❛ diagon alley ❜

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❛ DIAGON ALLEY ❜❪ chapter two

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DIAGON ALLEY
❪ chapter two. act one

               HANNA PREPARO TODO LO NECESARIO EN SU MOCHILA QUE YA NO PODIA MAS CON SU ALMA

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               HANNA PREPARO TODO LO NECESARIO EN SU MOCHILA QUE YA NO PODIA MAS CON SU ALMA. La morena todavía estaba tratando de adivinar cuál era el verdadero guerrero y ganador de mil batallas de los dioses, si ella o la pobre mochila al borde de la suplica por que fuera incinerada, pero ella no le daria aquel gusto.

Hanna se despidió de sus hermanos, uno por uno, intentando no llorar ante lo que le deparaba al estar tantos meses separados, pero suponía que era lo mejor y ellos lo habían aceptado sin rechistar. A pesar de ser la menor en esa cabaña bañada en oro, todo el mundo sabía que Hanna era la que en verdad mandaba a esa cuerda de tontos hijos de Apolo. Ella era la mujer de sus vidas, la que más adoraban y por la que darían sus almas a las moiras sin pensarlo dos veces.

—Cuidate —le dijo Nathan, en cuanto llego hasta él. Hanna sonrió, soltando su mochila y saltando a los brazos de su hermano mayor, quien la tomó y la alzó en el aire por unos segundos. Hanna era delgada, y él tenía musculatura, por lo cual no se le dificulto demasiado el hacer aquella acción.

La morena cerró los ojos por un momento, deseando que el tiempo se detuviera y permanecer entre los brazos de su hermano tanto como pudiera. Nathan generalmente olía al salitre de la playa, debido a que le gustaba pasar tiempo en las olas con una tabla de surf y un buen sol que lo bronceara, pero en aquella ocasión olía mas bien a las hiervas medicinales que utilizaba para curar a los enfermos. Hanna a veces también salía impregnada de aquel característico olor al pasar horas de guardia con él.

—Te amo, hermanita —le dijo Nathan, en un susurro. Hanna sonrió, con los ojos cerrados—. No lo olvides ¿Vale? Abrigate, y come adecuadamente.

—Esta bien —se rió la morena, dejando un beso en su mejilla. Lo miro a los ojos, verde contra azul, en una lucha por hacer que el otro hiciera caso, al final Nathan se canso de la pelea y soltó un suspiro. La morena sonrió victoriosa—. Yo también te amo, por cierto.

—¿Por cierto, niña ingrata?

Ella soltó una suave risa. Nathan le despeinó el cabello, y la vio perderse por el pasillo hasta la sala, donde se encontraba Dylan esperando para recibirla entre sus brazos. Tal como cuando tenía once años, Hanna corrió hacia él y se lanzó a su cuello. El rubio mayor soltó una queja, pero luego se rió ante la impetuosa muestra de afecto de su hermanita.

SUNSHINE¹ ❪ pjo. hp ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora