Deberíamos repetirlo.

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— Me alegra poder verlos a todos aquí, nuevamente. — La profesora sonrió, pasando la mirada por las personas que surcaban los pupitres. — Espero tuvieran un dichoso fin de semana... 

Ella giró la vista hacia la ventana. Sentada con las manos sobre el pupitre, con la espalda recta, evitando tocar el espaldar de madera. Sentía el cuello de la camiseta rozarle la piel. Suspiró, viendo un grupo de chicos jugar futbol en una de las canchas del patio. 

— Abramos entonces el libro en la página 46. — Ella volvió la vista al frente, sintiendo un pequeño movimiento en el pupitre de al lado. — ¿Alguno recuerda la parte en la que quedamos la anterior clase? — Ella lo siguió con la mirada, viéndolo sentarse pesadamente en la silla, suspirando con fuerza. Tenía los cabellos pegados a la frente, sudaba. 

— El autobús se quedó sin gasolina. — Resopló, bajito. — Tuve que correr. — Ella lo miró de reojo. — Veinte minutos. 

Jimin se pasó una mano por los cabellos, recostado sobre el respaldar, cansado. 

— ¿Trajiste la tarea? — Preguntó, sin quitarle la mirada a la profesora, sin oírla realmente. — Porque te dije que... 

Jimin abrió la cremallera de su bolso, sacando una carpeta azul, deslizándola por el pupitre. 

— Lo sé. — La interrumpió. — Leí tu mensaje. 

Ella tomó la carpeta, abriéndola, revisándola con interés, siguiendo los párrafos con los dedos. 

— Creí que lo habías olvidado. — Murmuró. 

Jimin la miró, con los ojos entrecerrados. 

—  Es imposible olvidar hacer un pendiente estando en grupo contigo. — Respondió. 

Ella frunció el ceño, girando levemente la cabeza en su dirección. 

— ¿Insinúas que soy mandona? — Jimin casi sonrió, enderezándose en la silla. 

— Solo insoportable. — Respondió, acomodándose un poco la camiseta. 

Ella enarcó una ceja, mirándolo. Jimin la ignoró, prestando atención al frente. 

— ¿Insoportable? — Murmuró, dándole un rodillazo bajo la mesa. 

Jimin giró la cabeza hacia ella, con los ojos muy abiertos. 

— Pudiste esperarme en la mañana. — Le recriminó. Ella frunció el ceño. — Ni siquiera me despertaste. 

— Lo único que pude haber hecho fue tomar un taxi e irme de tu casa. 

Lo vio sonreír. 

— Pero no lo hiciste. — Ella tensó la mandíbula. — Me pregunto por qué. 

Ella se mantuvo en silencio unos segundos, oyendo la música de los audífonos del chico del al frente. 

— Olvídalo. — Murmuró. 

Lo vio sonreír con el rabillo del ojo. 

— Eso es mucho más imposible. — Respondió. — Deberíamos repetirlo. 

Ella frunció el ceño, levemente sonrosada, viendo al frente, con los labios apretados. 

 — Deberías poner atención a la clase. — Dijo, deslizando la carpeta de nuevo en su dirección. — Pudiste haber hecho mejor tus partes. 

Jimin rodó levemente los ojos, dejando la carpeta bajo su pupitre. 

— Quizás las hubiera hecho mejor si hubiera tenido algo de tiempo anoche. — Respondió. — Podríamos haber hecho incluso una presentación...

Ella se giró hacia él, molesta.

— Pudiste haberlo hecho desde mucho antes. — Lo miró unos segundos antes de arrebatarle la mirada. — Deja de mencionarlo. 

Jimin la miró, con una media sonrisa. 

— ¿El qué? 

— Tú sabes a qué me refiero. 

Jimin se relamió los labios.

— Podrías decírmelo. — Ella volvió a fruncir el ceño. 

— Estás más irritable de lo normal hoy, Park. 

Él volvió a sonreír. 

— Quizás sea porque aún tengo los recuerdos de ayer a flor de piel. — Respondió, pensativo, con una de sus manos bajo la mandíbula. — Aún recuerdo muchas cosas. — Ella rodó los ojos, encorvándose un poco. — Recuerdo más detalles de los que creí que podría recordar. 

La miraba con diversión. Ella tomó aire por la nariz, algo molesta. 

— No necesito que los recuerdes ahora. 

— ¿Entonces puedo recordarlos más tarde? — Murmuró. 

Ella suspiró pesadamente, cerrando los ojos. 

— Solo... — Tomó aire. — Cállate. 

Jimin rio suavemente, agachando la cabeza para que la profesora no pudiera verlo. 

— No tienes que ser tan esquiva. — Se apoyó en el escritorio. — Entiendo si te arrepientes pero...

— No dije que me arrepentía. 

Las cejas de Jimin se alzaron, levemente sorprendido. 

— Ahí estás. — Le sonrió, pícaro. — Sabía que no había sido solo una noche. 



 

One shots -Jimin- (Primera parte)Where stories live. Discover now