M.I.A - Alastor [Hazbin Hotel][+21]

M.I.A [12]

El golpeteo de la puerta hizo reaccionar al locutor separándose de inmediato. Ella le dio una mirada fugaz para luego achicar los ojos por la sonrisa que le dedicó al hombre que entraba.

—Lo siento, ¿Interrumpo algo, Edevane? —sentí la mirada asquerosa de Paige sobre mi cabeza perforandome de alguna manera por ella.

—¿Qué podrías interrumpir, Paige? Solo estabamos manteniendo una conversación algo íntima —ladee mi sonrisa de forma altanera para que sepa que sÍ ocurrió algo en lo que llegaba al lugar—. ¿Qué necesitas de mí?

Su mirada era directamente dirigida arriba de mi hombro izquierdo, ella seguía encima del escritorio con esa sonrisa inocente, intentando alterarlo de alguna forma, lo cual se podía ver que claramente funcionaba.

—Ejem, vine a dejarte esto, olvidé traerlo antes con el resto —vi que eran hojas sin sentido que no valían nada, ni siquiera algo que entraba en mi programa.

—Gracias, siempre tan servicial, Elliot Paige —siendo más alto agaché mi cabeza para que viera el doble sentido de mis palabras—. Puedes retirarte si es todo.

Dandome vuelta siendo ahora As a quien tenía en frente, esta estaba saludandolo con la mano en forma de despedida, este seguía en el mismo lugar al parecer, cuando sentí que los pasos se alejaban se detuvieron por un momento.

—¿Edevane?

Di media vuelta dejando mi brazo derecho en la cintura, mientras el otro estaba sosteniendo los papeles de forma caida.

—¿Sí, qué necesitas?

—Este, emm, ¿Acaso ustedes son pareja? —parecía un animal recién nacido por como le temblaban las manos y la voz para decir cuatro simples palabras.

—¿Pareja? —cerré los ojos mientras usé mi brazo izquierdo para sostener el otro con el que apoyaba mi cabeza. Luego de eso me acerqué a ella para pasar mi brazo por su cintura acercandola a mi pecho—. Solo somos simples amigos, aunque no cualquiera puede estar con esta bella joven, ¿verdad, cariño?

Ella comenzó a reír por lo bajo mientras tomaba mi cara y así juntar su mejilla con la mía.

—Claro mi Alastor —se sentía genial esa mirada de derrota en su estúpida cara, quería reirme, pero sería para luego.

De pronto las mejillas de este esperpento por alguna razón comenzaron a sonrojarse, sin darle mucha vuelta se retiró, para luego separarme fugazmente de ella.

—Escucha, no se si sabes que no me gusta el contacto físico Astarté —mi seriedad daba a entender que no era una maldita broma, tomarme desprevenido solo fue por un momento de mera ignorancia, lo cual no volveré a pasar por alto—. Para la próxima intenta no acercarte a mí, ¿Entendiste?

La encerré entre mis brazos siendo que ella volvió a subir al escritorio mirándome desinteresada.

—Por favor Alastor, solo... —me encontraba expectante a sus palabras hasta que sentí como me encerraba con sus piernas la cintura—. Estaba haciendo lo que querías.

Sus piernas hicieron fuerza para que chocara mi ingle contra la suya cayendo casi de lleno sobre el escritorio sino fuera por mis brazos que detuvieron mi caida.

—Estoy de tu lado, ayudando en lo que puedo para divertirnos juntos, no quieras hacer un escándalo y más tenerme como enemiga —sus palabras eran sinceras, esos ojos mostraban fiereza que daban a entender su seriedad—. Disfruto de los momentos contigo de alguna manera, no quieras que cambie de opinión, no todo es lo parece.

Esas palabras fueron susurradas a centímetros de mi cara lo cual la cercanía me hizo estremecer. Mi cara no era precisamente alegre, había logrado sacarme un poco que quicio.

—Wow, esa cara es nueva en ti, Al —sus burlas solo me hacían querer apretar su cuello, necesito tranquilizarme—. Créeme, incluso irritado o enojado, te ves increíblemente apetecible.

Cuando quería alejarme mis piernas no respondían, vi directamente y mi sombra no podía moverse, de alguna manera su ojos hicieron paralizar la voluntad de Lisa. Quería moverme pero no era posible, aunque sea un diminuto músculo, estaba de alguna manera a su merced.

—Aunque me vea como una joven frágil, puedo hacer muchas cosas, querido Alastor —¡Mierda! No puedo moverme para nada, me siento atado de pies y manos, ¿De donde saca tanto poder esta perra mal nacida?—. Bueno, mejor dejamos esto para otro momento, debo retirarme.

Logré levantarme quedando erguido frente a ella aún sin libertad, tomó entre los papeles que tenía una nota que al parecer Paige dejó para ella, escribió algo y luego volvió a mirarme.

—Nos vemos, Alastor —acarició mi mentón para volver a dejar un beso fugaz y salir de la oficina.

Cuando la puerta se escuchó cerrar, mi cuerpo colapsó por el dolor, realmente había tensado mis músculos haciendo más doloroso las desataduras de ese hechizo.
Estaba respirando completamente agitado por todo, realmente me dejó intrigado, siendo contratante de un poder infernal, parecía un bebé ciervo indefenso frente a un cazador experimentado.

—Alastor, ¿te encuentras bien? —Lisa por fin podía hablarme y aparecer sin problema—. No te ves muy bien.

—Si, estoy bien —realmente no estaba bien, me sentía como un completo estúpido, pensé en usarla por diversión con el idiota de Paige, pero al final el juguete era yo.

—No había mucho que pudiera hacer —dirigí mi vista hacia él, ¿Qué mierda significaba eso?

—¿A que carajos te refieres?¿No se supone que eres poderoso?

—Claro que lo soy, pero no contra un Ángel caído que tiene mi cuello encadenado y es capaz de hacer lo que quiera conmigo.

No parecía ser una broma, estaba entre la espada y la pared, pero...

—Qué situación más... interesante.