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Ron miró a su hermana con decepción al no recibir una respuesta.

—Lo suponía —murmuró él, mirando hacía otro lado, como si ver a Emma le diera asco.

—¿Lo suponías? —cuestionó ella—. Ron, ni siquiera he dicho que no.

—Te conozco, Emma —afirmó el pelirrojo—. Aunque ahora no te reconozco.

La aludida se quedó mirando el perfil de su hermano, procesando lo que acababa de decir.

—¿No me reconoces? —balbuceó la ojiazul.

—Mírate —dijo Ron, dignandose a centrar su vista en su melliza de nuevo—. Juntandote con Malfoy, peinandote siempre el pelo, maquillándote como Greenglass y llevando ese escudo de serpiente como si estuvieras orgullosa de ello.

Emma observó los ojos de su hermano, azul con azul chocando como si no compartieran sangre.

—Quizá es porque estoy orgullosa de ser Slytherin —aclaró ella, poniéndose en pie—. Porque yo nunca sería tan hipócrita como para pensar que un grupo en el colegio te hace malvado.

—¿Orgullosa? —escupió Ron, con asco, levantándose del banco también.

—Sí, Ronald, orgullosa —consolidó la pelirroja, mirando al otro Weasley con los ojos entrecerrados.

—Eres una Weasley, Emma, quieras o no —declaró él—. Y ni la ropa cara, ni ser amiga de familias que repudian tu nombre, cambiarán eso. Porque siempre serás una Weasley.

—Emma.

Ambos pelirrojos se giraron, cortando su ruidosa discusión para mirar a Malfoy.

—Venga, Emma, vete con él —soltó Ron, sin quitar la vista de su hermana—. Todos sabemos qué es lo que quieres.

—¿Qué es exactamente lo que quiero según tú, Ronald?

—Quieres ser como él, una Malfoy.

Suficiente.

Emma abrió la boca, indignada.

No supo cuánto tiempo estuvo observando a su hermano, aunque fue el suficiente para notar su mirada de odio.

—¡No lo has negado! —vociferó Ron.

—No creo que seas tan idiota como para necesitar que desmienta eso —aseguró Emma, fingiendo sorpresa un segundo después—. Bueno, ahí si te he mentido. Sí te creo tan idiota.

Dicho eso, la pelirroja empezó a caminar, siendo seguida rápidamente por Malfoy.

—Tu hermano es–

—Cállate —pidió ella, quitándose el gorro con frustración y entrando a la tienda.

Emma se dirigió a donde había encontrado a sus amigos minutos antes.

—Habéis tardado mucho —fue lo primero que dijo Blaise la verlos llegar.

—Podríamos haber tardado más si le hubiera partido la cara a ese estúpido —afirmó Weasley, sentandose al lado de Theodore.

—¿Os habéis peleado de nuevo? —cuestionó Nott, mirando a Malfoy.

—Ojala fuera eso —murmuró Emma, poniendo su cabeza sobre el hombro de Theo.

—Se ha peleado con su hermano —resolvió las dudas Draco, tirándose sobre el sofá.

—¿Con Ron? —preguntó el castaño, el cual era probablemente el único Slytherin que lo llamaba por su nombre.

Emma asintió, con los ojos cristalizados.

Theodore decidió volver al castillo junto a su amiga mientras el resto pasaba la tarde en Hogsmeade.

Con una sola advertencia.

—No le contéis nada a Pansy ni a Daphne.

Y en unos minutos, Emma ya estaba junto a Theodore en el dormitorio de los chicos.

—Yo no tengo la culpa de haber quedado en Slytherin.

—No, no la tienes, Emma —afirmó Nott, masajeando suavemente el pelo de la pelirroja con su mano mientras ella estaba tirada en la cama del castaño abrazando a su gato.

—Mi madre no me ha escrito ninguna carta aparte de la de principio de curso —recordó Weasley—. Quizás hagan conmigo lo mismo que con Percy.

—¿Qué ha pasado con Percy?

—Es bastante diferente al resto de la familia —explicó la ojiazul—. Siempre he sido la que mejor se llevaba con él, quizás estaba escrito.

—Habrías salido Slytherin si hubieras venido con once años.

—Ya —se limitó a responder la chica, incorporándose un poco—. ¿Por qué yo? ¿No podía haberme tocado Gryffindor? Ahora mismo estaría con Ginny bebiendo cerveza de mantequilla, o con Ron en Honeydukes.

—Eso no tiene que ver con tu casa, son tus hermanos los que han decidido excluirte —aclaró Theo—. Tu hermana casi ni te habla desde que supo que Daphne y Astoria eran hermanas.

Emma bufó.

Él tenía razón, ella no había hecho nada malo, ellos eran quienes habían decidido alejarse sin motivo.

—Suerte que los gemelos me siguen tratando como de costumbre —soltó Weasley, acariciando la cabeza de Nox.

—Pues apoyate en ellos —. La pelirroja miró a su amigo—. No toda tu familia ha cambiado su trato al enterarse de que eres Slytherin. Fíjate en ellos, no en Ronald o Ginevra.

—Si te escucharan llamarlos así, se enfadarían aún más —bromeó Emma, esbozando una pequeña sonrisa.

Después, ambos se giraron hacía la puerta, alguien acababa de tocar.

—Crabbe o Goyle —supuso Theo, levantándose a abrir la puerta.

Segundos después, se dió cuenta de que había acertado.

—¿Necesitas algo? —preguntó Nott, mirando a Goyle, quien asintió.

—Una Gryffindor me ha dicho que... —empezó a hablar, haciendo una pausa para recordar—ah, sí... dile a Emma Weasley que nos vemos en la biblioteca después de comer.

Emma se acercó y se puso de puntillas para asomarse por encima del brazo de Theodore que sujetaba la puerta.

—¿Quién era? —interrogó ella, haciendo que Vincent mirara hacia otro lado, tratando de recordar.

—¿Era castaña, pelirroja,...? —cuestionó Nott.

—No me acuerdo —terminó contestando Goyle, tras hacer su mayor esfuerzo.

—¿Estás seguro? —se aseguró Emma, recibiendo un asentimiento por parte de su compañero—. Bueno, gracias por avisarme.

Goyle asintió en forma de respuesta y se dio la vuelta, regresando por el pasillo.

—Granger o tu hermana —supuso Theodore, en cuanto cerró la puerta nuevamente.

—La pregunta es si me espera ahí mi hermano o Harry —pensó en voz alta Weasley.

𝗲𝗻𝗶𝗴𝗺𝗮 !¡ 𝗲𝗺𝗺𝗮 𝘄𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆Where stories live. Discover now