Capítulo 8

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Al día siguiente pasó algo muy extraño: Emily no había llegado. Sus amigas se preocuparon mucho e intentaron hablarle por teléfono y mandarle mensajes, todo sin respuesta. Emily llegaría ya empezada la primera clase con un semblante decaído, por primera vez en mucho tiempo sin una gota de maquillaje y sin su brasier bajo la camisa, pero usando los aretes que Betty le regaló el día anterior y el barniz que llevaba puesto desde el sábado. Ella estuvo muy callada durante las primeras horas, apenas dirigiéndole la mirada a sus amigas. Al primer receso que tuvieron, muy angustiadas, le preguntaron qué había pasado, contándoles lo que ocurrió después de que se retiraron.

Cuando se fueron, la mamá de Emily, algo molesta, comenzó a interrogarla. Tomando su mano y dirigiendo sus uñas a su pecho, dijo "¿Me puedes explicar esto?", refiriéndose a sus uñas y al brasier que llevaba, a lo cual Emily sólo respondería que era complicado. "No creo que tanto, llevas haciéndolo semanas. Ya tenía las sospechas, pero ayer, mientras te perforaba las orejas, lo confirmé. ¿Crees que no conozco los ojos de mi hijo como para saber que llevas usando mascara más de dos meses y que te has estado depilando las cejas? ¿O tus labios, para darme cuenta de que llevas pintándotelos ya un tiempo? También he observado que te estás dejando crecer las uñas y de que también te las pintas. Y sí, también me di cuenta de que esta misma semana comenzaste a usar brasieres y pantaletas, no eres tan cuidadoso con tu ropa sucia, y no mencionemos el maquillaje, ¿verdad?". Emily continuó explicándoles que, tras eso, le exigió saber qué otras cosas ella había hecho, viéndose obligada también a mostrarle el piercing que llevaba en el ombligo y comentarle de los fines de semana en que se veían y del día de compras que habían tenido, sintiéndose entonces culpable por el hecho de haberlas tenido que involucrar, a lo que sus amigas le respondieron que dejara de sentirse mal, ya que era mejor haberle dicho la verdad completa a ocultar más detalles.

Emily entonces contó que la interrogó sobre el por qué estaba haciéndolo, diciendo que, tras ver su reacción, no creía buena idea el decirle que había decidido pasar a ser mujer, así que sólo dijo que era una forma de sentirse "unido" a sus amigas, que era una sana diversión. "¿Así que te resulta divertido usar cosas de mujer? Vaya, parece que Emiliano dejó de existir y tendremos por aquí a Emilia por un tiempo, ¿eh? Qué bueno que tu padre estará fuera todavía por varios meses, así tendrás más tiempo para 'divertirte', y esta vez también seré partícipe". Les contó entonces lo que pasó cuando Emily se retiró con su madre durante la fiesta, "En ese momento no me había dado cuenta de todo lo que había observado de mí, seguro que fui muy ingenua. Ella únicamente me llevó a su habitación y preparó dos agujas para perforaciones, no sé si ya las tenía hace mucho o las consiguió para confrontarme sobre mi apariencia, sólo me dijo que estaba siendo muy 'malagradecido' con un regalo tan caro, así que debían verme usar los aretes para compensarlo; ya lo del maquillaje tal vez lo hizo para calar qué tan cómoda me observaba. Fue un plan muy bien diseñado."

Emily entonces les dijo que su madre la "castigó" de una forma muy peculiar: cada cierto tiempo la "obligaría" a complementar su imagen femenina, en cuanto a qué usaría, Emily no tendría voz ni voto, su madre haría las decisiones pertinentes; y resultó que antes del regaño, la idea original de su mamá era dejar que Emily se quitara los aretes después de la reunión, pensando que, tal vez, se hubiera visto involucrada en algún tipo de apuesta o alguna actividad teatral, pero después de lo que había escuchado decidió que su "castigo" sería usarlos el tiempo suficiente para que los hoyos fueran permanentes. "A ver si te resulta divertido que después, aunque te los quites, todos vean en tus orejas que tienes agujeros para usar aretes como toda una mujer". Las cuatro concordaron con que era un pensamiento arcaico, pero comprendieron que la época de sus padres era muy distinta a la actual. Para finalizar, Emily contó que su madre iría aumentando ocasionalmente los "castigos", aunque ahora que había podido desahogar todo con sus amigas, no se oía tan mal, haciendo que se sintiera más relajada.

-¿Y por eso no vienes maquillada hoy? – preguntó Tamara

-Sí y no... Creo que estaba tan preocupada anoche que no podía dormir, y después terminé durmiendo de más, así que me desperté tarde. Además, mi madre vino a pedir autorización para que pueda usar aretes sin que me digan nada, ya ven cómo son las reglas. Sobre la ropa interior, quizá la angustia no me dejó pensar en usar un brasier, pero sí mi pantaleta.

-Entonces, teóricamente, puedes seguir haciendo todo lo que has venido haciendo hasta ahora, ¿no? – Preguntó Betty, un tanto arrepentida de haber metido en ese lío a su amiga.

-Eso supongo...

-¡¿Y qué estás esperando?! – gritaron las tres chicas al unísono, dando a entender que era hora de maquillarse, tarea a la cual la ayudaron.

Al día siguiente, Emily se presentó a la escuela una vez más maquillada, usando un labial sumamente discreto, y aún con los aretes decorando sus orejas, además de que nuevamente usaba su brasier bajo su uniforme. Sus amigas le preguntaron sobre cómo iban las cosas con su madre: el día anterior no comentó nada aparte de recordarle el hecho de que tenía prohibido quitarse los aretes, pero mencionó que la esperaba temprano en casa después de las clases, ya que tenía actividades planeadas para las dos. Emily lucía un tanto temerosa, por lo que sus amigas la animaron.

Ese día las burlas a Emily se vieron acrecentadas por parte de los compañeros varones, criticando principalmente sus aretes y sus uñas, profiriéndole múltiples insultos homófobos. Sus amigas salieron en defensa de ella, logrando que la mayoría de los chicos la dejaran en paz, aunque hubo uno que continuó molestándola a cada momento que podía en el transcurso del día, situación que molestó y entristeció a Emily, quien, por primera vez, deseaba que el día terminara cuanto antes. Por fin llegaría la hora de retirarse, saliendo la chica corriendo para encontrarse con su mamá, no queriendo experimentar su furia.

Uno de ellasWhere stories live. Discover now