Capítulo veintidós.

81 22 17
                                    

Estaba sintiendo que encajaba en una fiesta por primera vez en mi vida, y lo mejor de todo era que se trataba de un ambiente sano, conformado por personas que no necesitaban alcohol ni drogas para divertirse

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estaba sintiendo que encajaba en una fiesta por primera vez en mi vida, y lo mejor de todo era que se trataba de un ambiente sano, conformado por personas que no necesitaban alcohol ni drogas para divertirse. Sin darme cuenta, me había rodeado de amistades a las que les bastaba con un poco de música y comida para pasar un buen rato.

Me reí cuando Oliver se lanzó en forma de bomba a la piscina, salpicandonos a todos.

—¡Serás idiota!.—gritó indignada Hanni, que tomaba el sol en una de las tumbonas.

En respuesta, Oliver le sacó el dedo, sin dejar de sonreír.

—¿Han visto a Alejandro?.—pregunté mientras nadaba a duras penas hacia mí hermano.

—Pareces un gato mojado.—se burló Pol, que acababa de llegar.

No lograba entender su cambio drástico de actitud, de un día para otro volvió a hacer el Pol de antes; igual de amargado, pero buena persona. Lo más extraño, es que comenzó a comportarse como si las peleas y comentarios hirientes que había intercambiado con su primo no hubieran existido. Talvéz sufría de bipolaridad, pero ese no era mi problema; así que no le guardaría rencor por algo que no me hizo.

—No te metas con mi hermana, feto mal engendrado.—defendió Brandon, comenzando una pequeña guerra de agua entre ellos dos.

Me alejé de ellos, intentando no ahogarme. Definitivamente el agua no era mi lugar seguro, pero podría acostumbrarme.

—Mi primo está en la terraza, creo que estaba intentando localizar a Elsa.-me hizo saber Charlie, lo que agradecí con una sonrisa.

—¿Elza?. Recuerdo haber escuchado ese nombre en algún momento, pero siendo sincera, no tengo ni idea de a quien pertenece.-confesé.

—Es mi prima, la hermana de Alejandro.—explicó, estirando la mano hacia mí para ayudarme a llegar a la esquina de la piscina.

—Gracias.—dijé, ya en la superficie.

—No hay de qué, futura cuñada.—me guiñó un ojo, divertido.

Ignorando sus palabras, y con una sonrisa tonta en los labios, me envolvió en una toalla y entré en la casa sin importarme que tan empapada estaba. Recorrí un cortó pasillo hasta llegar a la terraza, que daba vistas al revoltoso mar. Me encontré a Alejandro apollado en la blanca barandilla con su teléfono móvil en el oído. Me recosté en el marco de la puerta mientras esperaba. Observé su espalda con curiosidad, intentando escuchar lo que decía la persona del otro lado de la línea.

—¿Segura de que todo está bien?.—insistió Alejandro—¿No necesitas más dinero?.

Se oyó algo parecido a una queja, seguido por la risa del chico que había venido a buscar.

—Esta bien, Elsa. Nos vemos pronto, cuídense.—se despidió.

—¿Qué tal está Mía?.—pregunté cuando acabó la llamada.

Cambios.Where stories live. Discover now