Prologo

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—bien, ya estoy aquí.

Fueron las palabras que dijo un chico que rondaba los diecisiete años de cabello blanco y ojos rojos observando la enorme ciudad que estaba frente a él.

No hace más de diez minutos que había cruzado la entrada y recibir un interrogatorio de los guardias permitiéndole entrar a la famosa ciudad de Orario donde se podían cumplir los sueños.

Debía de admitir que se sentía emocionado por vivir nuevas aventuras en esa increíble ciudad.

—debería de empezar a buscar algún dios que me acepte en su familia —pensó Bell no muy seguro.

Aunque inmediatamente recordó algo sacudiendo su cabeza.

—no, la abuela me pidió que tan solo llegara a Orario le entregará esta carta a la diosa Astrea —pensó viendo un sobre que estaba en sus manos—. Probablemente si no la obedezco se enojara conmigo, lo mejor será entregar esta carta y después buscar una familia.

Antes de salir de su hogar su abuela lo detuvo dándole un sobre.

"—Espera Bell, toma esta carta, tan solo llegues a la ciudad quiero que se la entregues a la diosa Astrea y espera hasta que termine de leerla, espero que no se te olvide".

Fueron las palabras que le dijo antes de darle un abrazo de despedida y salir de su pueblo siendo despedido por todos los habitantes deseándole buena suerte.

—pero ni siquiera me dijo como es la apariencia de la diosa Astrea —pensó con una gotita estilo anime.

Lo único que sabía era que es la diosa de la justicia y que su familia solo pertenecían mujeres, se iba a sentir un poco nervioso para acercarse a ellas y darle la carta pero era un pedido de su abuela y no podía negarse.

Aunque debía de admitir que tenía curiosidad por saber que decía esa carta, estuvo tentado a abrirla en el viaje pero se dio un puñetazo cuando quiso hacerlo, su abuela no lo había criado de esa manera.

—lo mejor será empezar a buscar —pensó empezando a caminar y adentrarse a la enorme ciudad.

En una de las tantas cosas que le había contado su abuela era que la ciudad hace dos años había estado en guerra con una organización llamada Evilus la cual causó muchas tragedias pero en teoría ahora estaban en paz y eso le alegraba.

—me pregunto si mi nivel bastará para poder protegerme de cualquier cosa que suceda —pensó un poco dudoso tocando una espada que colgaba en su cintura.

Sabia que las personas en Orario eran mucho más fuertes que afuera, solo esperaba dar la talla y no parecer un debilucho.

—aun así, me sorprende lo grande que es la ciudad —pensó maravillado ya que era la primera vez que estaba en una ciudad.

Pero no podía distraerse, tenía que buscar a la diosa Astrea primero antes de explorar.

—quizás deba preguntarle a alguien, si sigo así jamas la encontraré —pensó buscando con la mirada a alguien confiable para preguntarle.

Aunque en eso vio como un hombre venía corriendo hacia él con una expresión desesperada.

—¡Quítate mocoso! —grito el hombre empujando a Bell y seguir corriendo.

—vaya, es algo rápido —pensó Bell levemente sorprendido.

Aunque se sorprendió más al ver como una mujer sumamente bella venía corriendo de la misma dirección, probablemente siguiendo a ese hombre.

La mujer vestía un kimono rojo y llevaba una espada en su cintura, lo que más resaltaba de ella era su hermoso cabello largo de color negro y la expresión seria que la hacia ver mucho más bella.

Amo a mi familia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora