Capítulo 17. Vacaciones Parte I

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POV Luz

Nunca había estado en aquella parte de la península. Según quedaban menos kilómetros para llegar a nuestro destino, el paisaje cambiaba, cada vez iba siendo menos verde, menos montículos y más poblaciones, aunque fueran pequeñas. Tampoco podía distinguir mucho, la oscuridad se cernía sobre nosotras, pudiendo vislumbrar alguna luz por los pueblos que pasábamos y por la luz que reflejaba la luna. Tenía ganas de llegar ya a la casa y poder estar abrazada a la pelirroja que conducía. Se había hecho el viaje conduciendo ella sola, a pesar de mi insistencia en turnarnos ella solamente respondía "Tranquila que yo sé el camino y la carretera".

—¿Cómo estás? ¿Necesitas parar? —le pregunté al verla bostezar ampliamente, arrugando su nariz.

—Estoy bien tranquila, además ya queda poco más de media hora —sonreí. Ya quedaba menos. —¿Tú cómo vas? —preguntó, tras eso apartó un momento la vista de la carretera para mirarme y sonreír.

—Yo bien, muy bien, tengo unas vistas... —dije socarrona sin quitar la mirada de ella.

—Anda... —golpeó levemente mi pierna con su mano. —Eres una regala oídos... —volvió a sonreír de medio lado.

—Tengo muchas ganas de llegar... ¿Crees que podremos darnos una ducha juntas? —pregunté a la vez que llevaba mi mano a la nuca de Ainhoa, para acariciarla. Tenía el paso libre, llevaba su pelirroja melena en un moño desenfadado que si decía en alto lo que pensaba de cómo le quedaba, seguramente se asustaría.

—¿Y por qué no íbamos a poder? —chascó la lengua —Bueno, habrá que dejar que se caliente el agua, después de tantos días... Pero mientras podemos aprovechar a colocar todo o hacernos algo de cena. Que no sé tú, pero yo tengo hambre...

—Escucha, ¿Por qué no paramos en algún sitio a cenar? Así no nos liamos más de la cuenta... —Tampoco era una mala idea.

—¿Pero acaso tienes prisa? —alzó una ceja preguntándolo de manera sugerente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al completo.

—No, pero te recuerdo que te morías de hambre —Contesté burlona.

—A ver, —carraspeó la pelirroja, en un tono más comedido —¿Qué hemos traído de comida? Vamos a hacer una lluvia de ideas para cenar algo rápido y sencillo. Me giré para ver la bolsa de compra que se encontraba detrás del asiento de Ainhoa, a los pies del asiento pasajero.

—Creo que tenemos pasta, cebolletas, tomate, maíz... Huevos. Tenemos huevos —Volví a mirarla. Estaba pensativa.

—No es un plato muy elaborado para ser nosotras —comenzó a decir con una pequeña sonrisa —, pero podríamos cenar ensalada de pasta, fresquita y equilibrada... ¿Qué te parece?

—Me parece estupendo —sonreí. La ensalada de pasta me recordaba al verano, a ir al pantano a pasar el día y llevarnos el túper para comerla. Volví a poner la mano en la nuca de Ainhoa, trazando círculos, acariciándola y dejando que algún que otro fino mechón de pelo se enredase en mis dedos. Me encantaba tener contacto con ella.

—Luz —llamó mi atención, quité la vista de la carretera y la miré, ella solamente lo había hecho un instante, devolviéndole al tráfico aunque no hubiera mucho.

—Dime.

—No recuerdo haberlo dicho, muchas gracias. Y si te lo he dicho, pues... te lo repito —fruncí el ceño.

—¿Gracias por qué? Si la idea de la cena al final la has sacado tú... —No sabía muy bien a qué se estaba refiriendo.

—No —rio levemente. —Me refiero a esto... Lo que sea. Gracias —estiró la mano, posándose encima de mi pierna, lo que me hizo dar un leve respingo. Su tacto me ponía nerviosa, nerviosa en plan bien. Al notarlo quiso apartarla, pero la tomé con la mía y la devolví al sitio donde la había posado.

Bajo La Lluvia [Luznhoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora