¿Está ocupado?

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Mientras bajaban los escalones del escenario, tuvo cuidado de no tropezar con los demás. Jimin pasó la mano suavemente por su espalda baja, cuidándola de chocarse con las personas que pasan a su lado, acercándola a su costado.

— Ten cuidado. — Le susurró, terminando de bajar las escaleras. 

Ella le sonrió, sin mostrarle los dientes, aún sonrojada por el esfuerzo de la presentación. 

Él siguió de largo, acercándose a los demás, quitándose la camiseta, jalando los cables de los micrófonos que tenía al rededor de la cabeza. 

Ella se perdió entre la gente, se dirigía al baño. 

Suspiró, encontrando el baño vacío. Normalmente, en ese tipo de espacios, solían usar dos o tres cuartos de baño tanto para mujeres o como hombres. Cerró la puerta con pestillo y se quitó la camisa, estirando los brazos. 

Se recargó sobre el lavamanos y se miró al espejo. Su maquillaje se mantenía intacto, pero tenía los cabellos revueltos, sentía los nudos. Suspiró de nuevo, se lavó las manos y comenzó a desenredarse los cabellos con los dedos. 

— ¿Hay alguien aquí? — Ella se giró, sobresaltada. 

— Ocupado. 

La puerta intentó abrirse. Ella frunció el ceño. 

— Está ocupado. — Alzó la voz. 

— ¿Podrías abrirme? — Ella se acercó a la puerta, abriéndola un poco. Jimin la veía con las manos tras la espalda. — ¿Puedo pasar? 

Ella intentó mirar la puerta de los demás baños. 

— ¿Sabes qué hay más...

— Están ocupados. — La interrumpió.

Ella frunció el ceño, mirándolo un momento. Seguía sin camiseta y tenía los cabellos revueltos.

— Solo quiero lavarme las manos. — Le sonrió. 

Ella se alejó de la puerta, dejando que él la abriera para entrar. No quería que alguien más los viera y se formara un malentendido, o en el peor de los casos, no quería perder su trabajo. 

Ella recostó en una de las paredes, comenzando a trenzar su cabello, mirando el suelo. Jimin la veía por el espejo. 

— Lo hiciste muy bien. — Ella alzó la mirada para verlo. — Como siempre. — Ambos sonrieron. 

— Gracias, Jimin. — Jimin se dio la vuelta, poniéndose a su lado para usar el secador de manos. 

— Me alegra saber que eres la cabeza de mis bailarines. — Él rio levemente. — No disfrutaría las coreografías si no fueras tú quien hiciera los solos conmigo. 

Ella se ruborizó levemente, sonriéndole de vuelta.

— Fue... — Jimin se acercó, poniéndose lentamente frente a ella. — una maravillosa presentación. — Terminó por susurrar cuando Jimin la acorraló en la pared.

— Estuviste estupenda. — Se sintió pequeña, la sombra de Jimin la cubrió por completo. — La forma en la que te movías... — Ella tragó saliva.

— Jimin... — Lo tenía tan cerca que sus respiraciones chocaban. — Yo no...

Él la besó, tomándola de la nuca, sintiéndola suspirar. 

— Jimin. — Repitió. Ella se separó un momento, poniendo una de sus manos sobre el pecho de Jimin. Él sonrió, acercándose de nuevo a ella. — ¿Qué haces? — Le susurró, como temiendo que alguien la escuchara.

— ¿No es obvio? — Volvió a tomarla, esta vez de las mejillas, besándola. 

— Yo no, tú no... — Jimin la tomó de las piernas y la alzó, sentándola sobre el lavamanos. 

— Esperé mucho tiempo por esto. — La besó, sintiéndola pegarse a él, tomarlo por los cabellos, jadeando contra sus labios. — Me alegra saber que no fui el único. — La tomó de las caderas, colando las manos dentro de su camisa. 

¿Está ocupado? — Tocaron la puerta. Jimin estiró el brazo, sosteniéndola cuando el pomo comenzó a girar. Había olvidado ponerle seguro al entrar. Ella miró a Jimin, alarmada. 

— Sí. 

— ¿Jimin? — Ella reconoció la voz de Hoseok. — Déjame entrar viejo, necesito orinar. 

Ella frunció el ceño. Jimin se encogió de hombros.

— En los camerinos hay baños. — Contesto. — ¿Qué haces viniendo aquí? 

— ¿Qué haces viniendo tú aquí? — Repuso. 

— No te dejaré entrar, Hoseok. 







One shots -Jimin- (Primera parte)Where stories live. Discover now