear un plan.

"No lo sé todavía, pero algo se nos ocurrirá." Contestó enterrando el rostro en el cuello de ella, inhalando su dulce perfume.

Tampoco es como si pudieran verlos juntos en público, y reunirse en la mansión mientras alguien más estuviera ahí sería...

"¿Qué tal si vamos a tu casa?" Propuso ella interrumpiendo sus pensamientos.

Coriolanus sintió su cuerpo tensarse ante la idea. No le había contado a Penelope sobre su situación, porque sinceramente no le gustaba hablar al respecto con nadie. Se sentía humillado y lo menos que quería era provocar lástima en los demás. Además llevarla al viejo departamento no solo era vergonzoso sino que también implicaría que su abuela supiera que se estaba involucrando con una chica de los distritos, y no creía que se lo tomaría de la mejor manera.

"No creo que eso sea buena idea." Se limitó a responder, alzando el rostro.

Penelope lo miró con confusión. "¿Porqué no?"

Si, Coriolanus ¿porqué no? Piensa, piensa, piensa.

"Porque..." se quedó callado pensando unos segundos. "Mi abuela está un poco enferma, si, y no podemos recibir visitas." La abuelatriz sólo tenía algunos problemas de memoria, nada más, pero no se le pudo ocurrir más nada al momento.

"Lo lamento, no sabía que vivías con tu abuela, igual que yo." Respondió mirándolo. "Quizás pueda ayudar, cuidé mucho de mi abuela cuando ella enfermó."

Debía pensar mejor sus respuestas y aprender a mentir más.

"Gracias pero mi prima Tigris la está cuidando."

"Puedes contar conmigo si necesitan alguna ayuda." Coriolanus asintió. "Entonces vives con tu abuela y tu prima."

Coriolanus suspiró, dándose cuenta que había abierto las puertas a una conversación personal con su respuesta. Decidió dejarle saber un poco de su verdad, pero no demasiado. "Si, solo somos los tres. Mis padres fallecieron en la guerra." Confesó bajando la mirada de los ojos de ella.

Penelope lo rodeó con sus brazos atrayéndolo a su cuerpo, y dejo un suave beso en la cabeza de Coriolanus. "Lo siento mucho, no tenía idea."

Él respondió cortamente a su abrazo, separándose rápido ya que no quería extender esa conversación personal demasiado. No era un lado de si mismo que le gustaba dejar ver a los otros, y temía poder ahuyentarla si llegaba a conocer lo poco que él tenía en realidad. Al menos estaba a tiempo de proteger lo único que le quedaba, su nombre y su reputación.

Después de todo la apariencia era lo más importante, o eso le habían enseñado toda la vida.

"Si, fue hace mucho tiempo. Era muy pequeño, apenas puedo recordarlo." Mintió intentando restarle importancia al tema, porque lo recordaba bastante bien, más de lo que quisiera.

"Pero igual es difícil y..." Coriolanus la interrumpió.

"Es mejor si hablamos de otra cosa." Dijo para luego dejar un casto beso en sus labios. "Se supone que es un buen momento, aprobaste el examen." Dijo intentando desviar la conversación.

Penelope suspiró, aparentemente dándose cuenta de sus escasas ganas de hablar sobre su familia. "Si pero ahora debo ir a una escuela llena de niños ricos del Capitolio." Respondió haciendo una mueca de desagrado.

"No somos tan malos." Dijo, agradecido internamente por el cambio de tema.

"Si todos son como tú entonces mis días serán insufribles."

"Bien sabes que te gusto." Sonrió viendo como ella rápidamente se ponía nerviosa.

"¿Quién te mintió de esa manera?" Respondió con las mejillas enrojecidas.

Ella podía negarlo todo lo que quisiera, pero el brillo en sus ojos le decía otra cosa. Y él lo sabía, porque sus propios ojos brillaban de la misma forma al pensar en Penelope. Le gustaba, se gustaban, aunque las probabilidades de que funcionara estuvieran en contra de ellos.

.

Quick question, si hago una fic friends to lovers de Coryo la leerían?

Forbidden | Coriolanus Snow +18Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz