Capítulo 2

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Camino al elevador con pies de plomo y Ashton pisándome los talones.

Mi cabello, a pesar de estar hecho jirones, brilla con la escasa luz del pasillo, mis mejillas son de un color escarlata muy llamativo y gracias a eso no se sabe dónde termina mi cabello pelirrojo y empieza mi cara colorada.

Me siento indignada, molesta y abochornada en escalas enormes. Juro que voy a matar a Garlo después de esto.

Presiono el botón del elevador con insistencia y este, como si previese con exactitud mi ira, no me hace esperar y se abre de inmediato.

Ashton no ha dicho ni una sola palabra. Le dije que enrollara su lengua hasta que llegáramos con el dueño del edificio.

Aun así sé lo mucho que quiere comentar y de soslayo veo la expresión de su rostro.

Nos adentramos en el elevador, cruzo mis brazos y hago como que no lo conozco.

Eso me ayuda a lidiar con mi situación interna.

-Estamos en clase de pintura ¿cierto? -lo miro por el rabillo de mi ojo, no voy a mirarlo directamente, hasta ahora fingir que no existe, está bien para mí ¡me vio desnuda! No pueden culparme por actuar así, por más lindo que esté el muchacho.

Porque sí, el muy imbécil está lindo, eso nadie se lo puede quitar, pero si nunca le hablé en dos años que llevamos de universidad ahora, que vio cómo vine al mundo y en toda mi gloria, bailando y cantando, menos.

Luego de resolver lo del departamento, porque estoy segura de que le dieron un departamento equivocado, además de las llaves, no voy ni a pensar en su nombre.


Cuando resolvamos todo esto voy a encerrarme y no volver a salir nunca.

"Tienes que ir a la universidad, tonta".


Ah, mierda, cierto.

Tal vez pueda cambiarme de país y podría utilizar otro nombre, cómo Marina o Chatania...

¡No! Basta, estoy exagerando y estoy siendo demasiado dramática. Con no volver a hablarle y fingir que se lo tragó la tierra, es suficiente.

La mejor manera de olvidar a una persona es fingir que murió.

Las puertas del ascensor se abren y salgo pitando. Me atrevería a decir que siento como humo sale de mis oídos.

Atravesamos el vestíbulo y doblamos una esquina, para tomar unas pequeñas escaleras que nos llevarán directamente a la oficina de Garlo, mi tío, el mayor de los hijos de mi abuela Mayu.


Y el mayor engendro que pudo parir satanás


-¡Garlo! -Abro la puerta de golpe y esta choca contra la pared con fuerza y como él estaba al teléfono, da un salto y el aparato sale volando.


Hace malabares en el aire con el teléfono unos segundos, hasta que finalmente lo atrapa y se abraza a él, mirándome confundido.

-Andy, nena, sabes que eres la favorita de mis sobrinas, pero no abuses.

-¡Le diste una llave que no era a otra persona! -Digo, fulminándolo con la mirada-. ¡OTRA VEZ! -Siento como si pudiese tirar mi cabello y gritar muy fuerte, esto me frustra.


La vergüenza me está comiendo desde dentro.


Estoy alterada, sí y dije que iba a matarlo, en ese momento me pareció una idea excelente, pero conforme la ira iba disminuyendo, dándole paso a la pena total, dije que lo mejor era resolver las cosas con diálogo...


¡Pero no puedo, me vieron desnuda!

-Le di la llave a... -Empieza confundido, estirando sus labios y haciendo muecas raras, intentando ubicarse.

Antes del Cielo [Wattys 2024]Where stories live. Discover now