Recuerdo muy bien esa noche. Era una de aquellas de mal agüero. Se acercaba el verano,
pero al sentarte al lado de una ventana, no lo hubiera creído. Un viento helado venía desde el
mar, rugía y hacía temblar las ventanas. Era la noche perfecta para quedarse en casa, hacer una
video llamada y después acurrucarse con un libro y una tacita de café. Precisamente eso fue lo
que hicimos.
— 'Los dos hombres aparecieron de la nada, a unas yardas de distancia en un sendero angosto e
iluminado por la luna....' —. Tomé un poco de té mientras escuchaba a Alma leer en voz alta
Las Reliquias de la muerte (la séptima y última entrega del mítico Harry Potter), mientras se mecía
despreocupadamente en la silla. Estábamos en el cuarto de Tití. Alma, debajo de una lámpara
que iluminaba parcialmente su cara, tenía un aura misterioso. Perfecta para un narrador de cuentos.
La voz de Alma nos ensimismaba en la búsqueda de Voldemort para vencer la muerte, esa
búsqueda, tema de tantos libros y capaz de este ...
—Uyyy, me tengo que ir— dije de golpe. Los ojos de Alma estaban llenos de cansancio, pero
yo, con tanto estrés encima (era nueva en el trabajo y no la pasaba bien), no noté las ojeras que
delineaban la parte inferior de sus ojos.
—Tengo que regresar a casa para ayudar a los gemelos a empacar. Se van de viaje con mis padres
mañana— conté.
— Que pena, pero no importa, nos vemos mañana, aparte Tití ya se durmió— contestó Alma.
—Sí, chau. ¡Nos vemos!—.
Nuestro abrazo duró una fracción de segundo más de lo normal. Quedamos en que mañana
volvería a venir y si la tía de Alma venía a pasar la noche, hasta podríamos salir a comer helados,
cosa que no hacíamos hace mucho tiempo.
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Entre el Silencio y las Lágrimas
FantasyUna aventura de dos amigas que trespasa los límites naturales.