VI. Instinto animal

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Con Oliver en sus brazos, Freen observó el parque y dejó que su celular continuara sonando. Estaba en un banco y su sobrino sentado contra su pecho, mirando lo mismo que ella mientras su móvil no detenía las llamadas.

Jugó su dedo sobre los labios del pequeño y lo oyó emitir un sondo divertido. Río, volteándolo y alzándolo lo que sus brazos le permitían y su risa infantil dibujó su mayor sonrisa. Disfrutaba llevarlo a pasear porque pasaba eso, se desconectaba de los demás y la tranquilidad invadía en ella.

Él metió su puño en la boca e intentaba morderlo, pero su ausencia de dientes se lo impedía. Iba a hablarle, con ese tono divertido que utilizaba con él cuando su móvil volvió a sonar, en el bolsillo de su chaqueta y regresó a Oliver contra su pecho.

Atendió, frustrada y no se molestó en ocultarlo.

- ¿Qué te pasa, Billy? ¿No sabes que si alguien no atiende es por qué está ocupado? - si fuese posible, atravesaría su mano a través del aparato y lo golpearía. El chico balbuceó, antes de responderle y ella se mordió los labios para no continuar con insultos-

- Lo siento, pero creí que ibas a tener la tarde libre. No te vi entre las porristas hoy-

- ¿Estás en el Instituto aún? -

- Sí, en la biblioteca por el trabajo del señor Robinson ¿lo recuerdas? -

- Oh sí, sí. Bueno ¿necesitas algo? -

- Si, por esto te llamé. Extrañaba tu voz...llevas dos días evitándome- ella rodó los ojos ¿por qué tenía que ser tan patéticamente cursi y decir esas cosas? Era molesto oírlo decir eso a diario y no estaba evitándolo. Solo quería un poco de espacio para ella misma, no había nada de malo en eso-

- Billy, te vi hoy en clases-

- Sí, pero solo eso. Ni siquiera dejaste que me sentara a tu lado ¿quieres venir a cenar a casa? Mi madre hará pastas-

- ¿Qué? ¿estás loco? Ni siquiera conozco a tus padres, no puedo caer, así como si nada. No, Billy, no hoy-

- Sería una buena ocasión para presentarlos entonces-

- He dicho que no. Además, tengo bastante tareas que hacer y debo cuidar a Oliver-

- Entiendo...bueno ¿puedo llamarte a la noche? - suspiró, consciente de que él no era el culpable de su lío emocional y le respondió en afirmación, antes de cortar y regresar el móvil a su chaqueta-

Llevaba dos días impidiendo que Billy se acercara con sus acostumbradas muestras de afecto porque no las quería. Dejó su mentón sobre la cabeza de su sobrino, eso sonaba algo cruel, pero estaba comenzando a sentirse incómoda con la situación.

Al principio, él le pareció dulce y el novio perfecto. Guapo y popular como cualquier chica querría, entonces con eso subía un escalón más en la envidia del Private Bangkok. Pero las cosas estaban cambiando. Y dos noches atrás cambiaron del todo.

Desde que había vuelto a besar a Becky, las revoluciones en su interior terminaron por explotar. Todas sus sensaciones cambiaban cuando la rubia la tocaba y cuando Billy lo hacía nada se inmutaba en ella, nada la inhibía ni la ponía nerviosa. Y eso era algo para detenerse a pensar.

Y quería que esos planteos se alejaran, no la molestaran en su conciencia, pero eso incluía entonces alejarse de Becky y, de alguna manera, esa misma conciencia le pedía que no. Así que el debate mental no se acabaría y continuaría presionándola por momentos.

Bajó la vista, cuando Oliver intentaba ponerse de pie sobre sus muslos y ella lo ayudó, sujetándolo por su cintura. Él se recostó contra su cuello y desde allí reía, mirando tras ella lo que le generaba la diversión. Freen giró, abriendo los ojos con violencia al ver de qué se trataba y regresó con rapidez su mirada al frente.

Bajo sus EncantosOn viuen les histories. Descobreix ara