M.I.A - Alastor [Hazbin Hotel][+21]

M.I.A [1]

—"Quien diría que tendría que estar aquí en plena celebración" —La muchacha estaba observando desde un lugar apartado, el desfile de Mardi Gras. Había llegado recién, por lo cual su trabajo debía esperar, necesitaba observar el terreno nuevo donde empezaría la cacería. Comenzó a caminar en dirección opuesta a los carros festivos para ir por un callejón un tanto estrecho, aunque no había nada más interesante que basura de los bares, tenía que ver hasta el más mínimo detalle de ese momento.
Se adentró más al final del callejón cuando la tomaron con una fuerza lo bastante impropia de un "caballero". Está estaba asombrada por lo repentino del acto, pero no se equivocó, era en este lugar donde debía comenzar.

—Una pequeña tan indefensa no debería estar en este lugar tan sola —su aliento a tabaco y Ron era insoportable, estaba lo suficientemente borracho para tener la astucia de hablar asi, comenzó a tocar sus piernas y lamerle cuello, estaba tiesa—. No tengas miedo, no seré tan duro... No aún.

Antes de siquiera poder hacer algo, una botella se rompió en la cabeza de aquel hombre noqueandolo al instante. Ante ella apareció un hombre alterado, como unas dos cabezas más alto, vestido como todo un bartender.
Tomó su mano y la alejó de ahí.

—Niña deberías tener más cuidado al estar aquí, realmente NO deberías estar en lugares así, es demasiado estúpido sinceramente —sus reclamos se le hacían tiernos para alguien que ni la conocía, no había soltado su mano hasta que llegaron a las puertas de un bar abarrotado de gente.

—"La música y el baile estan en su máximo esplendor ahí dentro" —su mirada estaba pendiente de lo que ocurría dentro, se veía divertido y un tanto caótico.

Aquel hombre vio su curiosidad, simplemente se resignó tocándose el puente de la nariz y suspirando para luego hablar.

—Si quieres entra, de paso te daré algo para olvidar el momento de mierda que pasaste —su voz ronca y desanimada se hizo presenté—. Vamos, entra.

Abrió la puerta esperando que pasará, todavía no había dicho nada, pero intuyó que quería entrar y aceptar su propuesta de beber algo. Sin mucho pensamiento de por medio entró, era rústico, pero no perdía la elegancia que portaban la mayoría de bares de Louisiana. Se dirigió a la barra, acomodo unos vasos y luego comenzó a buscar el licor para hacer un trago.

Me senté frente suyo, observando cada movimiento que hacía, era sorprendente de cierta forma y eso él lo notó.

—Oye, deja de mirarme tan fijo, me incómoda y es insoportable —Gruño con el ceño fruncido que carga desde que lo ví, sinceramente, era extraño. Su mirada de pereza, soledad, agonía, tristeza que cargaba era perfecta para sus rasgos faciales junto con aquella barba en crecimiento y patillas.

—Lo siento, simplemente estaba analizandote —había hablado por primera vez—. Olvidé agradecerte por lo anterior, estaba un tanto pérdida, aunque creo que te diste cuenta.

Lo miré de reojo ya que estaba observando el bar. Gente bailando, bebiendo, jugando cartas en las mesas apartadas, otros haciendo actos lujuriosos y demás.

—Si, parecias un puto pedazo de piedra, pero bueno no hay de que —dejó el vaso en frente de mi brazo—. Toma, estamos de celebración, así que disfruta y relájate de esa situación.

Mire el vaso y parecía jugo.

—"Ja, creo que piensa que soy menor o una recién llegada a la edad adulta" —pensé mientras tomaba el vaso, tomé un sorbo y sí, era jugó natural.
¿Cómo había algo así en un bar? No lo sé, pero lo que sí sé, es que ese hombre era alguien atento y un poco amable.

Alrededor de media hora, la muchacha quedó espectante de la partida que se llevaba a cabo en la mesa frente a su asiento. Cada movimiento estaba calculado y eso era entretenido hasta que la descubrieron.

—¿Te interesaría jugar con nosotros lindura? —era grotesco, pero no lo culpaba, apostar era algo adictivo para aquellos diablos desesperados de poder barato y fácil de llevar a cabo—. Unas partidas y te llevas algo a cambio. Si ganamos te tendremos a tí, ¿Qué opinas?

Ella se levantó del taburete y camino hacía la mesa apoyando sus antebrazos mirando al tipo que la desafío.

—Bien, pero si yo gano, los tendré a ustedes —Se acercó lo suficiente para poner un tanto ansioso y extasiado al hombre frente suyo—. ¿Trato?

Extendió su mano para que fuera estrechada, lentamente se acercó para firmar el trato, no sin antes besar la delicada mano de la jóven para luego responder sonriente.

—Trato.