Soy Jimin.

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Ella se mantuvo sentada en el sillón, estrujándose las manos, nerviosa. Oía los pasos a afuera y las sombras pasar por debajo de la ranura de la puerta de madera. 

Suspiró, sintiendo propia respiración, temblar del miedo. 

— No quiero que te entrometas. — Oyó tras la puerta, viendo la sombra de una persona parada a fuera. — Ninguno de ustedes. 

Ella se levantó rápidamente del sillón, limpiando el sudor de sus manos sobre el pantalón negro que llevaba puesto esa noche. 

Mientras veía la puerta abrirse, intentó acomodarse un poco los cabellos. 

— Hola. — Jimin le sonrió, asomando la cabeza por entre la puerta, aun sin entrar en la habitación. — ¿Quieres que pida algo para cenar? — La miró un momento, aún sonriente. — ¿O para beber? — Ella abrió la boca, dispuesta a responder, pero Jimin la interrumpió. — ¿Tienes hambre? 

— Un poco de agua estaría bien. — Respondió, intentando sonreír. 

Jimin volvió al pasillo, dejando la puerta entre abierta. Oyó algunos murmullos, pero no logró entender nada. 

— Pedí una jarra de agua helada. — Terminó de entrar en la habitación, cerrando la puerta. — Y un vino, por si te apetece. — Ella lo siguió con la mirada, viéndolo moverse suavemente por la habitación. — No soy mucho de tomar agua. 

Le sonrió. 

Ella trató de devolverle la sonrisa, tímida. 

— ¿Qué tal el viaje? — Preguntó, organizando algunos papeles que había sobre un escritorio. — Espero que no fuera... — Ella lo interrumpió.

— Estuvo bien. — Se llevó las manos tras la espalda. — Fue... — Jimin levantó la vista para verlo. — Fascinante. 

Jimin sonrió, volviendo a poner su atención sobre los papeles. 

— ¿Habías viajado en avión alguna vez? — Ella negó. 

— No, no, señor. — Repuso. Jimin no la estaba mirando. 

— No tienes que llamarme señor. — Le sonrió, alzando la vista. Ella se sonrojó. — Soy Jimin, es un placer. — Ella asintió. — Estás nerviosa. 

Jimin sonrió de forma extraña, dejando ver los colmillos salir por entre sus labios.

— Yo no... — Tragó saliva. 

— Lo estás. — Aflojó un poco la corbata del traje negro que le cubría el cuerpo. — Es normal, los humanos son... — Sus ojos brillaron. — Susceptibles. 

Ella no supo qué responder.

— ¿Sabes por qué estás aquí? — Ella asintió. 

— Yo... - Se estrujó las manos. — Necesito el dinero. 

Jimin sonrió, acercándose. 

—  El dinero no debería preocuparte. — Intentó sonreírle con amabilidad. — Habrá cosas más importantes que el dinero. 








One shots -Jimin- (Primera parte)Where stories live. Discover now