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Las horas pasaron rápido, y la mayoría de alumnos ya habían vuelto de Hogsmeade. Lo que implicaba que Daphne, Theo, Blaise, Pansy, Malfoy y Emma estuvieran hablando en la Sala Común de su casa, mientras comían comida basura, la cual Blaise prefirió llamar aperitivos.

—Una pluma de azúcar no es un aperitivo pre-almuerzo —se quejó Pansy, a la décima vez que Blaise le ofrecía comida con exceso de calorías, según ella.

Emma casi se siente mal al escuchar las quejas de Parkinson.

Casi.

—Exagerada —dijo Blaise, rodando los ojos.

—Claro, como tú comes sin engordar —le echó ella en cara—. Aunque deberías pensar en comer más sano.

—¿Sí? Cuéntame más. No sabes lo mucho que me importa mi dieta —articuló Zabini, sarcásticamente.

—Tú sigue provocándome.

—Ayer se hizo la manicura —recordó Daphne.

—...uñas perfectamente largas para sacarte los ojos —terminó la frase Theodore, abriendo una caja de rana de chocolate.

Emma río ante la escena, comiendo otro regaliz más.

—Dormiré con un ojo abierto, solo por sí acaso —aseguró Blaise, comiéndose el último regaliz de la bolsa.

—Ya es la hora de la comida —cambió de tema Malfoy, quien se encontraba al lado de Pansy, enfrente del sofá en el que estaban Theodore, Blaise, Emma y todas las golosinas.

Al parecer ni él, ni la loca de las uñas largas, ni Daphne tenían la intención de llenarse con porquerías.

—¿Sabes contar? —le preguntó Blaise al rubio de la nada.

—Claro que sé contar, idiota —contestó Draco, con el ceño fruncido.

—Pues no cuentes conmigo.

Emma no pudo evitar el ataque de risa, seguida de Theo.

—Patético —soltó el chico de ojos grises.

Daphne tenía una sonrisa, había reído un poco, y Pansy trataba de reprimir la más mínima mueca para que el chico que tenía a su izquierda no la mirara con la misma mirada asesina que le dedicaba a Zabini.

—¿No venís ninguno de los tres? —preguntó Daphne, poniéndose en pie al mismo tiempo que Parkinson, parecía estar refiriéndose a Emma y los dos raritos que tenía a ambos lados.

—Estamos bien —aseguró Theodore.

—Sí, me libraré de la sopa con zanahorias —aseguró Blaise, metiéndose un puñado de chocolatinas a la boca.

—Pasadlo bien —se despidió Emma, acomodándose mejor en el sofá.

(...)

Faltaba poco para que terminará la hora de comer, Emma se encontraba en un sillón que había en el dormitorio de los chicos, observando cómo Blaise y Theo dormían la siesta mientras ella acariciaba a Nox, quien también empezaba a dormirse.

Estaba leyendo un libro que Hermione le había regalado a Ron en segundo año, no había durado mucho en las manos de su hermano ya que, en cuanto Ron se encontró con su melliza, le dió el libro muggle como si de una bomba se tratase.

Pero realmente no pensó mucho en quién le había dado el libro, simplemente planeaba irse en unos minutos y dejarlo entre las cosas de Malfoy ya que él parecía odiar todo lo muggle.

Miró la hora en su reloj de muñeca y se levantó, dejando a su gato durmiendo con Theo y el libro en la estantería de libros de cierto rubio.

Salió de la habitación, haciendo el menor ruido posible para no despertar a sus amigos, y se dirigió a la biblioteca.

𝗲𝗻𝗶𝗴𝗺𝗮 !¡ 𝗲𝗺𝗺𝗮 𝘄𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆Where stories live. Discover now