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Diablos...

Pensó Itadori, un extraño escalofrío le había recorrido la espalda cuando sintió la respiración de sensei sobre su cuello. No es que sensei hubiera soplado deliberante, eso lo sabía, pero que fuera algo accidental era precisamente el problema. Itadori no era la clase de chico promiscuo, pero también era cierto que se trataba de un adolescentes, y los adolescentes por muy tranquilos que fueran tenían ciertas necesidades que venían acompañadas con su crecimiento y desarrollo sexual, que Yuuji no fuera un chico calentón yendo de flor en flor no quitaba que de vez en cuando necesitara darle atención en la entrepierna.

Todos tienen un detonante, todos tienen un interruptor que los hace reaccionar incluso si no se quiere, algo a lo que el cuerpo reacciona incluso si nuestra racionalidad se niega a aceptar. En el caso de Yuuji, ya sea para su buena o mala fortuna, aquel punto sensible capaz de activar sus hormonas era su cuello, justo ahí debajo de la nuca, esa zona le provocaba una cosquilleo que lo estremecía y le ponía inquieto, provocándole un descarga eléctrica que le recorría toda espalda. Sintió el calor característico de una respiración acariciándole la piel con sutileza, y vaya sorpresa, ni el mismo estaba enterado de que era algo sensible en esa zona, dado que seguía siendo un chico virgen ¿Qué probabilidades había de que alguien le hubiera soplado en la nuca alguna vez? Ninguna.

Y ahí estaba encongiendose sobre si mismo debido a la verguenza, su maestro estaba teniendo la amabilidad de ayudarlo y él de pronto salía con tales tonterías. Sensei va a burlarse de mi, pensó Itadori tratando se socegarse, preparándose mentalmente para oír una carcajada por parte de su profesor.

Pero la risa no vino y tampoco la burla.

Otra vez sintió ese calor en la piel de su cuello que le ponía los pelos de punta. Itadori esta vez se tensó tratado de no verse afectado, pero fue imposible. Esta vez Gojou lo había hecho a drede.

— No sabía que eras sensible en esta parte, Yuuji... —

La voz de sensei retumbó en su cabeza mientras que sentía en aliento pegado a la base del cuello, se oía un poco más grave de lo normal, vibrante, más suave y penetrante. Ese tono vivo y juguetón se había esfumado por uno que no podía describir, habia algo de picardía, pero no la de siempre, era, por que no decirlo, algo sugerente.

— Sensei...se siente extraño — Dijo Itadori con una voz mas fina de lo habitual, la cual se escuchó algo irregular.

El chico tembló ligeramente, maldición, su cuerpo estaba reaccionando a aquel estimulo, notó la ligera presión de su virilidad contra la ropa.

Hubo un silencio entre ambos, Yuuji se preguntaba si su maestro estaría molesto con él, por lo que giró suavemente hacia atrás para poder mirarlo, Gojou que le observaba fijamente y con intensidad, se sintió sobrecogido sin saber como interpretar lo que estaba sucediendo.

— Que suerte tengo, conozco un punto débil de Yuuji — Dijo Satoru, dedicándole una sutil sonrisa.

A Itadori le pareció extraño, su sensei tenía un aire atrayente difícil de explicar, como si tuviera algo que lo
jalaba hacia él.

—Me tomó por sorpresa... No es algo a lo que esté acostumbrado — Añadió Yuuji tratando de mantener la compostura.
—No te preocupes, todos tenemos un punto que nos hace sentir extraños, incluso yo tengo uno —

Itadori se relamío los labios sutilmente de manera inconsciente luego de oír que Gojou también tenía un detonante, tenía curiosidad, no podía negarlo, ni siquiera podía imaginar a su maestro en un aprieto tan vergonzoso como él que estaba teniendo, siempre se veía tan seguro de si mismo tan arrogante y egoísta, siempre siendo tan fuerte y genial...

— Deberías decírmelo, Sensei — Habló sin pensar, no podía creer lo que estaba diciéndole a Satoru — Usted sabe mi punto débil, yo debería saber el suyo también —

De alguna manera estaba sumergiéndose en el ambiente, dejándose llevar un poco por el ambiente entre ambos ¿Qué era esa extraña sensación entre ambos? ¿Qué era esa especie de confidencialidad? Itadori entendía perfectamente que esa interacción no era normal entre un profesor y un estudiante, pero por algún motivo no le importaba ni le desagradaba. Aún seguía algo cohibido por la media erección que tenía entre las piernas, pero no sé sentía incómodo.

—¿Por que quieres saberlo, Yuuji?— Gojou entrecerró los ojos, mostrándose suspicaz ante las palabras de su pupilo.
—Quien sabe, quizás lo use para burlarme de usted — Respondió Itadori.

La sonrisa de Gojou se amplió un poco más, alzó su diestra y acarició a conciencia el cuello de Itadori quien se mostró ligeramente inquietó ante sus acciones.

— Veamos... Yo diría diría en mi caso, mi punto débil está en que me susurren al oído— Dijo en tono pausado, siendo sutilmente sugerente y provocativo — Que me hablen bajito y suave hacen que me inquiete —

Gojou giró la vista, señalandole el costado de su cabeza, pero sin perder la conexión de su mirada en ningún momento, como si estuviera invitando a Yuuji, como si le dijera que podía hablarle al oído. Yuuji tragó en seco viendo el oído de su profesor, teniendo intenciones de ponerse de pie.

La puerta de la enfermería sonó.

— Itadori ¿Estas bien? — La voz de Fushiguro se escuchó al otro lado de la puerta, la cual fue abierta instantes después.

Gojou se levantó tan rápido rápido Itadori no lo notó, para cuando Megumi abrió la puerta de la enfermería estaba en el estante colocando todo en su lugar.

— Todo esta bien, no hay de que preocuparse — Respondió Yuuji dedicándole a Fushiguro una de sus tan acostumbradas sonrisas deslumbrantes.

¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Where stories live. Discover now