XXII

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Todoroki se limpió las manos en el lavabo

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Todoroki se limpió las manos en el lavabo. El reloj de su celular nuevo marcaba las 7:30 de la mañana, era seguro que todos sus compañeros ya habían abandonado los dormitorios para llegar puntuales a la primera clase totalmente emocionados con los preparativos para el festival cultural, al parecer habían decidido la temática mientras él aún estaba en la enfermería. Pero a Shoto no le importaba en lo más mínimo, ni el café, ni los disfraces, ni la escenografía.

Se miró al espejo. El reflejo le mostraba ese rostro que le costaba aceptar y las palabras de Bakugou Katsuki resonaban en su cabeza: Eres tú. Todo esto es tuyo.

Suspiró. Quería verlo. Había pasado una semana desde esa noche en que fue a su habitación. Y tantas cosas tenían sentido ahora. Pero no podía decirlo en voz alta.

Bakugou es gay. Bakugou está interesado en Kirishima.

El Shoto del espejo frunció el entrecejo y solo al ver el gesto reflejado se dio cuenta de que lo estaba haciendo. Intentó aflojarlo, pero era difícil.

Soy gay y estoy interesado en Bakugou.

Se miró las manos, se había lavado tan rápido que ya no quedaban pruebas. ¿Cómo enfrentarlo? ¿Cómo ocultarlo? Si todas las noches soñaba, desde que había entendido la causa de su interés, ese tipo de cosas. Su imaginación... realmente era salvaje.

Llegaría tarde a clases, lo sabía. No le importaba. No tenía ganas de ver a Kirishima colgado de los hombros de Bakugou. No después de todas las cosas vergonzosas que había soñado esa noche y de tener que resolver el estado en el que despertó.

Se vistió rápidamente, había perdido diez minutos regañándose a sí mismo. Bajó las escaleras y, para su sorpresa, se encontró con una silueta en la cocina.

—¡Ay, All Might me salve! —exclamó sujetándose la frente y respirando con agitación—. ¡Todoroki-kun, casi me matas del susto! Creí que ya no habría nadie aquí.

Shoto observó con detenimiento las ropas de dormir que esa persona llevaba puestas y la manera en que su pelo caía hacia los lados, despeinado.

—¿No irás a la escuela, Yaoyorozu? ¿Te sientes mal?

La muchacha depositó una taza en la mesada y vertió en ella el líquido de una tetera. Té verde. Shoto ladeó la cabeza y se acercó.

—Avisé a Aisawa-sensei que no me siento bien y me dio la posibilidad de usar una falta. No afectará a mi promedio. Todos tenemos un par de faltas que podemos tomar sin problemas. Y los exámenes no están cerca así que no es tanto lío. Mis notas están bien, también sigo entrenando, no soy vaga, le pediré las notas de la clase a Iida-san, así que estaré bien. Y ya mañana estaré más fuerte. Es solo que... me tomó por sorpresa, ¿sabes? El dolor, quiero decir.

Shoto puso ambas manos sobre la mesada y la observó de cerca, inclinándose un poco. Tenía los ojos llorosos.

—¿Qué tipo de dolor?

Tabula rasaWhere stories live. Discover now