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Y ya era miércoles, el tan ansiado miércoles.

Itadori iba camino a la sala en dónde se supone debería reunirse con sensei, pero lo cierto es que no había vuelto a hablar con Gojou desde la llamada telefónica, aquella en la que le hizo creer a Gojou que se encontraba a la solas con Fushiguro. Lo siento Megumi, pensó Yuuji internamente, después de todo había usado el nombre de su amigo a su favor para presionar un poco a su maestro.

No había llamado ni escrito a Satoru y él tampoco lo había hecho, básicamente ambos habían estado ignorándose en lo que posterior a eso. De hecho, sensei había desaparecido de un momento a otro, tampoco se le vió en la escuela, tras preguntar sutilmente a otros maestros se enteró que Gojou había estado fuera el fin de semana haciendo una misión pero que estaría de vuelta para las clase de la semana siguiente. Demonios ¿Quizás la había cagado? Sensei había prometido llevarlo con él a la próxima misión fuera que tuvieran, pero era evidente que este no había cumplido ¿Se habrá sentido recha-zado? No, no podía imaginarse a Sensei siendo así de inmaduro ¿O quizás si? La sola idea le saco una sonrisa, quizás sensei estaba haciendo una rabieta silenciosa.

Pero Gojou estaba en la habitación, no lo vio cuando entró, no obstante su presencia inundaba el lugar.

—¿Sensei? —Preguntó avanzando un par pasos tras cerrar la puerta.

Tras unos instantes sintió unos brazos rodeando su cintura y pudo sintió el peso de una cabeza sobre su hombro izquierdo. Su corazón se aceleró al sentir el calor de aquel cuerpo pegándole a su espalda, siendo este también agradable ese era sensei indudablemente.

— Te tardaste Yuuji... — Dijo su profesor susurrando a su oido.

Itadori volteó mientras el abrazo se mantenía, el joven miró a su maestro que traía el cabello alborotado, su rostro descubierto y limpio, no llevaba lentes ni nada que cubriera su rostro, este se encontraba totalmente des-pejado, con un aire refrescante y atrayente. El chico se sonrojó ligeramente ante la imagen que tenía en frente, no haberlo visto en varios días había hecho que Itadori extrañara a su sensei, en verdad se alegraba de verlo.

— Creí que ibas dejarme otra vez — Prosiguió haciendo un puchero infantil pero adorable — Ya que al parecer no soy tu prioridad...—

Yuuji enarcó una ceja luego de oírlo, definitivamente su sensei no alguien maduro.

— Yo podría decir lo mismo, sensei. Prometiste llevarme contigo en tu siguiente misión y no lo hiciste, ni siquiera me dijiste que te irías — Replicó Yuuji con el entrecejo ligeramente arrugado, había extendido sus manos alrededor de su cuello abrazando a su maestro.
— Iba a decirte el día que te llamé, pero...  — Respondió Satoru, luego le dio una sutil mordida en la mejilla — Me hiciste a un lado incluso cuando yo te pedí vernos, luego no tuve tiempo y no nos topamos en la escuela-

Itadori hizo una mueca, tenía un punto, aún que de todas formas ¿No podría haberselo dicho con un mensaje o una llamada? No, el tampoco lo había contactado, no tenía caso replicar cuando tenía parte de la culpa.

— Pero no me olvidado de Sensei, estoy aquí después de todo — Yuuji sonrió mientras estrechaba el abrazo.

Ambos se miraron a los ojos, Yuuji y Satoru mantuvieron esa conexión por unos instante, el chico tragó saliva y sintió un agradable calor en todas las zonas que tenían contacto con el mayor. Quería besarlo, deseaba bersarlo, por lo que acercó su rostro al de su maestro lentamente, Satoru parecía hacer lo mismo, cuando sus labios parecía que se tocarían finalmente, Satoru desvió sus labios hacia su otra mejilla, dejando ahí un beso consistente que le hizo cerrar un ojo ¿Acaso sensei lo había hecho a propósito? ¿Había evitado besarlo? Desconcertado parpadeó un par de veces hasta que la distancia entre ellos se hizo más amplia y pudieron verse a la cara nuevamente. Yuuji no dijo nada al respecto, solo había una ligera expresión de insatisfacción en su rostro.

— ¿Que sucede Yuuji? — preguntó Satoru con aire sutilmente burlón. Si definitivamente fue aproposito.
— Pensé que ibas a besarme — Dijo sin más, contemplando directamente a su maestro.
— ¿Querías te besara?—
— Si — Asintió Yuuji sin ninguna vergüenza.

Satoru sonrió ampliamente y luego negó con la cabeza.

— Pensaba burlarme de ti, pero cuando lo dices tan honestamente definitivamente no puedo —

Satoru tomó la cara de Yuuji entre sus manos y lo besó, de forma un poco abrupta, pero cuidando de no ser busco con él. Itadori respondió inmediatamente, acercó su torso al de Satoru y sus manos volvieron a su cuello.

Las manos de Sensei dejaron el rostro del muchacho para desplazarse por su espalda, acariciarla y luego cerrarse en un abrazo en la zona lumbar ¿A quien querían engañar? Ambos se habían extrañado y se hizo notar con la unión de sus labios, sus bocas bailaban una sobre la otra mientras sus lenguas danzaban juntas, buscándose mutuamente.   Sensei...- Susurró Itadori casi en un ronroneo -

— Yuuji... —Respondió Gojou de manera vibrante.—

Los besos continuaron avivando la llama de ambos, Satoru no tardó en conducir a Yuuji hacia el sofá en dónde ambos se recostaron, quedando Yuuji con la espalda pegada a los cojines, sintiéndose un poco ansioso. No era estúpido ni tampoco ingenuo, sabía perfectamente la dirección que estaban tomando las acciones de ambos. Podía ver el deseo en la mirada de Satoru cómo sus ojos vibraban de ansias y ganas de consumar la intimidad entre ambos.

Las manos de Satoru eran rápidas, estás se deslizaron sin demora bajo la ropa de Yuuji, acariciando la piel de sus costados llegando al borde del pantalón. Yuuji se sintió inquieto, pero no para mal, más bien sentía algo de anticipación al respecto, casi podía sentir su ropa siendo bajada aún cuando no había sucedido.

— Yuuji...¿Puedo ir más lejos?... —

Itadori contuvo la respiración, era como estar viviendo un sueño. Acercó sus labios a los de su maestro y lo besó con impetu.

— Está bien... Está bien que sensei lo haga —

Satoru sintió que algo se encendia en él, la imagen de Yuuji siendo vulnerable y dándole permiso para proceder había sido mucho más estimulante de lo que imaginó, sintiendo su entrepierna despierta inmediatamente solo con eso.
Mierda, quería comérselo en ese mismo instante.

Fue entonces que le dedicó una sonrisa entre besos, pero en seguida tomó distancia para quitarse de encima, Yuuji no entendió que sucedía hasta que que vio a Satoru regresar en breve con una caja negra entre las manos, la cual dejó sobre la mesa de centro que estaba junto al sillón. Entonces vio a su maestro quitarse la chamarra primero, luego cruzo sus brazos hacia abajo para quitarse la camiseta y retirarla, dejando su torso desnudo y a la vista, su abdomen y pectorales perfectamente trabajados se mostraron en toda su belleza y esplendor. Itadori sintió algo en el pecho, tal visión atractiva y completamente presumida hizo que sus hormonas adolecente presionarán la alerta de deseo, no podía creer que él se todas las personas existentes estuviera viendo tal maravilla hecha carne.

— Deberías ver tu cara ahora mismo, Yuuji—
— Es culpa de sensei por ser tan genial—
— Pero Yuuji no se queda atrás... —

La diestra de Gojou se dirigió al abdomen del chico deslizando la ropa de Itadori hacia arriba con la palma de la mano, desvelando el cuerpo adolescente del chico.
La vista de Satoru recorrió su vientre y abdomen, pasando con la llema de los dedos sobre la piel, sintiendo como los surcos de sus musculos joven ya se acentuaban.

— Yuuji también se está haciendo fuerte, tu cuerpo ya se ve como el de un hombre — Dijo acariciando sus abdominales — ¿Lo vez? Yuuji también se está volviendo
genial—

El torso de Yuuji ya se vía tonificado, no tan marcado y pronunciado cómo el de su maestro pero ya estaba fibroso y firme, delicioso a la vista. El peliblanco se inclinó hacia el chico acercando su boca al abdomen de éste quien se tenso ligeramente al sentir el aliento de junto a su piel. En seguida tomó distancia para quitarse la chamarra primero, luego cruzo sus brazos hacia abajo para quitarse la camiseta y retirarla, dejando su torso desnudo y a la vista, su abdomen y pectorales perfectamente trabajados se mostraron en toda su belleza y esplendor. Itadori sintió algo en el pecho, tal visión atractiva y completamente presumida hizo que sus hormonas adolescente presionarán la alerta de deseo, no podía creer que él se todas las personas existentes estuviera viendo tal maravilla hecha carne.

Era real, estaba a punto de entregarle su cuerpo a Satoru Gojou.

¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Where stories live. Discover now