Epílogo

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Leah:

Es increíble que solo haya pasado un año desde que las Personas del Cielo dejaron este mundo, un año en el que vivo con una tristeza profunda por estar lejos de mi hermano y un año en el que también hay alegrías que siempre logran sacarme una sonrisa. Entre ellas el ver a Kali jugando con el peluche que dejé la última vez que estuve aquí y se me olvidó, agradezco ese descuido dado que ahora es el mejor recuerdo que tengo del último día con mis hermanos, al pensar en ellos casi me entristezco hasta que sentí un ligero golpe en mi abdomen y al bajar la mirada mi sonrisa volvió al ver mi vientre abultado, acaricié con delicadeza el área sintiendo nuevamente las patadas de mi bebé, tan fuertes y seguidas dando a entender que es muy fuerte y que además nacerá pronto.

- ¿Mamá? – preguntó Kali acercándose - ¿Está todo bien?

- Ven, acércate – extendí mi mano hacia ella y cuando la tomó, se sentó a mi lado y tiré de su mano logrando que apoyara su cabeza en mi vientre - ¿Sabes quién está ahí?... ¿Puedes decir: "Hola hermanito"?

- Yo pienso que será niña.

- Ya lo veremos muy pronto.

- Sí mamá.

- Mi niña... me pone muy feliz que me llames mamá y aunque no te haya traído a este mundo, yo te amo como si fueras mi hija.

- Y yo te quiero como mi mamá... sé que también tengo a mi verdadera mamá en algún lado, pero yo te quiero más a ti – sonreí acariciando su mejilla justo cuando mi vientre me empezó a doler - ¿Mami?

- Kali... busca a tu padre y a Ronal... creo que es hora – asintió efusivamente antes de salir de la casa mientras yo respiraba profundamente intentando no entrar en pánico.

Un par de horas después, ya me encontraba en la bahía donde las mujeres de la aldea daban a luz, es una tradición de las Metkayina el dar a luz estando de semi sentada en el agua, era un trabajo complicado y muy doloroso, pero era parte de sus costumbres y tenía que respetarlas. Miré a Txamsanr, quien estaba a unos metros junto a su hermano de donde estábamos Ronal y yo con este trabajo que parecía no tener fin, él me dio una sonrisa tranquilizadora que me motivó a continuar, hasta que por fin el gran alivio llegó junto con el llanto de mi bebé.

- Ya está... lo lograste – dijo Ronal con una pequeña sonrisa antes de cargar a mi bebé para revisarlo, solo ahí Txamsanr se acercó a mí para ayudarme a sentarme completamente.

- ¿Estás bien?

- Mejor que nunca – dije con una sonrisa que correspondió antes de juntar su frente con la mía.

- Ya eres mamá.

- Otra vez.

- Otra vez – dijo divertido y ambos reímos hasta que llegó Ronal con nuestro bebé.

- Es un niño sano... felicidades – me lo extendió y cuando lo tuve entre mis brazos no pude evitar el sollozar de alegría al verlo.

- Mira... es idéntico a ti – dijo Txamsanr con una sonrisa.

- Y tiene tus ojos... es perfecto – dije mientras acariciaba su mejilla regordeta.

- Lo es.

- ¿Cómo lo llamaremos?

- Se me ocurría... que podemos llamarlo como tu hermano... Tomi – lo vi con ternura antes de escuchar a mi hijo quejarse a lo que lo mecí con suavidad permitiendo que el agua tocara su piel.

- No, quiero que ese nombre se quede solo para él... mejor Zìma'Pay, suena más a Metkayina ¿No?

- Me gusta... lo llamaremos Zíma como apodo ¿No?

- Obvio – dije con una sonrisa antes de notar como veía fijamente a su padre - ¿Quieres ir con papá?

- Ven con papá – dijo antes de cargar a nuestro hijo y verlo con mucho amor – eso es... soy papá.

- Eres un buen padre ¿Lo sabías?

- Y tú eres una excelente madre – dijo y vimos a Kali asomarse entre las rocas antes de acercarse – ven cariño... conoce a tu hermano.

- ¿Es niño? – se acercó y al ver a su hermano esbozó una sonrisa – es muy lindo.

- Igual que tú – dije acariciando su mejilla para luego ver a mi esposo – Txam... gracias... gracias por darme esta maravillosa familia.

- No, mi amor... gracias a ti por llegar a mi vida – sonreí antes de abrazar a Kali y pegarme a él sin dejar de ver a mi hijo.

Avatar: Bienvenido a PandoraWhere stories live. Discover now