20

46 11 5
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Pero bueno! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Menudos jóvenes impuros y alejados de la mano de Jesucristo nuestro señor! ¡¿Cómo osáis compartir el lecho sin sellar vuestra unión previamente con el matrimonio?!

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Pero bueno! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Menudos jóvenes impuros y alejados de la mano de Jesucristo nuestro señor! ¡¿Cómo osáis compartir el lecho sin sellar vuestra unión previamente con el matrimonio?!

Los gritos, teñidos por un falso tono agudo de dramática aflicción, reverberan por el amplio salón y me sacan de mi plácido sueño de forma súbita. Lo primero que noto es frío en la piel descubierta de mi torso, lo cual enciende mis alarmas de inmediato: no puedo permitirme estar semidesnudo ahora que tengo tetas, y menos cuando hay alguien que no es Grace en la habitación. Por mucho que esté en su cuerpo, este no es mío y ver su desnudez sin permiso es una violación de su intimidad clarísima.

Mis manos vuelan hasta atrapar la manta que cubre la mitad inferior de mi cuerpo para tirar de ella hacia arriba, enfundándome con ella como un gusano de seda. Por si fuera poca protección, mis manos tapan mis tetas sobre la mullida manta. Es entonces cuando me preocupo en descubrir la identidad del intruso, que no es otro que Tyler, por supuesto.

—¡Ty, por Dios! Casi me matas del susto —bufo, siguiéndole con la mirada y sonrojándome al ver que él no aparta sus ojos de mí. ¿Es que no ve que es una falta de respeto quedarse mirando así el cuerpo de Grace? —. ¡Y deja de mirarme, que no llevo la camiseta puesta y no deberías ver el cuerpo de Grace así sin su consentimiento!

Tyler frena frente al sofá, que es donde me encuentro, y me mira como si fuese un niño pequeño con graves problemas intelectuales. Sus ojos recorren cada centímetro de mi anatomía y yo me tapo más, sonrojándome tanto que siento que mi rostro va a explotar en cualquier instante.

—Axel, jamás pensé que te diría esto, pero... no tienes tetas, tío. Siento pinchar tu burbuja, aunque no te preocupes. Siempre te puedes operar, ¿sabes? Dicen que el cirujano de las Kardashian hace unas tetas que te mueres.

Su broma, disfrazada con falsa seriedad, me hace mirar hacia abajo y darme cuenta de que, en efecto, no tengo tetas porque vuelvo a estar en mi cuerpo. Entonces recuerdo que hoy es miércoles, lo cual significa que comienza el breve respiro de todo este embrollo hasta el domingo siguiente. Como Grace siempre duerme con camiseta, incluso cuando está en mi cuerpo, probablemente me he desecho de ella mientras dormía una vez la magia me ha devuelto a mi ser.

¡Devuélveme mi cuerpo!Where stories live. Discover now