Capítulo 5

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Llegó el lunes nuevamente, Emi otra vez rizó sus pestañas a primera hora tras llegar a la escuela, una vez más aplicando 4 capas de mascara, lo cual comenzaba a ser lo común, haciendo así que sus amigas siguieran celebrando internamente. Con sólo unos meses para las vacaciones decembrinas el ritmo de las actividades escolares se vio acelerado, por lo que las tres chicas no habían tenido más oportunidad de continuar la feminización de Emi; finalmente, ellos cuatro debían asegurar un buen promedio de sus calificaciones en mira de asegurar su ingreso a un buen bachillerato. Una pequeña oportunidad para progresar se presentó con el otoño en pleno auge: con la temperatura cada vez bajando más y la humedad decreciendo, los labios de Emi se resecaban mucho. Él siempre acostumbraba a llevar consigo un bálsamo labial sin color, pero un día en ese periodo de tiempo lo perdió en algún punto, ocasionando que sus labios comenzaran a agrietarse durante las clases, causándole mucha incomodidad.

-Betty, necesito un favorzote – dijo él a su amiga durante un breve receso.

-Claro, ¿qué pasa, Emi?

-¿Tendrás un bálsamo labial que me prestes, por favor?

-Oh... No, lo siento. – Y viendo sus labios, exclamó – Ay, por Dios, en serio lo necesitas.

-Ya sé... Tamara, Sam, ¿alguna de ustedes trae? – Aunque ni siquiera tuvo que terminar de preguntar, ya que Tamara ya se encontraba buscando entre su cosmetiquera; Sam no solía usarlo, así que ni buscó.

Al final tampoco Tamara contaba con bálsamo, pero tuvo una idea brillante en ese momento. Con ella llevaba un brillo labial con un tenue tinte rosa, que además era bastante hidratante. Inmediatamente se lo ofreció a Emi, quien al principio dudo sobre si sería buena idea usarlo. Betty y Sam inmediatamente apoyaron a la chica y lo convencieron de ponerse el brillo labial, dejando así Emi que Tamara se lo aplicara. A los pocos minutos los labios de Emi se sintieron mucho mejor, lo cual le hizo saber a sus amigas. Tamara entonces le regaló el brillo labial, diciéndole "Se te ve mucho mejor a ti que a mí" y mostrándole al chico su reflejo en el espejo. Se sintió un poco avergonzado al ver sus labios con ese tono rosa, que, aunque no era tan diferente al color de sus labios, sí era perceptible, y el brillo que despedían. En ese momento se hicieron presentes las primeras burlas de sus compañeros de clase, todos quienes se rieron siendo hombres; aunque eso no duraría mucho, ya que con una simple mirada de las tres chicas todos cesaron y volvieron a sus asuntos. "No te preocupes, Emi, te ves muy bien, no les hagas caso", le dijo Sam, quien junto a Betty y Tamara lo abrazaron, reconfortando enormemente al chico.

Por el resto de la semana, aunque con un poco de persuasión por parte de las chicas, Emi continuó usando el brillo labial. Llegó el fin de semana, siendo esta vez la ocasión de reunirse en casa de Sam, cuya madre no se encontraría en casa, ya que trabajaba todo el día los fines de semana. Emily tampoco hizo acto de presencia ese sábado, y en ese momento Emi se dio cuenta que extrañaba a su alter ego. Una vez fue hora de la manicura de Emi, quien, al no haberse cortado las uñas desde hace dos semanas, ya las portaba algo largas, aunque aún cortas para un estándar femenino. Betty le ofreció esta vez usar un barniz que se acercaba muchísimo al color natural de sus uñas, si acaso con un muy ligero toque rosáceo, a lo que Emi accedió sin necesidad de persuadirlo. Tras sus manicuras, las chicas se dedicaron a retocar las cejas de su amigo, con la finalidad de mantenerlas con la apariencia que ya portaba; después, Tamara, quien llevaba la máquina de luz pulsada de su madre, se dedicó a darle otra sesión en su barba y bigote.

Antes de despedirse por el día, las chicas decidieron comentar acerca de la lencería de Emi, dándose cuenta que era la tercera semana que usaba el conjunto que Betty le había regalado. "No se preocupen, claro que lo he lavado", les aseguró él a sus amigas, quienes quedaron maravilladas con el hecho de que supiera el cuidado de esas prendas íntimas. Posteriormente Betty comenzó una breve plática acerca de lo bien que les había ido en sus exámenes y de lo mucho que se alegraba de la amistad que había entre los cuatro, por lo que propuso que hicieran algo para celebrarlo la siguiente semana, diciéndoles que ella ya tenía algo preparado, pero que preferiría que fuera una sorpresa. Tras esto, era hora de despedirse, "olvidándose" de retirarle el esmalte de uñas a Emi, quien se fue así a su casa.

Emi siguió portando el mismo brillo labial la siguiente semana, obviamente además de la mascara, que ya era usual en él. El miércoles, durante el receso, el chico reunió a sus amigas, comentándoles que la siguiente semana era su cumpleaños y que su madre quería hacerle un pequeño festejo, por lo cual las invitaba a su casa ese día, accediendo las tres de inmediato, visiblemente emocionadas.

Uno de ellasWhere stories live. Discover now