Capítulo 2

1K 12 4
                                    

Pasado un mes de que las tres chicas comenzaran su plan, Emi se rizaba las pestañas ya a diario, entonces ellas pensaron que era hora de avanzar con el plan. Un día, por la tarde, Tamara le hace la observación a Emi de que, aunque por la mañana sus pestañas lucen una hermosa curva, para la tarde esta casi se ha desvanecido, diciéndole que al día siguiente algo haría para ayudarle con ese asunto. Al día siguiente, después de haber terminado de rizar sus pestañas, Tamara le entrega un empaque a Emi.

-Esto es mascara, ¿verdad?

-Así es.

-Pero se va a notar mucho.

-No necesariamente – Continuó Betty – Nosotras la pasamos varias veces por nuestras pestañas, pero si sólo la pasas una, máximo dos veces, apenas si será visible.

-Ya veo...

Sin darle tiempo a Emi de decir otra cosa, Tamara tomó el empaque, retiro la mascara y, haciendo que se viera ante un espejo, le enseñó el método al que se refería Betty. La sensación fue completamente diferente, Emi sentía el peso de sus pestañas y, si entrecerraba los ojos, podía ver un poco más oscuras estas. Aplicar su propia mascara le llevó más tiempo aprenderlo, pero sus amigas fueron muy comprensivas, repitiéndole el cómo hacerlo hasta que pudo hacerlo sin problemas. Ocasionalmente, después de que Emi terminaba de aplicarse mascara, alguna de ellas ocasionalmente, de forma juguetona le aplicaba una o dos pasadas más, él intentaba protestar, pero le daban un pequeño beso a la mejilla y/o le decían que se veía muy lindo, apagando cualquier objeción que él pudiese tener.

Un día se les encomendó a todos en la clase la realización de un proyecto importante, con el cual sería evaluado buena parte del trimestre. El equipo de Emi y sus amigas inmediatamente comenzaron a planear el cómo trabajarían, lo cual fue muy sencillo dado lo bien que se comprendían. Durante dos días reunieron información cada quien por su cuenta, y en los recesos se dedicaron a seleccionarla, al final sólo restaba conjuntarla, para lo cual decidieron reunirse un sábado en casa de Betty, a mediodía.

Emi llegó a casa de Betty a las 11:30, él ya había estado ahí antes, finalmente no era el primer proyecto que hacían los cuatro juntos. Al tocar a la puerta Betty lo recibe con un abrazo y lo invita a pasar, viendo al momento que Sam y Tamara ya estaban ahí, y enterándose que los padres de Betty estarían fuera la mayor parte del día. Al darse cuenta de que sus amigas ya están maquilladas, Emi se apresura a tomar su rizador y su mascara, siendo interrumpido por Sam, quien le dice "Déjame hacerlo por ti". Con gran destreza Sam riza las pestañas de Emi, y deliberadamente aplica varias capas de mascara en ellas; sintiendo que empezaría a protestar, ella rápidamente le dice "Hoy no estamos en la escuela, no hay nadie que te vea, sólo nosotras, permítete disfrutarlo". Habiendo terminado, Tamara le aproxima un espejo a Emi, quien simplemente queda maravillado por cómo se veían sus pestañas, aunque si apenas un poco incómodo por lo ligeramente femenina que se había tornado su apariencia.

Terminar el proyecto apenas si les toma una hora y media, y teniendo el resto del día libre, Emi y sus amigas deciden relajarse y disfrutar. Al principio ven una película de comedia romántica que todos disfrutan, así que deciden poner otra, pero a esta ya no le prestan tanta atención. Betty entonces va rápido a su habitación, regresando rápidamente con una caja llena de barnices de uñas y un estuche de manicura. Siendo parte de su plan, las tres chicas piden a Emi que les ayude a decidir qué colores son más lindos, dándoles él su más honesta opinión. Entonces comienzan a darse manicura entre ellas, aparentemente ignorando a Emi, haciendo que él se sienta dejado de lado. Cuando Tamara termina la manicura de Betty, se aproxima a Emi y toma sus manos, empezando rápidamente su tratamiento a ellas. Limpia y lima con destreza sus uñas, y en ese momento toma un barniz rosa, uno de los que él había escogido. Asustado, él retira sus manos, pero sus amigas le aseguran que no hay nada que temer, que sólo están ellas y no se burlarán, además, de que le retirarán el esmalte antes de que se retire. Pronto, Tamara termina el procedimiento.

-Bien, ¿qué te pareció?

-Pues es un poco raro...

-¿Pero qué tal te sentiste?

-A decir verdad, fue muy agradable.

-¿Y qué opinas de tus uñas? – preguntó Betty

-Se ven muy...

-¿Muy qué?

-Muy bonitas...

-No sólo se ven muy bonitas tus uñas – dijo Sam – de hecho, tus manos se ven hermosas, y te lo digo como un cumplido.

-Gracias, en serio te lo agradezco.

-No es nada. ¿Y sabes? No me lo tomes a mal, pero en serio me pregunto cómo se te verían si te dejaras crecer las uñas

-Tal vez algún día lo averigüemos – dijo Emi – sin saber que estaría previendo su futuro.

Después de eso, ellas le confesaron a Emi que los sábados se reunían ahí para hacerse manicuras y algunas otras rutinas de belleza, diciéndole además que, para que no se sintiera excluido, era bienvenido de unirse a ellas cada que quisiera, lo cual él les agradeció.

Uno de ellasWhere stories live. Discover now