Capítulo I

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Betty llevó un día a la escuela una revista de tendencias de moda a la escuela, ella, Sam y Tamara ya sabían sobre su contenido, no así Emi. Durante un receso ella la sacó para que empezaran a leerla, y pronto llegaron a un artículo refiriéndose a tendencias en belleza masculina, las cuales mencionaban el uso de maquillaje y ciertas herramientas de belleza.

-Emi, ve esto – dijo Betty señalando eufóricamente el artículo

-Oh, ve esas fotos, ese chico es en serio lindo – continuó Tamara

-Emi se vería muy bien así – finalizó Sam

-...no lo sé – comenzó a decir Emi después de un breve silencio incómodo – siento que sería demasiado para mí. Me gusta estar limpio, usar un poco de perfume para oler bien, cosas así, pero...

-No seas así, Emi – interrumpió Betty – ve lo limpia que se ve su piel, lo apuesto que se ve, y lo hermoso de sus ojos... – y, señalando a los ojos de su amigo, ella comentó – Oh, vaya, nunca había notado lo largas y gruesas que son tus pestañas.

-Eh... sí, eso creo.

-Qué envidia me das, mataría por que mis pestañas fueran así de largas, tienes mucha suerte.

-G-gracias... Pero tus ojos también son muy lindos – comenzó a decir Emi, sonrojado – tus pestañas son también muy bonitas

-Sí, pero es porque me las rizo, aparte de la mascara que me aplico. Sin eso, apenas las notarías.

-L-lo siento, no quise ofenderte...

-Descuida, pero sabes, me gustaría ver algo.

-¿Qué?

-Déjame rizarte las pestañas. Quiero ver cómo se verían.

-¡¿Eh?! No creo que sea buena idea...

-Ándale, Emi – interrumpió Tamara – no necesita ponerte siquiera mascara, sólo el rizador basta.

-¡Sí, yo también quiero ver! – Exclamó Sam.

-Está bien – dijo Emi tras un suspiro, haciendo que las chicas celebraran.

Sin mayor demora, Betty sacó de su cosmetiquera su rizador de pestañas, un aparato que entonces resultó totalmente desconocido para Emi, se aproximó a él y lo acercó a su ojo izquierdo, explicándole que lo apretaría en 3 etapas, cerca de su párpado, a mitad de las pestañas y al final de ellas, y que intentara no parpadear para no lastimarlo, y posteriormente repitió el proceso en el ojo derecho.

"¡Aww, se te ven hermosas!", gritaron al unísono las tres chicas. Emi se sentía un poco apenado, además sentía un leve cosquilleo en los párpados. Le prestaron un espejo para que pudiera ver su reflejo.

-¿Y qué opinas, Emi? – preguntó Tamara

-No se ven mal...

-¡Sabía que te gustaría! – dijo Betty.

Tras halagarlo un poco más llegaría la hora de retomar las clases, y así el día terminó sin mayor novedad. Al día siguiente, Emi y sus amigas se saludaron como siempre, notando él algo un tanto peculiar en ellas: su maquillaje estaba algo incompleto. Él no comentó nada, pero al tomar sus asientos, antes de comenzar las clases, ellas se apresuraron a terminar de arreglarse, obviamente Emi no sabía que era parte de su complot. Al sacar su rizador, Betty le pide a Emi que voltee hacia donde ella, quien empieza a aproximar dicho aparato a su ojo, Emi en ese momento se retira, incómodo por la situación. "¿Acaso no te gustó cómo se te veían ayer?", dijo la chica, fingiendo sentirse herida, lo cual bastó para hacerlo sentir culpable, permitiéndole a ella rizarle las pestañas de nuevo.

Desde ese momento, y por las siguientes dos semanas, cada que llegaban a la escuela, alguna de las chicas se encargaba de rizar las pestañas de Emi, llegando él a sentirse pronto cómodo con la situación, al punto que, a la tercera semana, ellas se llevaron una sorpresa. Ese lunes, cuando Sam iba a rizarle las pestañas, Emi la detuvo, y cuando preguntaron el por qué, el chico sacó de su mochila un rizador completamente nuevo y un espejo, diciendo "Creo que no puedo seguir dependiendo de ustedes". Emocionadas, vieron cómo él se rizaba por su cuenta por primera vez sus pestañas, haciéndole sólo un par de correcciones, sintiéndose él orgulloso, aunque todavía un poco aprehensivo.

Uno de ellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora