Ya nos vieron.

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— Deja de entrometerte. — Lo miró por el espejo del baño. — No estás dejando que haga mi trabajo. — Terminó de retocarse el labial uva que tenía sobre los labios. — Además, estás en el baño de niñas. 

Jimin se acercó, reclinándose sobre el lavamanos junto al de ella.

— No me entrometo, solo estoy cuidándote la espalda. — Le sonrió con ternura. Ella rodó los ojos, guardando el labial en su bolso de mano. — Además, apagaste tu micrófono. 

Ella lo miró, cruzada de brazos. 

— No tienes que preocuparte por mí. — Se acomodó los cabellos sobre los hombros. — Obtendré la información y nos iremos. — Dijo, moviendo las manos con desdén. — Si sigues siendo tan evidente. — Lo jaló de la camisa, acercándolo a ella. — No seré yo quien lo estropee. 

Jimin suspiró, divertido, rodeándola con el brazo por los hombros. 

— Salgamos de aquí antes de que alguien... — Frenaron en seco cuando la puerta de entrada al baño comenzó a chirriar, abriéndose. 

— Van a pensar qué... — Jimin la jaló hacia uno de los baños, cerrando la puerta con suavidad. — ¿Qué estás haciendo? — Susurró, subiéndose sobre el inodoro, cuidándose de no pisar uno de los pies de Jimin. 

— Shhh. 

Jimin la sostuvo desde la espalda, comenzaba a resbalarse por los tacones. 

— Voy a caerme. — Intentó acomodar los pies, chochando las piernas contra las de Jimin. — Tus zapatos son muy grandes. — Renegó. 

Jimin le tapó la boca. 

— Cállate y escucha. — Susurró. 

Ella permaneció en silencio, haciendo un gran esfuerzo por no resbalarse. 

A fuera, oían dos voces, una femenina y otra masculina, diluidas por el sonido del grifo del lavamanos. 

— Es atractiva. 

— Que sea atractiva no significa que sea de confiar. — Intercambió miradas con Jimin. — ¿Aseguraste la puerta? — Se oyó el sonido de un encendedor. — No quiero que alguien entre y piense que hacía cosas... — Hubo una pausa. — Contigo. 

Él rio. 

— Tranquila, tendremos tiempo después. — Lo oyeron reír de nuevo. — Solo vinimos a divertirnos, deja de pensar que todos están tras nosotros. 

La oyeron suspirar. 

— Lo están, Han. 

Jimin la sostuvo de las caderas cuando la sintió flanquear. Ella cerró los ojos con fuerza, sintiendo las piernas temblar. 

— Solo es una fiesta. — El olor a cigarrillo inundó el lugar. — Relájate y diviértete un poco. 

— No tardarán en irse. — Susurró Jimin. — Deja de temblar. 

Ella lo miró mal, pegándole un golpe en el pecho. 

— Estás paranoica. — Oyeron que comenzaban a caminar. — Podías venir al baño sola. 

Abrieron la puerta. 

— Creí que tenía el labial corrido. — La puerta volvió a cerrarse. 

Jimin se enderezó, mirando por sobre los cubículos del baño. Se habían ido. 

— Se fueron.  

— Esto no estaba en el plan. — Gimoteó, tocando el suelo de nuevo. — Necesito un momento. 

Salió del baño, reclinándose un momento sobre uno de los lavamanos. 

— Sospechan. — Jimin salió del baño, acomodándose la camisa. 

— Ella, no él. — Se giró, viéndolo. — Voy tras él, no tras ella. 

Jimin enarcó una ceja. 

— ¿Sabías que no venía solo? — Ella ladeó la cabeza un momento. 

— No lo mencionó, pero lo supuse. — Se encogió de hombros. — No debe ser la única que viene con él. — Lo señaló. — En lugar de estar cuidándome, deberías...

La puerta del baño volvió a abrirse, casi de un golpe. 

— Podría perder mi cabeza si fuera posible. — La chica de hace unos minutos entró de nuevo en el baño. 

Al alzar la vista, se topó con la espalda de Jimin, enfundada en la camisa blanca medio transparente que le permitía ver sus tatuajes y sus músculos tensos con los brazos sobre la pared. Se sonrojó levemente al ver las piernas de una chica bajó él. La tenía acorralada contra la pared, inclinado levemente sobre ella. 

— Al menos algunos si están divirtiéndose. — Susurró mientras tomaba el labial. 

Los miró un segundo más, dándose la vuelta y empujando la puerta de nuevo. 

— Deberías ver tu cara. — Jadeó Jimin, viendo sus mejillas rojas. 

— Quítate. — Lo empujo suavemente, alejándose de su sombra. 

— De nada. — Ella enarcó una ceja. — Te cubrí. — Sonrió. — De no ser por mí, te habría reconocido. 

Ella carraspeó. 

— Podríamos volver a entrar al baño. — Susurró. — No tenías que... 

— ¿Besarte? — Se pasó una mano por los cabellos, divertido. — Pero sí tus piernas volvieron a temblar. — Rio suavemente, viéndola aún más roja. 

— Mis piernas no... — Renegó, sonrosada. — No temblaban, solo estaba en una posición incómoda. 

Jimin se acercó a ella, jalándola de la cintura para pegarla a él. 

— ¿Q-que, que estás haciendo?— Tartamudeó, nerviosa. — Alguien podría entrar, podrían... 

Jimin le apretó las caderas, ladeando un poco la cabeza mientras se acercaba a sus labios. 

Ya nos vieron. 












One shots -Jimin- (Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora