XVI

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Si antes no podía conciliar el sueño, ahora menos

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Si antes no podía conciliar el sueño, ahora menos.

Quizá jamás podría volver a dormir.

Todoroki se dejó caer sobre el futón. Miraba el techo sin verlo en realidad.

Fue una locura.

Todavía sentía la vibración en la piel.

La música lo había atravesado por completo.

Los sentimientos se habían apoderado de él.

Su lienzo en blanco se había llenado de color.

No estaba vacío. Ya no tenía excusa.

Y entonces le regresaba la duda: ¿ya había vivido algo así?

Para él era la primera vez. Pero ¿realmente lo era?

El techo no le daba sus respuestas. Quería saber.

Se lo había preguntado a Bakugou en el viaje de vuelta. Pero, como el techo, no le contestó.

Bakugou Katsuki.

Que ser humano tan contradictorio.

Anda por la vida gritándole a la gente que se muera, pero estudia para ser el héroe número uno y salvarlos a todos.

Le dice de forma tosca que no son amigos, le arroja un objeto por la cabeza, pero le regala soba y latas de ciruela y té verde y una entrada al concierto de su banda favorita.

Hace berrinches y dice malas palabras, pero se sonroja y lo escucha.

Frunce el ceño y amenaza, pero su risa es preciosa.

Hace que Todoroki se enfade, pero puede calmarlo.

Por más de que lo pensara toda la noche no podía llegar a una conclusión. ¿Algo funcionaba mal en él? ¿O el que funcionaba mal era Bakugou? Solo estaba seguro de una cosa: si seguían así iba a terminar volviéndose loco.

¿Bakugou estaba buscando algo de él? ¿O era él quien buscaba algo en Bakugou?

¿Por qué tenía que pensarlo todo el tiempo? ¿Por qué le asustaba la posible respuesta?

Ah. Es porque Bakugou Katsuki iba a matarlo. Tuvo la ocurrencia de responderle sus más misteriosos impulsos con la misma moneda dos veces: le acarició el brazo y le habló al oído.

Se estremecía con el recuerdo. ¿Por qué él mismo había hecho eso en primer lugar? Lo primero, no tenía idea. Lo segundo, era inevitable... o conveniente, una buena excusa; por el ruido, no se escuchaba bien, era necesario. ¿Qué cosa?

"Ahora tienes que ayudarme a recordar". Lo había dicho muy en serio. Pero no tenía que acercarse tanto para decirlo. En venganza, Bakugou hizo lo mismo. Con una ridiculez como era preguntarle si quería algo de beber. Pero para Todoroki ya no había vuelta atrás. Katsuki lo había tomado del codo, había pegado los labios a su oído, había murmurado una frase (que podría haber sido cualquier cosa y habría tenido el mismo efecto), para después irse y dejarlo completamente descolocado.

Tabula rasaOnde histórias criam vida. Descubra agora