9. Comroms

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A la mierda la vida

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A la mierda la vida.

¡Así se habla, hermano! ¡Energía positiva!

Me había hartado de cagarla y toda la zanda de estupideces. ¿Querían que hiciera algo bien? Yo también. También deseaba que algo de lo que yo hiciera no se fuera a la mierda.

Había pasado una semana desde que Daliah me besó y discutí con mi hermana. Ambas me ignoraban, pero para la mala suerte de la primera nos tocaba compartir unas seis clases.

La estupidez de la situación me hizo querer cambiarla, y lo primero era hacer algo conmigo.

Lo único claro en ese momento era que quería que Daliah me perdonara por cómo reaccioné, pero para eso necesitaba aclarar otra cosa.

¿Qué sentía por ella?

Es obvio que es hermosa, y su personalidad no es lo de menos. Pero en términos sentimentales... No quería involucrarme. Estaba decidido a volver a mi ciudad natal en cuanto se acabara el semestre y enamorarme de alguien no era algo que quisiera. Pero pensando en el ahora, tal vez debía dejar de pensar a futuro.

Y siendo sinceros, no deseaba alejarme de ella.

¿Qué podía hacer?

Suicidarte.

¿Dónde vería algún consejo y sabría qué es lo más cliché que le puede gustar?

Comroms.

Ahí si quería pegarme un tiro.

Según Un Gran Amor debería coger una radio debajo de su ventana, aunque la imagen de Daliah como la chica más atractiva no estaba tan alejada de la realidad. Ahora, tampoco soy tan... ajá...

Tan puto.

... cómo para hacerlo como Loco Y Estúpido Amor, ni hijos ni esposa tengo. El Lado Bueno De Las cosas... No. Simplemente no.

Bien, las películas románticas no ayudan mucho cuando tienes una situación económica realista.

Por ello, después de pensarlo y no llegar a nada, me convencí de que dejaría que las cosas fueran como tuvieran que ser.

La primera clase de esa mañana era literatura, ella solía sentarse detrás de la mesa compartida de Zara y Tiffany con una chica que, en ocasiones, hablaba con las tres. Lo primero fue pedirle a la chica -llamada Michelle- que me dejara cambiarme de puesto con ella durante esa clase.

Sabía que ella solía llegar más temprano, a diferencia de mí, por lo que ya estaba en su puesto en el momento en el que me senté a su lado. Tiffany y Zara también se quedaron un poco sorprendidas al verme, por ello supuse que Daliah les había contado.

-Buenos días- saludé.

Daliah me miró desconcertada.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó.

Una Vez Más [Intentos]Where stories live. Discover now