🥀 Capítulo 22: Una nueva vida. 🥀

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Esa noche, cuando las gotas de lluvia caían del cielo, parecía reciente para Aurora. El despertar tras caer inconsciente, el como el frío le provocaba más dolor en los huesos. Le costaba moverse, las lágrimas le tornaban borrosa la vista.

«No he de recordar cosas tristes» Aurora se estremeció «Aquella terrible noche ha quedado atrás»

Fingió todavía dormir cuando la sirvienta entró en la habitación y abrió las cortinas. Débiles rayos de sol accedían por las ventanas, en compañía de una fría brisa.

—Buenos días, lady Margery, por orden de vuestra madre he venido a prepararos.

Aurora asintió con la cabeza, desde aquella noche su vida cambió por completo. Cuando pensó que moriría de sed, quienes resultaron ser una pareja de duques la ayudaron. Tomó entonces el lugar de su hija fallecida, se convirtió en una duquesa.

—Asumo que he de asistir a la fiesta del té, que mi hermana ha regresado pronto.

—En efecto, lady Iseut regresó del paseo con lord Francis. Trae una noticia que os alegrará.

Aurora se levantó de la cama y caminó con elegancia hasta donde se hallaban agrupados varios vestidos. A simple vista, la tela de estos le pareció demasiado pesada. Se lamentó no poder elegir alguno que fuese confeccionado por las dríades.

Le desagradaba tener que fingir ser una chica fallecida. No obstante, incluso si el hecho de que debía cubrir sus pies con un calzado también le molestaba, no debía quejarse. Al menos estaba viva, actuar como lady Margery aseguraba su supervivencia debido al secreto que escondían los Coote. Lady Luciana era descendiente de una dríade, pertenecía junto a lord Brantley a un culto humano que adoraba a la diosa Artemisa. Muchos de los seguidores de esta habían sido entregados a la llamada Santa Iglesia y ejecutados sin piedad alguna. Tanto Aurora como su nueva familia tenían mucho que perder si no cooperaban en la farsa.

—¿Milady? —la sirvienta la hizo notar que se había quedado ensimismada —¿Cuál de estos vestidos usará hoy?

Aurora señaló aquel con bordes dorados, cuyo color se asemejaba al tono de su cabello. La criada le ayudó a ponérselo e hizo lo mismo con un calzado y calzas a juego con el vestido. Unos instantes después, se hallaba delante del espejo del tocador. Admiró con pesar como sus cabellos ya no eran brillantes.

«He perdido todo lo que me hacía una dríade» Aurora evitó mostrar lo que sentía en el rostro.

El tiempo en que contempló el pasar de las estaciones hasta la llegada del invierno, soportó la terrible sed que la dominaba, además de que fue sometida a una educación noble. Aprendió que se encontraba en el reino de Beyorn, el que gobernaba como rey su amado Edward. Deseó buscarle pero el estatus que tenía se lo prohibía.

«Una duquesa no puede ir al encuentro del rey, sin antes pedir una audiencia» recordó las palabras de Luciana, a quien tenía que reconocer como madre, mientras se levantaba para salir de la habitación.

La sirvienta iba detrás suya y se acercó cuando Aurora preguntó en dónde se llevaba a cabo la fiesta del té.

—La llevaré hasta el jardín, milady.

Aurora siguió a la sirvienta en silencio. Al acceder al jardín, contempló las camelias, lirios y narcisos que la rodeaban. Justo en el centro, se hallaba la mesa en la que lady Luciana y lady Iseut estaban.

—Hermana mía —le sonrió a Iseut, se sentó en la silla reservada para ella —Agradezco que halláis organizado esta fiesta pues extrañaba platicar con vos.

Lady Iseut suspiró ilusionada.

—Mi querida hermana, necesitaba compartir la felicidad que siento con vos. Agradezco a dios que os recuperaseis del mal que os aquejaba.

Fuerza de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora