Capítulo 78

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—Lo siento —es lo primero que digo cuando Adrián entra a la habitación—. Perdón por no haberte dicho nada —mi voz tiembla y siento un nudo en mi garganta.

—¿Por qué no lo hiciste? —Lo contemplo, está de pie a un lado de la puerta cerrada. Su cabello oscuro está desordenado y sus ojos llenos de lágrimas.

Cómo debí lastimarlo.

Él es mi mejor amigo.

Aún cuando él estuvo lejos tanto tiempo, sé que siempre lo tuve en mi corazón y que ocupa un lugar especial en mi vida, debí decirle, no debí mentir diciendo que estaba bien.

—Yo lo hubiese comprendido, ¿sabes? —Niega y se muerde el labio en un intento de no llorar. Es una manía de él.

Cuando peleaba con su padre también hacía eso.

—Tenía miedo —es la excusa mas estúpida a la que he recurrido en toda mi vida, pero es sincera.

Tenía y tengo miedo.

Y no de él, sino de mí. De mi situación. Que no sea lo que se espera.

Herir.

Aunque eso ya lo hice.

Lastimé a mi mejor amigo ocultándole algo tan delicado y me duele.

—¿Miedo de qué, Andy? —Pregunta y la primera lágrima cae. Quiero bajar de la camilla y abrazarlo, pero no puedo moverme.

—¿Tienes idea de cuantas veces me han repetido los ciclos, Adrián? —Digo, porque si ya lo sabe, entonces debe saber todo lo que abarca mi situación.

—Ah, que curioso —suelta una risa sardónica—. No, no lo sé porque nunca me lo dijiste, Andy, ¡no lo hiciste! ¡Joder! —Niega y se acerca al sillón junto a la ventana para tomar asiento.

Deja caer la cabeza en sus manos.

Tumo una inspiración profunda y me obligo a seguir.

—Supe que tenía Leucemia en enero —empiezo—. Me sentí terriblemente perdida. No te preparan en la universidad para que un día un doctor te diga que estás enfermo desde sabrá Dios cuando y que deben combatir tu tipo de enfermedad lo mas rápido posible. Te dan la charla sobre a lo que te vas a someter —una sonrisa cargada de amargura se apodera de mi rostro.

«Pero ¿sabes? Cuando te dicen que tienes cáncer, Adrián, no es como que el doctor te diga “tendrás gripe por dos semanas por haberte mojado demasiado en la lluvia ayer”. Pude haber pasado años con eso en mí y no notarlo, porque los síntomas no aparecen enseguida. A veces se sabe que tienes cáncer después de que has vivido años con él, —mis palabras saben a la sal de mis lágrimas—. Hasta que finalmente él decide que quiere que sepas que está ahí —un sollozo escapa.

Antes del Cielo [Wattys 2024]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن