CAPÍTULO XV

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Jungkook iba a la cabeza de los Park y los Jeon que se aventuraron a seguirlo en busca del rastro de Jimin. Fue el primero en ver al guerrero con el escudo de los colores Park, una avanzadilla o un rastreador, supuso. Preparó sus armas y sus hombres se alinearon en torno a él, venía directamente hacia ellos sin sacar su espada. Jungkook dio la orden de detenerse y todos obedecieron ante la falta de amenaza de aquel solo hombre. Una sonrisa intentó abrirse paso a través del enfado y la preocupación.

En el grupo que seguía al guerrero estaba Jimin, su silueta inconfundible tapada con su capa, llevaba echada hacia atrás la capucha y su pelo castaño ondulaba siguiendo los dictados del caprichoso viento. Junto a él, una muchacha que cabalgaba más encogida, el pelo rubio de los Park, ¿así que el «señor de Yangsan» había encontrado a su hermana pequeña? ¿Entonces por qué no veía a las tropas de Bo Gum, el hermano mayor? Jimin debía tener algún motivo para volver a su hogar sin la pretensión de recuperar lo que él creía suyo.

Era ahora, a medida que se acercaba y fruncía el ceño al ver a los Park y los Jeon juntos, cuando Jungkook sentía ganas de darse la vuelta y volver por donde había venido. ¿No deseaba Jimin encontrarse con sus hermanos? ¡Que se quedará con ellos! Supo que sería imposible cuando el ceño de Jimin se convirtió en incertidumbre al morderse el labio preocupado, había visto en sus ojos sus intenciones. Esperó con la mirada más severa que podía poner a que él se acercara, apoyado con la mano en la daga, controlando su montura mientras se aproximaba, esperaba dar una lección a Jimin. Se detuvo a su lado y aquellos ojos grises perforaron su alma.

—Jungkook, perdóname.

Con aquellas dos simples palabras pretendía desarmarlo y fue exactamente lo que ocurrió de su rostro hacia dentro.

—Te dije que yo encontraría a tu hermana —afirmó Jungkook al señalar a la muchacha que cabalgaba a su lado, tan parecida a su otra hermana, Jisoo y tan diferente a Jimin—. Para variar has decidido hacer tu voluntad.

—No es eso... encontramos un pañuelo suyo, creí que era una señal, mi hermano debía de estar cerca. —Jimin no soportaba aquella expresión severa de Jungkook ni su manera casi indiferente de hablar con él.

—No me interesa por qué te fuiste, siempre he sabido que si tenías la oportunidad escaparías, me interesa por qué vuelves.

Un silencio atronador se hizo entre ellos, Jimin cada vez más nervioso y Jungkook cada vez más enfadado.

—Estaba preocupado por ella y quería encontrar a Bo Gum.

—¿Por qué, Jimin, por qué vuelves sin sus ejércitos dispuestos a echarme de Yangsan?

—Bo Gum pretende casar a Jimin con un goguryeo, no lo hubiera dejado volver a nuestro hogar.

Jungkook miró curioso a la hermana de Jimin, se sorprendió al ver en su capa el cardo bordado, el emblema de la lucha de Yoon Gi. Vio que la joven se había dado cuenta de aquel detalle y sonrió a Jungkook, la misma sonrisa que Jimin.

—Min Yoon Gi os envía sus saludos y espera que pronto os unáis a ellos en la batalla al norte.

—Así que habéis estado con él y su corte.

—Sí —asintió orgullosa Somin—. Y he intentado convencer a mi hermano mayor de la gran causa del pretendiente.

—Sin éxito, claro —afirmó Jungkook hacia Jimin—. Así que vuestro hermano pretende casaros con un goguryeo para ganar apoyos, Lobo, como te llaman ahora, se ha rebelado.

Jimin contuvo una exclamación, Jungkook sabía cómo habían empezado a llamarlo, quizá desde hacía tiempo y ni tan siquiera se lo había contado. Se sonrojó hasta el punto en que sentía sus mejillas arder.

Mi clan o mi corazónWhere stories live. Discover now