Cap.6 - Todo Tiene un Precio

6 2 0
                                    




El paseo hasta mi habitación había sido largo, o al menos así me lo parecía. El calor de su mano me inundaba como un rayo de sol en verano. Radiante y sofocante. Temido pero también deseado.

Entramos en silencio y Klaus cerró tras de si, concediendo un par de segundo de absoluto silencio.

— Ivetta. ¿Que hacías allí?

<< Buscar alguna pista sobre tí. >> Eso es lo que me hubiera gustado decir. Pero todos sabemos que ese tipo de cosas nunca se dicen.

— Un gato se coló en la mansión y quise seguirlo.—me miró con irá. Como si supiera que le había mentido.

— La próxima vez deja que de eso se encarguen las criadas. Ya no eres una niña, y debes comportarte como la señora de esta casa.¿Qué pensarían los demás si te vieran llena de polvo y telarañas? ¿No entiendes que debes cuidar el título que llevas?

— ¿Título? No soy yo quien tiene el título. Lo mejor es que me case con alguien ordinario. — Su rostro se ennegreció y sus ojos quedaron sin brillo.

— Se ve que esperaba demasiado de una vagabunda.

Su comentario me dolió más que un puñal en el corazón. Y una lágrima de ira calló por mi rostro.

— Ojalá no hubieras venido... — Intenté correr, decidida a dejar todo atrás. Pero su mano agarro mi brazo y me giró violentamente hacia él.

Su rostro estaba sobre el mío y me hacía sentir cada vez más confusa. Me miraba con resentimiento y diría que hasta con deseo.

No comprendía su comportamiento. ¿Acaso no era él quién lo complicaba todo? ¿Qué esperaba de mí? ¿Qué significaba yo para él? ¿Por qué iba a casarse de repente? Todo iba demasiado rápido y no tenía información para comprenderlo.

— ¿Sabes por que tuve que irme?- entonces sentí como si alguien tomase control de mi cuerpo y mente.

— El Duque tenía previsto tu entrenamiento militar en la Academia, para convertirte en el caballero que usaría contra la familia real. Rompería la línea de sucesión de Hessex, haciéndose con el poder político y religioso. — Volví a mis sentidos y contemplé el rostro desconcertante de Klaus.

— ¿Cómo... Cómo lo sabías? — Enmudecí. — Respóndeme a una pregunta. ¿Tu mataste al Duque?

— Sí.

— ¿Te acercaste a mí por esto?

— ¡No!¡Cómo puedes pensar eso!

— ¿Entonces por que esperabas mi regreso?

— ¡Yo no esperaba nada, y mucho menos tu regreso! — pero justo al acabar la frase noté una punción en el pecho.

Klaus se levantó y fue hacia la puerta.

— No salgas de tu alcoba en lo que queda de día. O no respondo a las consecuencias.

— Klaus... Klaus espera. — Salió pegando un portazo ensordecedor.

Me encontraba rota por dentro, pero a decir verdad no era por él... Algo dentro de mí no iba bien.

Empecé a ver borroso y el dolor del pecho cada vez era más fuerte. No sabía si estaba sufriendo un ataque al corazón o si se trataba de otra cosa. Pero desde luego no era normal.

Entonces una tos incontrolable emanó de mi, esparciendo sangre en mi mano y vestido. El olor a hierro me hacia sentir mareada, que junto al desconcierto de lo que acontecía, solo aumentaba mi débil estado.

Me deslicé con dificultad hacia el baño, agarrándome a los salientes de la pared, a los muebles, y en última instancia al marco de la puerta.

Lancé el vestido hacia una pila de ropa con la esperanza de poder esconderlo más tarde. Si la Sra. Parkins lo veía, tendría que dar muchas explicaciones que no tenía. Y con seguridad se lo diría a Klaus. Cosa que no iba a permitir. Ya tenía bastante con ser la huérfana vagabunda, como para convertirme en la hermanita enferma.

Por suerte parece que el malestar no duró mucho. Y aunque estaba asustada, recordaba las palabras de Klaus. Por lo que después de limpiarme, me acurruqué en la cama esperando dormir pronto.

Raíces del SilencioTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang