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Itadori soltó un quejido al sentir su espalda contra los cojines del sofá, el movimiento había sido tan rápido que ni siquiera pudo hacer algo para evitarlo, de pronto sintió el peso de Gojou sobre él, luego su rostro acercándose peligrosamente al suyo y finalmente un beso que lo hizo contener la respiración. Las manos de Itadori temblaron debido al nerviosismo, sintió como su propio corazón galopaba alocado, de pronto sus mejillas ardían como nunca sintiéndose algo cohibido ante tal desplante por parte de su maestro.

Sería una mentira decir que no había fantaseado con un beso, también sería hipócrita de su parte fingir inocencia cuando era responsable de las provocaciones a Satoru, es solo que sucedió tan abruptamente que no supo cómo reaccionar una vez que sucedió. Finalmente cedió, alzó nos brazos para rodear a su maestro por el cuello y cerrar la distancia al máximo entre ambos, entregándose por completo a aquel sentimiento desbordante que brotaba de su pecho. Si, estaba besando al hombre en el que siempre pensaba y que últimamente le quitaba el sueño.
El beso fue cadencioso, logró sentir la posesividad y la intensidad por parte de Gojou, los labios del peliblanco eran demandantes, se movían con fluidez demostrando su basta experiencia en asuntos íntimos, todo lo contrario a su persona, que le estaba entregando su preciado primer beso. El tacto de sus bocas no fue suficiente, pronto la piel de sus labios fue tocada por la lengua de su maestro, la cual no tardó acariciar sus belfos, para luego colarse hacía el interior de las fauces de Yuuji, quien intentaba seguirle el ritmo con algo de dulce torpeza. El muchacho se sintió ansioso, la forma en la que estaba siendo besado era comprado con una escena de película, en dónde los besos se mostraban deliciosos, apasionados, precalentando motores para la posterior intimidad. Si, así se sentían los besos que estaba recibiendo.
Pero entonces Gojou de detuvo para mirar a su estudiante, se relamió los labios con aires de victoria viendo, la expresión avergonzada de Itadori, sabiendo que el chico sin duda alguna estaba atrapado entre sus redes.

—¿Es tu primer beso, Yuuji?— Preguntó Gojou muy bajo, casi en un susurro.

El chico solo asintió mientras intentaba retomar la compostura, siendo en vano pues el peliblanco no tardó en darle un segundo beso que le quitó el aliento. Su respiración se agitó y con ello también subió el calor de su cuerpo.

Gojou por otro lado había sucumbido al diablillo interno que le susurraba constantemente que rompiera el hielo con Yuuji. Que adorable, encantador y candente era  ese chiquillo que tenía bajo su merced. Notar su inexperiencia hacía la situación todavía más excitante, estaba corrompiendo a un chico virgen, dándole sus primeras experiencias. Cuando lo besó por segunda vez se recargo sobre él, atrapando su labios carnosos entre sus dientes y jalando de estos, ejerciendo la presión justa para que doliera, pero tampoco al punto de hacerlo insoportable. Su lengua intrépida volvió a adentrarse en la boca del menor que, para su sorpresa, resondió de la misma manera, ahora ambas se entrelazaban y se acariciaban haciendo aquel beso aún más placentero. Gojou decidió guiarlo, haciendo movimientos ondulantes que Yuuji fácilmente pudo replicar, comenzando a coordinarse sin problemas.

—S-sensei... — Dijo Yuuji, con vos languida, pareciendo más un gemido que un llamado — Espere... U-un momento~ —

Pero Gojou no le dió tiempo, lo cayó con su boca antes de que el chico dijera algo más.

No podía, definitivamente las sensaciones en su cuerpo se desbordaban, el calor subía más de lo que podía controlar y un cosquilleo en su entrepierna le avisaba que la exitacion estaba llegando sin que lo pudiera evitar. Se sintió como un estúpido mocoso precoz que se exitaba con tan solo el tacto de unos labios.

Pese a haber cruzado la línea, estaba esforzándose por contener sus impulsos. Un paso en falso podía arruinarlo todo, la distancia entre él y Yuuji se estaba acortando, pero también podía ampliarse si no era prudente, lo sabía por experiencia, que ir muy lento podía ser muy aburrido, pero ir demasiado rápido era sinónimo de desesperación. Bueno, si estaba algo desesperado, la verdad es que quería follar con el muchacho, era eso, quitarse la calentura y volver realidad esos sueños húmedos. No era tan estúpido como hacerlo tan rápido, Yuuji apenas había dejado de ser un niño, su experiencia en el sexo era nula, por lo que precipitarse sería contraproducente.

Pero mierda... Que deliciosa era su boca.

Por ahora todo lo que debía hacer era cultivar la semilla de la lujuria que acababa de plantar con esos besos.

Gojou se detuvo por fin dejando al pelirrosa suspirar, le miró por unos instantes quedando cautivado por ese rostro acalorado, medio ido y embobado, como si le hubiera drogado.

— ¿Cómo te sientes? — Pregunto con picardía, pero también con algo de gentileza — Las habilidades de un adulto son asombrosas ¿No crees? —
— Lo son...— Respondió Itadori recobrando el aliento, notandose aún algo deseosos, por lo que inevitablemente dirigió su vista a los labios de su maestro —

Gojou volvió a besarlo al notar su mirada, pero está vez le dió un beso casto y breve.

— Creo que deberías ir a tratar eso — Gojou apunto con la vista a la entre pierna de Itadori, quien solo desvió la mirada.
— Es culpa de sensei que este así ¿No te harás cargo?— Respondió el chico.

Satoru parpadeó un par de veces asimilando lo que acababa de oír, Yuuji otra vez esta a provocandolo. Entonces sonrió y estrechó sus párpados, mirando a Yuuji con evidente malicia.

— No, Yuuji, todavía no. Pero si eres un buen chico quizás lo haga~ —
— Eso no es justo, sensei — Se quejó Itadori aún algo ido, pero eso no evitó que se incorporara.
Gojou se hizo a un lado, dejando paso libre a su estudiante que no tardó en ponerse de pie, su rostro ya no se veía acalorado, pero sus mejillas aún mantenían ese tono carmín.

— Entonces me iré, solo vine por unos mangas que le prometí a Fushiguro—
— Está bien, ve con cuidado Yuuji —

Y así como si nada pasara, Yuuji tomó sus pertenencias y las introdujo en el bolso dispuesto a retirarse, Satoru no perdía de vista ningún movimiento chico, incluso lo acompañó a la puerta.

— Puedes encontrarme aquí cada miércoles a esta misma hora, Yuuji — Dijo Gojou acercandose por atrás, susurrándole al oído.

Itadori permaneció quieto por unos instantes, pero en seguida volteo mirando a su maestro directamente, se acercó un paso y se apoyó en la punta de sus pies para elevarse unos centímetros.

— De acuerdo, será mejor que la próxima vez se haga responsable—

¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora