- 16 -

777 99 25
                                    


¿Qué debía hacer? Las cosas estaban tomando una dirección bastante clara, pero al mismo tiempo peligrosa...
Tras haberse corrido en la boca de su maestro, Yuuji tuvo un momento de lucidez pese al calor y a la lujuria del momento, él tenía 15 años, Satoru 28, quien viera lo ocurrido desde fuera diría sin duda que estaba mal, que una relación Profesor y estudiante era algo completamente inmoral e incluso condenable por ley.
Eso por un lado, pero por otro, recordó las palabras de Megumi que había oído no hace mucho tiempo: Que a Satoru le gustaba tontear y que no era serio con nadie cuando de romance se trataba.

Si, probablemente con él tampoco era serio.

Lo sabía, su parte racional era consciente de tal cosa, no obstante, la contracción de su pecho ante tal idea dolió de todos modos. Que curioso, al principio, cuando recién había asimilado sus sentimientos por su maestro parecía no importarle, quizás por qué no pensó que podría estar en el radar de Gojou, quizás por qué no había probado el sabor de sus labios, ni el calor de su tacto. También debía ser honesto al admitir que fue codicioso y casi sin darse cuenta también contribuyó a qué algunas situaciones para que las cosas sucedieran al dejarse llevar por el vigor de la juventud y de sus sentimientos.

¿Que vendría después del sexo?
La posibilidad de ser desechado era una realidad, quizás el interés de Satoru acababa cuando su capricho del momento se viera satisfecho...

—¿Qué soy para usted, Sensei? —

Satoru se relamió los labios, observó a Yuuji con una ligera confusión ante su pregunta.

— ¿Por qué preguntas algo tan serio en un momento cómo este? — Respondió alzándose hasta su rostro, dispuesto a dale un beso en la boca.

Pero Yuuji desvío la mirada hacia la derecha con sutileza, evitando el contacto de los labios contrarios.

— Estoy apunto de darle mi primera vez ¿No cree que al menos debería concederme una respuesta? Ah, pero sin mentiras, por su puesto. Si soy solo un capricho me gustaría saberlo—

Yuuji clavó su vista en el peliblanco quien parpadeó un par de veces como si estuviera procesando lo que estaba ocurriendo ¿Qué debía responder? Era lujuria, si ¿Había algo más? De todas maneras solo un tonto sería capaz de decir algo así, en la gran mayoría de los casos responder honestamente significa arruinar el momento y eso se traducía en no tener sexo.

— Sensei, voy a darle mi primera vez de todos modos, así que respondame... A mí Sensei me gusta seriamente, pero también se que estamos hablando de usted, no soy tan engreído como para creer que un mocoso de 15 años a capturado el corazón del hombre más fuerte...— Añadió Yuuji con su serenidad y acostumbrada frescura, incluso le dedicó un pequeña, pero triste sonrisa que ablandó su expresión.

Espera, espera, espera... Yuuji acaba de admitir que tenía sentimientos por él, también dijo que le daría su cuerpo de todos modos ¿Conveniente, no? ¿Entonces por qué dudaba? No era la primera vez que alguien le preguntaba lo mismo, y en efecto a veces mentía inescrupulo-samente, pero otras, en cambio, era sincero al admitir que solo era cosa de una sola vez. Permaneció en silencio con los labios entre abiertos, sin saber exactamente qué responder al respecto, de alguna manera se sentía mal decir que si, que solo quería algo netamente pasional.

—Te gusta complicar las cosas en momentos inoportu-nos, Yuuji — Dijo intentando parecer relajado, como si estuviera bromeando, intentando desviar el tema.
—Lo sé, pero quiero saberlo, no quiero ilusionarme después de todo. Si solo le gustó sexualmente podemos divertirnos cuanto guste, pero sabré que no debo esperar nada más, ni tampoco exigir nada —

Las palabras de Yuuji dolían, dolían como puñaladas en el pecho. De pronto la sensación de ser un adulto horrible lo abordó, sintiendo vergüenza de si mismo por primera vez en mucho tiempo, sentimiento que había olvidó por completo.

— Al parecer... tienes muy claro la clase de adulto que soy...— añadió aumentando la distancia entre ambos — Pero no deberías decir que estás dispuesto a entregarle tu primera vez a un tipo como yo.. Se siente verdaderamente mal, como si fuera un fuera un villano que quiere lastimarte.

Tomó asiento en el borde del sillón, dirigió la vista hacia la caja que había traído con anterioridad, la cual claramente tendría que llevarse sin usar. Sonrió nerviosamente, una sonrisa algo forzada pero que se desvaneció lentamente mientras giraba la mirada hacia nerviosamente, una sonrisa algo forzada pero que se desvaneció lentamente mientras giraba la mirada hacia Yuuji, quien no le observaba con molestia, ni con ira, ni odio, más bien era una expresión que parecía decirle que no pasaba nada, que todo estaba bien, pero que al mismo tiempo expresaba tristeza en el brillo de sus ojos .

— Lo siento...— Añadió Gojou llevándose ambas manos a la cara.

Itadori lo entendió de inmediato, por lo que se incorporó para tomar asiento junto a su maestro, en silencio, sin decir nada por unos segundo.

— Arruiné el momento, lo siento... quizás, debí esperar para preguntarselo — Dijo Itadori con tono bajo, decaído.

Se colocó de pie mientras acomodaba sus ropas en su lugar nuevamente, el silencio que reinó entre ambos era incómodo y penetrante.

— Creo que mejor me iré — Añadió tomando distancia, dirigiéndose hacia la puerta, se detuvo antes de abrirla para voltear a ver a su maestro que se mantenía cabizbajo sin mirarlo — Lo siento sensei... —

Dicho esto se retiró.

La ciudad era bulliciosa pero animada, el sonido de unos músicos callejeros podía oírse a lo lejos, la risas de unos estudiantes secundarias irrumpía abruptamente en ocasiones, el sonido de los autos y de la gente a su alrededor daba orquestación a la marcha lenta de Yuuji por la calle. Caminó y caminó durante una media hora sin un rumbo determinado, solo mirando al asfalto en diagonal con las manos en los bolsillos, si hubiera estado de humor hubiera salvado alguna canción popular de moda.

Llevaba un rato así, en blanco, hasta que de pronto se vio a la ladera un canal en el que se detuvo y por fin levantó la vista, el atardecer era hermoso con los colores rojizos y anaranjados que tenían el horizonte, era extrañamente cálido y ayudaba a confortar su corazón. Fue en ese momento en que sintió un nudo en la garganta, uno que trató de contener sin éxito. Las lágrimas aflojaron y sus ojos se enrojecieron, dejándolas caer por sus mejillas en tanto su mentón temblaba. Se sentía estúpido ¿Dónde había ido su determinación respecto a Gojou? ¿Y a quien diablos quería engañar con que no importaba si solo era algo carnal? ¡Por su puesto que le gustaba su maestro y por su puesto que en en fondo deseaba que fuera mutuo!
Tenía la esperanza de no fuera así, que no fuera una más a las lista de conquistas de su maestro. También se sintió estúpido por haber caminado durante treinta minutos con la absurda fantasía de oír su nombre a sus espaldas, voltear y que Gojou estuvieras tras él, buscándole para pedirle que regrese. No, eso no ocurrió, y no ocurriría.

Dolia, estar enamorado dolía más de lo que nunca había imaginado.

—¿ Yuuji? —

El chico volteó sintiendo un micro infarto por un segundo, no era Gojou, por su puesto que no. Se trataba de Megumi, quien se mostró inmediatamente preocupado y se acercó sin dudarlo. El llanto del pelirosa se hizo más intenso, acercándose sin dudarlo a su amigo, siendo recibido por un abrazo de consuelo en el que se sumergió, ocultando su rostro en el cuello de Megumi...

¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Where stories live. Discover now