13. El Compromiso

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Al día siguiente, Georges se despertó y en ese extraño momento cuando no se tiene claro si se está aún dormido o despierto, recordó todo lo que había pasado la noche anterior. Extendió un brazo, sin abrir los ojos, temiendo que lo hubiese soñado todo, pero ella seguía allí: su cuerpo perfecto, su hermosa cintura, sus maravillosas caderas y sus pechos pegados a su cuerpo. La abrazó con ternura y abrió sus ojos lentamente. Allí estaban también sus ojos hechiceros, observándolo con atención.

- !Buenos días guapo! - Le dijo con una arrolladora sonrisa.

- !Buen día Hermosa!... !Estas aquí, conmigo! - sonrió él depositando un tierno beso en su frente y abrazándola aún más a su cuerpo. - !Esto es como un sueño, un hermoso sueño hecho realidad!

Ella iba a decirle algo, cuando unos toques en la puerta la sobresaltaron. Era la voz de Albert, llamándolo. Ella se levantó y cubierta con una sábana se encerró en el baño.

Georges se levantó también y apresuradamente buscó su bata y abrió la puerta.

- !Georges, amigo! Candy estaba preocupada porque ni tú ni Carminha bajaron a desayunar, sólo quería ver si estabas... - fue perdiendo las palabras al ver por detrás de la cabeza del hombre el desorden de ropas masculinas y femeninas regadas por el piso del cuarto. - ... bien... !pero ya veo que estás de lo mejor!...- Dijo con una sonrisa pícara palmeándole el hombro. - Si quieres, tómate el día. - Le dijo guiñándole un ojo -

- !No, claro que no William!, !Gracias, pero no! Tenemos muchos pendientes y si te vas en un mes, debemos dejar todo arreglado.

- Quédate. Yo sé lo que te digo. Tómalo como un permiso de.... !Luna de miel! - Georges se sonrojó hasta la punta de las orejas.

- Bien, me quedo. - Aceptó - Pero si necesitas algo, cualquier cosa, me llamas. !Ahora, vete! - Le dijo con cara de preocupación tratando de cerrar la puerta lo más posible. - !Ah! Y por favor, llévate contigo a Xandé, ya sabe qué hacer hoy.

- !Como diga Jefe! - bromeó William con una gran sonrisa - Por cierto, pediré en la cocina que les traigan carnes rojas y mucha, mucha agua - Le dijo guiñándole un ojo.

Georges le dio la espalda sin prestarle más atención y cerró la puerta con llave, escuchando a los lejos las insolentes carcajadas de su amigo.

Esa noche, antes de cenar, Georges y Carminha llevaron a Xandé a sentarse con ellos en la mesa de la terraza. Tomándose de las manos frente a él, Georges empezó:

- Xandé, tu madre y yo queremos que tú seas el primer en saber que nos casaremos en 20 días. - El muchacho sintió que un vacío inmenso se apoderaba de él y hacía un nudo con su estómago que se atoraba subiendo a su garganta. No podía hablar. Su rostro pasó de la palidez a la furia en término de dos minutos. Carminha volvió a ver a Georges preocupada ante el silencio tan elocuente de su hijo. Pero él, fijos los ojos en el muchacho, sólo apretó su mano.

- !Mamá!, ¿Qué es esta locura? !No conoces a este hombre de nada! ¿Tienes qué....? ¿Cuatro meses de conocerlo? !Eso no es nada! !Hasta podría estar casado en su país y estar engañándote por todo lo alto!

- Eso no es así Xandé. No estoy casado ni tengo ningún compromiso en ninguna otra parte ni con ninguna otra persona que no sea tu madre.

- ¿A no?.. preguntó muy molesto saltando de su silla y señalándolo con el índice amenazadoramente mientras le decía: - ¿no? ¿Entonces quien es la señora rubia de la foto que llevas en la billetera? - Ante esta pregunta, Carminha lo volvió a ver, expectante, pero sin soltar su mano. Él entendió la duda, su apoyo incondicional y su tensión, todo en uno. Tomó su mano y la besó, muy tranquilo, antes de decirle a Xandé con mucha paciencia y amabilidad:

Un Amor del MAR para el Caballero BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora