¿Por qué esa cara? #2

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— ¿Por qué no? — Quiso saber ella. Jimin la miró, con las mejillas llenas, picaro. — Lo disfrutas. — Respondió con simpleza, llevandose otro bocado de comida a la boca. — Quizás no logres recordar todo, pero, lo disfrutas. — Lo miró a los ojos, divertida. — Bastante diría yo. 

Jimin rio suavemente, tomando las últimas cucharadas de su comida, aún cruzado de pies sobre el sillón. 

— ¿Cómo fue que perdieron una de tus maletas? — Preguntó él. — ¿La que te regalé? 

Ella negó, con la boca llena. 

— No, de hecho no llevé esa. — Terminó de tragar la comida. — Parece que hubo una pequeña confusión. — Comenzó a explicar. — Las maletas eran idénticas y... — Movió las manos de forma exagerada. — Otra persona se la llevó, pensando que era la suya. — Jimin estiró las piernas. 

— Aún puedes recuperarla entonces. — Ella se encogió de hombros. — ¿Llevabas algo importante? 

— Solo ropa. — Respondió. — Intentaron contactar con la persona. — Jimin la miró. — Resultó ser una señora. — Hizo una pausa. 

— Una señora...

— Rusa. — Terminó por decir. — Una señora rusa. — Dejó los cubiertos y el platito de plástico sobre la mesa de centro y suspiró. — Nadie de mi equipo ni nadie del aeropuerto, en ese justo momento, hablaba ruso. — Jimin sonrió. — No le entendimos nada y ella no nos entendió a nosotros. — Se llevó las manos a la cara, exasperada. — Todo eso nos retrasó dos horas. 

Jimin rio suavemente, jalándola hacia él, cubriéndola con sus brazos. 

— Parecer ser que ambos nos retrasamos un poco. — Le sonrió. Ella hizo un puchero. 

— Quería prepararte algo para cenar. — Lloriqueó. Jimin sonrió, apretándola más. 

— Podemos hacer la cena juntos mañana. — Le acarició los cabellos. — No volveré a Seúl hasta el próximo viernes. 

Ella alzó la cabeza, con los ojos brillantes. 

— ¿Te quedarás? — Preguntó con ilusión. 

— ¿Y tú? — Jimin tenía una enorme sonrisa en las mejillas. 

— La rueda de prensa no comienza hasta dentro de un mes. — Respondió. — Tomaré unas pequeñas vacaciones. 

— Podrías acompañarme. — Ella lo miró. Jimin le sonrió. — Ven conmigo a Seúl, sé que te encanta comer pulpo picante. 

Ella sonrió. 

— Pero... 

— Puedes quedarte en mi apartamento. — Respondió antes de que ella lo dijera. — Comenzaremos a grabar algunos videos para las canciones de nuestro nuevo álbum, pero... — Le acomodó algunos cabellos tras las orejas. — Podemos estar juntos en las noches. 

— No quisiera entrometerme en tu trabajo, Jimin. — Él le sonrió, casi desapareciendo sus ojitos en sus parpados. 

— Me sería de mucha ayudar tenerte conmigo allá. — Le respondió. 

Ella rio con suavidad, tomándolo de las mejillas para besarlo, dejándole los labios húmedos. 

— Dijiste que estabas agotadísima. — Exageró Jimin, murmurando contra sus labios, cuando se hubieron separado un momento. 

Ella sonrió, aun con los ojos cerrados, sin quitarle las manos de las mejillas. 

— Lo estoy. — Le sonrió, acercándose lentamente, viéndole los labios. — Pero eso no me impide besarte. — Envolvió entre sus labios los de Jimin, sintiéndolo suspirar. 

Amaba sus labios carnosos, tan grandes y perfectos para mordisquearlos y dejárselos rojos. Le encantaba. 

— Tranquila. — Volvió a alejarse. — Aún no nos emborrachamos. 

Ella sonrió, abriendo esta vez los ojos.

— No necesito estar borracha ahora. 

Enredó los brazos alrededor de sus hombros, moviendo las piernas para sentarse sobre las de Jimin, sin quitarle la mirada de encima. 

— ¿No querías descansar? — Preguntó, divertido, pasando sus manos lentamente sobre sus caderas. 

— Podemos descansar después de esto. 






One shots -Jimin- (Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora