III

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—Puedes pasar —le dijeron

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—Puedes pasar —le dijeron.

El joven dio pasos seguros y firmes, aunque sentía que todo le temblaba. Todos lo seguían con la mirada. Sus figuras eran diversas, no evocaron ningún recuerdo.

—Buenos días —comenzó—. Me dijeron que mi nombre es Todoroki Shoto, y que hemos sido compañeros por un tiempo largo. Estoy seguro de que ya les han comentado la situación. Espero que nos podamos volver a conocer. —Hizo una reverencia y al erguirse sonrió—. Es un placer.

Había ojos tan tristes. Shoto no quería verlos, pero lo hizo. Los vio a todos. Esperaba que algo despertara en él, que de pronto le viniera a la mente quiénes eran sus amigos. Nada. No sentía nada.

—¡Es un placer!

Le contestaron desde sus asientos. Un coro de voces desiguales, nada llegó a él.

—El banco libre del fondo es tu asiento.

El profesor, quien lo había guiado por la academia, tenía los párpados caídos y el pelo desprolijo. Le señalaba el final de una hilera de bancos y Shoto se obligó a caminar. Las piernas le temblaban, le sorprendió no caerse en el proceso.

Primero pasó entre un joven de grandes brazos y una persona sin rostro. En la siguiente fila había una muchacha de cabello corto que lo miraba apenada y un muchacho rubio que miraba hacia otro lado. Un chico de pelo verde hizo el ademán de ponerse de pie, pero apartó la mirada, mientras que el chico del lado izquierdo no dejó de verlo y le sonrió en grande, tal vez él era su amigo. Después encontró la mirada de un joven con cabeza de ave y un diminuto chico de cabello extraño.

Su asiento, vacío, le pareció ajeno cuando se sentó. A su izquierda estaba una chica de largos cabellos negros, con la mirada preocupada. A su derecha estaba un muchacho fornido, que fruncía los labios y no lo miraba.

El profesor inició la clase, con voz monótona y grave. Shoto sintió que algo le oprimía el pecho. Quizá fuera su propio vacío, que se hacía más grande.

—Y mi nombre es Midoriya Izuku

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—Y mi nombre es Midoriya Izuku.

Nerd estúpido de mierda, pensaba Bakugou Katsuki cuando el muchacho de pelo verde terminó de presentar a su grupo de amigos.

Bakugou podía escucharlos desde su asiento. Apenas había sonado la campana que anunciaba el receso, aquel grupo de extras había rodeado al joven heterocromático, sin memoria, para presentarse.

Todos habían decidido, cuando les anunciaron el regreso de Todoroki a la academia, que comenzarían desde cero. Les dijeron que hablarle del pasado podría resultar negativo para su tratamiento, que debían avanzar de a poco, lento, muy lento. Demasiado lento para la escasa paciencia del rubio explosivo.

Así, se presentaron como si nunca antes lo hubieran hecho. Bakugou se quedó en su lugar. Bufó.

—Esta es Ashido, este es Sero, y este es Kaminari. Yo soy Kirishima Eijiro —prosiguió el muchacho pelirrojo, de dientes afilados—. Aquel de allá adelante es Bakugou.

Todoroki alzó los ojos, siguiendo la mano de Kirishima. Sus miradas se cruzaron por primera vez desde aquella mañana antes del incidente. Katsuki tensó los músculos. No estaba listo. Shoto pestañeó, celeste y gris.

El rubio apretó la quijada en un intento por no sonrojarse. No sabía si lo había logrado. Gruñó, se paró rápido y tomó su chaqueta del respaldo de la silla.

—Cierra el culo, pelos de mierda.

Todos guardaron silencio. Sus amigos se rieron bajito.

—Él siempre habla así, pero en realidad nos quiere —explicó Kirishima.

Bakugou se crispó, pero los ignoró y cruzó el aula, hacia la puerta.

—Son unos idiotas. Lo van a joder más.

La chica de pelo rosado, Mina Ashido, emitió un sonido de ternura.

—Eso, en el lenguaje de Bakugou, significa que está preocupado.

Shoto arqueó las cejas.

—Muérete, infeliz. Te explotaré la cara.

Kaminari y Sero copiaron el sonido de la chica rosada.

—Y eso significa que está avergonzado —continuaba explicando el pelirrojo.

No lo había logrado, sentía la cara arder y sabía que estaba sonrojado. Aventó la puerta con todas sus fuerzas. Las voces se oían, claras y entretenidas, a través de la ventana.

—¿Te explotará?

—Es su poder, crea explosiones con su sudor.

—Oh. —Una pausa—. Le queda, creo.

Apoyó la espalda contra la puerta. Todos en el aula reían despreocupados. El corazón le dolía, pero nadie podía notarlo. Cerró las manos en puños. Aguantaría lo necesario.


En próximos capítulos voy a ir mechando recuerdos del pasado, espero que no queden muy confusos

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En próximos capítulos voy a ir mechando recuerdos del pasado, espero que no queden muy confusos.

¡Gracias por leer! 

Pd: ¿El sistema de separadores para los cambios de POV se entiende o no sirve?

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