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Gojou sintió que algo lo sacó de su letargo, su encuentro con Morfeo fue interrumpido al sentir algo cálido y suave sobre sus labios por un instante ¿Un beso? No estaba seguro, el tacto había sido breve y efímero, casi irreal. Él por su parte se encontraba demasiado somnoliento y su sistema se resistía rotundamente a despertar. Para cuando pudo parpadear y abrir los ojos solo vio la espalda de Itadori algo encorvada, el muchacho se encontraba sentado sobre la alfombra urgueteando en los cajones del mueble bajo el televisor ¿Que hacía Yuuji ahí? Ah, cierto, el chico de seguro aún conservaba la llave de habitación que parecía más bien un búnker en dónde había estado entrenando mientras veían películas.

El pelirrosa volteó al sentir movimiento a sus espaldas, inmediatamente le dirigió una sonrisa a su maestro que le miraba con algo de extrañeza.

—Ah, perdón Sensei ¿Te desperté? - Yuuji dejó lo que estaba haciendo, quedándose quieto
—No te preocupes, ni siquiera te sentí- Respondió el peliblanco llevando los falanges de su diestra hacía sus labios, aún podía sentir aquel breve toque - Yuuji tú... - ¿Me besaste? Pensó en preguntar, pero luego se arrepintió-...no olvídalo-

No quiso asumir nada, después de todo podría perfectamente haberlo soñado o imaginado, Tal cosa ya era normal, sus fantasías parecían cada vez más irreales, no creía que Yuuji fuera tan osado como hacer algo así por su cuenta y sin provocación. El chico por otra parte dejó unos libros y unos mangas a un lado, despejando el camino para gatear hasta el borde el sillón, Gojou aún se encontraba recostado a lo largo con algo de pereza y con muy pocas ganas de querer moverse, esta vez llevaba los anteojos negros redondos, aún que estos no duraron demasiado en su cara, pues Itadori sin previo aviso se los quitó dejando al descubierto los ojos rojizos de su maestro debido a la somnolencia.

— Lo sabía, la cara se sensei es linda cuando tiene sueño— Comentó el chico mientras le miraba con una sutil sonrisa — Pero no deberías dormir con ellos puestos, podrías romperlos —

Gojou parpadeó un par de veces antes de responder la sonrisa, entonces recordó que Yuuji ya había hecho algo similar la vez anterior cuando hacían entrenamiento personalizado, ahí estaba como siempre diciendo cosas vergonzosas sin sentir un poco de vergüenza.

— ¿No es peligroso que duermas así nada más? Ni siquiera te percataste cuando entré, sensei — Yuuji había apoyado los antebrazos en el sillón, a su vez afirmó su barbilla abre estás — Si hubiera tenido malas intenciones estarías en problemas, estabas completamente indefenso—
— No pasa nada, es por qué se trata de Yuuji que está bien, nadie más que nosotros conoce este lugar — El peliblanco extendió su mano y acarició el cabello de Itadori y lo revolvió — .lAdemás recuerda que soy el más fuerte de todos~ Nada podría ocurrirme sin que lo notará —
— Mmm, no sé si estaría tan seguro de eso — Yuuji sonrió, pero esta vez había cierto aire travieso en él, como si estuviera ocultando algo.

Gojou miró a Yuuji fijamente, sus párpados aletearon rápidamente procesando lo dicho ¿Acaso Yuuji...?

— Esa cara me dice que hiciste algo travieso... Gojou entornó los ojos, mirando a Itadori con intriga -
— Es que Gojou-sensei estaba ahí durmiendo tan tranquilo que no pude evitarlo... Lucía algo avergonzado, pero nunca tímido.
— ¿Y que fue lo que hiciste, Yuuji? —

Gojou tomó el mentón de Itadori y jaló de este sutilmente, no era un tonto ni mucho menos inocente para no entender que había sucedido, al parecer no había sido una fantasía, no fue un sueño.

— ¿Para que quieres saberlo? ¿Que haras cuando lo sepas, sensei? —
— Depende, quizás requieras un castigo—

Diablos, otra vez ese ambiente sugerente, esa complicidad y esa atracción inconsciente entre ellos.

Itadori se había recargado hacia adelante, acortando un poco la distancia entre ellos, estando casi apoyado sobre el pecho de su maestro.

— ¿Que clase de castigo, sensei? — La voz de Yuuji sonó un poco más grave de lo usual, más íntima, una indirecta a invitación a la cercanía.

Gojou no pudo evitar relamerse los labios, siendo arrastrado completamente por las circunstancias, olvidando completamente la culpa que había sentido días atrás. Estúpido mocoso, lo hacía sentir como una escoria y ahora lo provocaba, de ser un hombre íntegro, nada de eso estaría sucediendo. El peliblanco deslizó la mano que sujetaba el mentón del chico hacia atrás, rodeando su cuello hasta que sus largos dedos llegaron la zona posterior de su cabeza, ahí justo debajo de la nuca, las yemas de sus dígitos acariciaron suavemente dicha zona, recordando que Yuuji era especialmente sensible en aquel lugar. La reacción fue inmediata, el chico se mostró algo inquieto y en sus mejillas surgió un tono rojizo encantador.

— No es justo, Sensei — Reclamó Itadori haciendo un puchero — Yo no tuve oportunidad de poner a prueba tu punto débil—

Y en un acto audaz, Itadori se apoyo en el sillón para alzarse solo lo sufriente para cansar el costado del su rostro, sus labios se acercaron al oído de su profesor, pero sin llegar a tocarlos, pero quedando tan solo a un centímetro de distancia.

— Era esto ¿Verdad? — Susurró Itadori —dijiste que tú oído era tu punto debil —

La voz de Itadori junto con su cálido aliento sobre la piel de su oído hizo que Gojou cerrara los ojos y contuviera la respiración por unos instantes, mierda, mierda, mierda, aquello había escalado muy rápido.

— En verdad eres un niño travieso, Yuuji — Dijo Gojou, sosteniéndole de la nuca aún, aprovechando que Yuuji estaba situado a sus costado, el también podía hablarle al oído — Yuuji, me besaste mientras estaba dormido ¿No es así? Esa fue tu travesura...—

Yuuji temblo ligeramente, la voz de Gojou-sensei en su oído era un deleite por el que se derritió, dejándose llevar por completo, el calor de su cuerpo lo invitaba a acurrucarse justo sobre el. Quería tocarlo, quería besarlo sin contención. Sin duda esos sentimientos de amor eran realmente aterradores...

¡Todo es culpa de ese sueño húmedo! [Goyuu]Where stories live. Discover now