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Yuuji abrió los ojos e inmediatamente sintió un calor que no le pertenecía, se trataba de la piel desnuda y cálida de alguien a su espalda, volteó por sobre su hombro para ver a Megumi aún en manos de Morfeo. Ahí descubrió que el pelinegro dormía con el entrecejo ligeramente fruncido y que las pestañas superiores era más largas de lo esperado para un chico. Volvió a su posición inicial, quedándose quieto, no quería despertar a Megumi. En el silencio de la habitación, y al ser conciente de su compañero, su rostro enrojeció al recordar lo ocurrido durante la noche. Megumi, tras haber declarado que debía llegar más lejos que su maestro, comenzó la exhaustiva tarea de recorrer su cuerpo con sus manos, pero también con sus labios.

Su boca había dejado una marca en el cuello, en un acto posesivo que tomó a Itadori por sorpresa en tanto sus manos subían su remera, despejando los pectorales del chico.

— Creo que deberías morderla— Dijo Megumi, llevando el borde inferior de la remera a la boca de Yuuji — No querrás que nos escuchen...—

Itadori hizo caso obedientemente, de esa manera, la prenda no estorbaría y a la vez cumplía el papel de silenciador, al principio el pelirosa no lo consideraba necesario, pero luego entendió que su voz no sería fácil de contener, no cuando sintió la boca de Megumi apoderarse de su botón izquierdo, la sensación era completamente nueva, pues no había tenido demasiada oportunidad de explorarse a si mismo más allá de una sensilla masturbación. No solo su pezón fue atendido, también lo fue su entrepierna, Fushiguro dejó de acariciar sobre la tela de su short para deslizar su diestra por debajo, tocando directamente su miembro ya erecto. Apretó la tela de la remera con los dientes con fuerza al tiempo que su espalda se arqueaba, en ese momento el pelinegro alternó al otro de sus pezones, dandole atención. Mierda, ser estimulado por ambos lugares lo hicieron sentir extraño, pero exitado sorprendiéndose de si mismo. La respiración contraria sobre su piel y el tacto de su lengua masajeando su pecho era extrañamente placentera, y cuando succionaba generaba un ligero dolor que se sentía muy bien. Cuando lo soltaba, el alivio solo lo hacía mejor. No podía dejar de mirar desde su lugar, de alguna manera verlo aumentaba el morbo de la situación. Fushiguro levantó la vista e hicieron contacto visual por un segundo.

— No me mires demasiado, es vergonzoso— Dijo Megumi, mostrándose claramente cohibido.

Esa actitud era linda, demostrando que al igual que él, no debía tener mucha experiencia en el tema. Seguramente Gojou-sensei hubiera reído con aires de victoria mientras ponía enfasis en la tarea, con una expresión maliciosa. Tal pensamiento hizo que Yuuji se tensara y que su virilidad se endureciera un poco más. Demonios... Lo que me menos debía hacer era fantasear con sensei, debía enfocarse en Megumi. Tampoco fue difícil apartar esos pensamientos dado que, la presión en su miembro se centro en la punta, provocándole un delicioso espasmo, apretó sus ojos con fuerza al la vez que gemía de gusto.
Soltó la tela de la remera, necesitaba respirar y tragar saliva, apoyó la nuca en la cama mirando el techo permitiéndole a su cuerpo siemplemente disfrutar de las atenciones a sus zonas erógenas.
De un instante a otro sintió que sus botones rosa pastel eran dejados de lado, los labios de Megumi tomaron distancia, el chico gateó hacia atrás para tomar una nueva ubicación, Yuuji en seguida entendió que el nuevo foco de atención sería otro. Los belfos contrarios se posaron en la cabeza de su virilidad, dándole un beso con una posterior lamida.

— Es mi primera vez haciendo esto, así que lamento si no lo hago bien— Aclaró Megumi.

Su lengua humedeció todo su largo,  cubriendo de viscosa y brillante saliba su pene, luego abrió sus fauces para meterlo hasta donde pudo, sin lograr meterlo hasta la garganta.

— Despacio... Megumi...— Pidió Yuuji llegando sus manos al cabello del otro, tensando las caderas ante el calor y la expectación.

Los recuerdos de la felación hecha por su maestro acecharon otra vez, recordando lo vertiginoso e intenso que se había sentido, como si le estuviese comiendo vivo.

Megumi por otro lado se esforzaba en ser cuidadoso y gentil, Yuuji había pedido despacio, por lo tanto el sube y baja tuvo un ritmo pausado y cadencioso, el ritmo de su felación no tardó en coordinarse con la respiración agitada de Yuuji, quien a momentos daba jalones en su cabello. No estaba acostumbrado a ello, el esfuerzo de mantener la boca abierta hacia que la quijada le doliera un poco, pero no importaba, debía soportarlo por el bien de Itadori y por qué una parte de él quería competir con Gojou, definitivamente haría que Yuuji se corriera en su boca.

— Más profundo...—

El pelirrosa exigía al tiempo que sus caderas se empujaban un poco hacia arriba, pero de alguna manera no era suficiente, cuando Gojou-sensei le había comido la entrepierna fue diferente, más intenso ¿Se debía a algo en particular? Itadori no estaba seguro, todo lo que podía pensar era en el énfasis y la energía que su maestro había puesto ¿Cómo lo hizo?

— Más... Constante, lento pero... Intenso —

Megumi no logró entender del todo a qué se refería, aún así siguió su intuición, mantuvo un ritmo constante, pero el sube y baja de su boca intento que fuera consistente, queninguna parte de su piel quedará sin envolver. La reacción de Yuuji fue inmediata, los gemidos se hicieron más altos.

Sin duda había sido mejor, pero no era igual, se sintió muy bien, algo seguía inquietando a Yuuji, lo cual comenzaba a preocuparlo dado que el tiempo comenzaba a transcurrir, manteniéndose erecto, pero el estímulo no era suficiente como para lograr una corrida. Ni Yuuji ni Megumi llevaban el conteo del tiempo, pero ambos comenzaban a darse cuenta de que no estaba siendo tan fácil como parecía. Yuuji comenzaba a sentirse culpable, no podía evitar pensar y recordar la mamada de su maestro, la cual había sido increíble, había querido replicar esa sensación, pero por mucho que el pelinegro se esforzara las cosas no progresaban, incluso podía notar el esfuerzo de Megumi y la incomodidad que comenzaba a sentir. Sin duda se consideraba un desgraciado, estando con Megumi, su actual novio, no podía evitar pensar en Gojou Satoru y en qué le gustaría volver a experimentar con él.
Inevitablemente tras varios minutos de intentos infructuosos, la rigidez de la hombría de Itadori decayó.

— Megumi...— Susurró Yuuji — No tienes que forzarte...

El chico hizo una pausa y se detuvo, alzó la vista y contempló a Itadori.

— Lamento no ser bueno en esto... —
—No es tu culpa...—

Se besaron de manera afectuosa y se abrazaron, se mantuvieron en silencio por un largo instante sin saber que decirse el uno al otro.

— ¿Quieres que nos detengamos? — Preguntó Megumi al fin
—  Creo que sería lo mejor...— Respondió el pelirosa.

Fushiguro guardo silencio con algo de impotencia, se suponía que fue diferente, pero también entendía que forzar las cosas no llevaría a nada bueno, ya tendrían más oportunidades para incursionar juntos en el sexo.
Y ahí estaban ahora, amaneciendo en el cuarto de Itadori luego de haberse dormido acurrucados.

Itadori sintió su móvil, el aviso una notificación le hizo tomar el celular para ver qué tenía un correo electrónico, el cual daba las asignaciones de las siguientes misiones. Contuvo la respiración por un momento y miró a Fushiguro de reojo por unos intenstantes para asegurarse de que siguiera dormido, aún que no sabía por qué lo hacía, después de todo la tabla de adognaciones era visible para todos, tanto maestros como estudiantes, por lo que se daría cuenta tarde o temprano.

Gojou Satoru e Itadori Yuuji tenían una misión en otra prefectura durante cuatro días a partir de la próxima semana.

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⏰ Última actualización: Mar 15 ⏰

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¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora