Capítulo 6

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Llegó otro fin de semana, esa vez quedaron de verse más temprano de lo usual en casa de Betty. En esa ocasión Emi fue el primero en llegar, usando, como ya era costumbre, su mascara, brillo labial y el conjunto de brasier y pantaleta. La chica rápidamente quitó el viejo barniz y aplicó un esmalte rosa en las uñas de su amigo, esta vez sin consultarlo con él, aunque sin recibir protesta alguna. Mientras las uñas de Emi secaban, llegaron Sam y Tamara. Apenas unos minutos después los cuatro se encontraban de camino al centro comercial. "¿Podrías decirnos de una vez qué te traes entre manos?", dijo Sam a Betty, quien sólo se limitó a decir "Chicas, lo sabrán cuando lleguemos", haciendo que Emi se sintiera feliz de haber sido incluido en el género femenino.

Una vez en el centro comercial, Betty los dirigió a un local de perforaciones.

-De acuerdo, niñas, es aquí. – comenzó la chica – Ahora les explico. La verdad, aunque nos conocimos no hace mucho, siento como hubiera sido desde siempre. Y dado lo bien que nos ha ido, en todos los aspectos, quiero que festejemos nuestra amistad con un piercing que nos una.

-¡Qué linda idea! – respondió Tamara.

-Eh... - sólo eso dijo Emi.

-Pero Betty – comenzó Sam – somos menores de edad, necesitamos permiso para eso.

-Y lo tenemos, ya me encargué de eso. – dijo Betty mientras sacaba de su bolsa las papeletas firmadas que expresaban el consentimiento – Sólo llenen estos papeles con sus nombres completos y eso será todo.

Las tres chicas llenaron inmediatamente los permisos, pero Emi dudó por un momento. La verdad no era algo que deseara, así que decidió negarse a hacerlo; sin embargo, antes de comunicarles su decisión a sus amigas pudo ver la euforia que ellas expresaban en sus rostros, además de que empezó a recordar lo bien que se la pasaba con ellas y cómo, de hecho, había cambiado gracias a ellas. Pensó "Creo que puedo hacer esto por ellas, se los debo, son mis amigas, y seguro se sentirán ofendidas si digo que no", y llenó el permiso, aunque, sintiéndolo apropiado, con el nombre de Emily, lo cual festejaron sus amigas.

Ingresaron en ese momento al local, Betty se encargó de toda la conversación, indicando que ellas y sus amigas deseaban colocarse piercings en el ombligo. Las cuatro chicas acordaron que, para simbolizar su amistad, todas se colocarían piezas con el mismo diseño. Emily dejo que sus amigas hicieran la elección; entre que no los agradaban las figuras que tenían o que las que les gustaban no las tenían con suficiente existencia, al final se decidieron por una mariposa formada por cuatro cristales rosas, teniendo una rosca con una piedra del mismo color. La primera en pasar a la colocación fue Betty, quien pegó un pequeño grito durante la colocación; Emily pidió ser la siguiente, ya que sentía temor de acobardarse y herir los sentimientos de sus amigas, ella apenas hizo una pequeña mueca cuando le pusieron el piercing; siguieron Sam y Tamara, la primera soportando la experiencia sin manifestar dolor, y la otra chica pidiendo que alguien tomara su mano, petición que Betty y Emily cumplieron, una a cada lado.

Al finalizar, las cuatro contemplaron sus nuevas joyas, al principio sintiéndose Emily un tanto aprehensiva, pero al ver la alegría de las otras tres chicas se contagió de esta y dijo "Bueno, ya uso varias cosas que, se supone, son para mujeres, una más no hace daño" y festejó con ellas. Betty corrió con todos los gastos. Al salir del local, las tres amigas de Emily voltearon a verla, diciéndole que, ya que pronto era su cumpleaños, querían tener algunos detalles con ella. Betty la tomó rápidamente de la mano, y, sin darle tiempo a decir nada, la jaló a donde tenía planeado.

El destino que Betty tenía en mente era una tienda de lencería, ella le dijo a Emily que no se preocupara y se dejara llevar, que ella se encargaría de todo. Ya en la tienda, Betty inmediatamente se dirigió a una de las asistentes de ventas, una mujer joven muy amable, y le pidió que tomara las medidas de Emily. La chica se sorprendió un poco al verla, pero al ver que sus amigas la acompañaban se enterneció y se puso manos a la obra, determinando que Emily requería un brasier 34A y pantaletas chicas o medianas. "¿Les puedo ayudar en algo más, señoritas?", les dijo la mujer, pidiendo Betty que les mostrara los coordinados con brasier tipo push up, llevándolas la asistente a dicha sección sin demora. Ya ahí, las amigas de Emily comenzaron a escoger múltiples coordinados para ella, todos y cada uno de ellos con encaje; ya habían decidido que debía ser una chica sumamente femenina y que eso encajaría perfectamente con ello. Sin temor a exagerar, entre las tres eligieron algo más de una veintena de coordinados, muchos en tonos pastel, algunos otros blancos, negros o color piel. Emily se angustió mucho al ver la cantidad de lencería que habían elegido para ella, más que nada por la cantidad de dinero que implicaba pagar la totalidad de los conjuntos, pero Betty estaba más que decidida a regalarle todo eso a su amiga, afortunadamente su posición económica se lo permitía sin mayor contratiempo.

Uno de ellasWhere stories live. Discover now