Capítulo quince.

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Apenas logré dormir unas pocas horas a noche, ya que pasé gran parte de ella hablando con Alejandro; y cuando me dejó en casa, solo podía sobrepensar demasiado sobre sus palabras

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Apenas logré dormir unas pocas horas a noche, ya que pasé gran parte de ella hablando con Alejandro; y cuando me dejó en casa, solo podía sobrepensar demasiado sobre sus palabras.

¿Por qué dejar para mañana lo que podemos hacer justo ahora, chica del suéter?.

Para la mayoría, es solo una frase reflexiva probablemente sacada de internet, pero para mí.......llevaba toda mi vida retrasado el momento en que le contara a Brandon sobre mi sueño, era duro.

También estaba el tema del beso que Alejandro me robó; solo de recordarlo se me encienden las mejillas. Pero lo que causaba curiosidad fue la forma en que cambió de opinión; hace unos días había dicho que no me besaría hasta que yo sintiera lo mismo que él, y anoche mandó esa promesa a la mierda.

¿Había sido solo un impulso? ¿O estaba completamente seguro respecto a mis sentimientos había él?.

Eran preguntas que aún no lograba contestarme, aunque existía la posibilidad de descubrir sus respuestas hoy. En la cita que tengo con Alejandro dentro de un par de horas.

Estaba emocionada. ¿Era correcto sentirme así?. No lo sabía con exactitud, pero por el momento solo me preocuparía de disfrutar la sensación que provocaban las mariposas en mi estomago.

Tomé mi teléfono y envié un mensaje de emergencia a mi mejor amiga.

Alegre: Alejandro me invitó a salir, y necesito tu ayuda.

Hanni: Ve abriendo la puerta, ya estoy cruzando la calle.

Aún no terminaba de bajar las escaleras y el timbre ya estaba sonando.

—¡Voy!.—grité, intentando que parara de tocarlo.

Abrí la puerta, dejando ver a Hanni del otro lado, cargando con varias bolsas que supuse que contenían ropa y accesorios.

—¡Hanni al rescate!.—una sonrisa despampanante danzó en su rostro maquillado.

—Vamos.—la invité a pasar, también sonriendo.

Minutos después, mi cuarto era un completo desorden. Colocamos todo el maquillaje—aunque probablemente no lo usara mucho—en la cómoda, y la ropa quedó esparcida por la cama. Odiaba todo esto, pero la ocasión lo ameritaba.

Al final, opté por un vestido blanco que se ajustaba a mi torso y caía libre hasta mis pálidos muslos, a juego con mis converses; un maquillaje sencillo, que no resaltara demasiado, y el cabello suelto.

—Perfecta.—afirmó mi amiga, que me estudiaba con la mirada, orgullosa de su trabajo.

—Eres increíble.—le recordé, con una sonrisa.

—Y tú una maldita diva. Ese Alejandro se quedará estupefacto cuando te vea, en el mejor sentido de la palabra.—me acomodó la falda del vestido.

Nos quedamos hablando un rato más sobre posibles formas de iniciar una conversación sin parecer idiota. Y según Hanni, hablar compulsivamente de lo increíble que es Harry Potter y las reliquias de la muerte, no es un buen comienzo. Casi la expulso de mi casa como castigo por la ofensa, pero mis planes vemgativos quedaron frustrados por el sonido del timbre. Mi mejor amiga soltó un chillido, y me sacó a empujones de la habitación.

Cambios.Where stories live. Discover now