Capítulo 11

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Llegamos a casa y la cargué en mis brazos se había quedado dormida. Cuando entre pude ver al mayordomo sorprendido
—señor, ¿quiere que le prepare una habitación?— me niego rotundamente
—ella se quedará en mi habitación— subo las escaleras y la acuesto tranquilamente, le doy un beso en la frente y cierro la puerta. Al bajar le hablo al mayordomo nuevamente
—quiero que preparen comidas saludables para ella, tiene anemia y necesito que se cure cuanto antes, lo que ella pida se le da, iré con mi padre cuando despierte dígale que vuelven en tres horas—
El asiente y no hace preguntas, por eso es mi Mayordomo. Salgo de la casa y me subo al coche tenía que reunirme con mi padre, espero que aurora no se estrese cuando sepa que no deje con ella su teléfono.

***
Mi cuerpo se siente que esta sobre plumas no quiero abrir los ojos me cuesta, pero lo hago. Iba a frotar mis ojos y recuerdo lo que grace me dice que no lo haga. Suspiró y veo todo el lugar es una habitación enorme, decorada de forma muy sofisticada todo el piso con alfombra, una tv del tamaño de una pantalla de cine el techo es hermoso. Voy al baño y es enorme todo blanco y reluciente como toda la habitación. Todo está en orden nada desordenado escucho que tocan la puerta y voy hasta ella y abro.
Un señor canoso con un trabaje y guantes blancos me saluda
—buenas noches señora, vine a ver si ya había despertado—
—h-hola ¿donde esta Duncan?—
—el señor Di Marco ha salido, me ha dicho que viene en tres horas, que pida lo que desee— el señor Di Marco, ahora que lo pienso Duncan debe ser de una familia demasiado adinerada su nombre y su apellido lo dicen todo.
El señor es breve en hablar y le digo que quiero conocer la casa. El me acompaña y me muestra las habitaciones hay cuatro son amplias, pero no tan grande como la primera y cada una tiene su propio baño, en todo el corredor hay cuadros Duncan de pequeño era muy apuesto y veo una señora un señor y sigo viendo más personas, parecen fotos de revistas antiguas y el mayordomo me dice que esa ha sido la familia de él por generaciones. Me sorprendo y sigo caminando y bajamos las grandes escaleras y hermosas. La sala es demasiado grande y el piso brilla más que mi futuro. Los muebles son grandes y hay una chimenea, la tv aquí es gigante y las lámparas y decoraciones son de otro planeta. Nunca había visto tanta elegancia, los colores pasteles me encantan y cada pequeño detalle como las plantas en el piso
—¿son reales?— el mayordomo asiente es un hombre muy serio. Luego salimos afuera hay una alberca enorme y veo varios vehículos de lujo estacionados hay un pequeño jardín y la entrada está algo más allá, pero se puede ver desde donde estoy lo grande de la puerta, escaparse era imposible y más después de ver tres hombres armados en la parte de adelante de la casa. Una pequeña duda se clava en mí ¿quien es Duncan? Así que le pregunto al mayordomo
—¿a que se dedica el señor Duncan?— él me mira y me habla —ese tipo de información no me concierne señora— siento que su forma de hablar fue incómoda y asiento.
—¿desea almorzar algo?—
—agua, por favor— mi apetito cada vez era peor y me toco buscando mi teléfono, camino a la habitación en busca de el, pero al llegar allí no está.
Abro el closet y mis ojos se agradan, este era el aposento de Duncan lo que significaba que él pretendía que durmiéramos juntos habiendo tantas habitaciones disponibles.
Tiene un sinnúmero de trajes oscuros y zapatos, no sabría decir con exactitud la cantidad de ropa que tiene, pero es bastante. Abro unas gavetas y ahí veo calcetines, bóxers, corbatas, en otra tiene sus accesorios y en otra más de cincuenta perfumes.
~ni si quiera yo tengo tanto orden como este tipo~ pienso viendo cada cosa más que sorprendida.

Abro otras puertas y veo mis cosas organizadas me sorprendo por lo rápido que lo hicieron, pero aún así no veo mi teléfono. Posiblemente se quedó en el coche y Duncan no se dio cuanta. Bajo las escaleras y voy a lo que creo es la cocina el mayordomo me habla
—la estuve buscando para darle el agua— me pasa el vaso con agua y me lo tomo completo. En la cocina hay dos mujeres supongo que dan el servicio, lo digo por sus uniformes y se sorprenden al ver que le dije que me diera más agua incluso él.
—¿hay algo dulce que me puedan dar?— mis antojos empezaban a desagradarme y me dice que tome asiento y lo hago. Ellos no hablan mucho y me siento aburrida
—¿se siente aburrida señora? Puede ver tv si gusta— me dice una de las sirvientas
—me llamo aurora, no me digan señora me siento extraña— el mayordomo asiente
—es nuestra obligación llamarla señora, pero si no le gusta la llamaremos por su nombre, aurora— le doy una sonrisa y le pregunto
—¿hay un teléfono aquí? Quiero llamar a mi amiga—
—no señora, cuando venga el señor Di Marco usted se pone en contacto con ella— frunzo el ceño, como rayos no iba a ver un teléfono en una casa tan grande y lujosa
—¿no hay un teléfono en una casa como esta? Que mundo salvaje vive Duncan— ellos no dicen nada termino el postre dulce que pedí y subo a la habitación, pero antes de irme me dicen que no me tarde que el señor viene para la cena, eso no me importa mucho en realidad y asiento.
Entro a la habitación y me quito la ropa y voy al baño preparo la bañera con agua caliente y me sumerjo, tuve que tomar un jabón de hombres, ya que no había para mí. Mientas disfruto del baño en tranquilidad abrí mis ojos y los míos y los de Duncan se encuentran me sombro y me sonríe
—¿disfrutas el baño?— entra la mano en la bañera
—está muy caliente y estás embarazada—abre el grifo de agua fría
—¿q-que haces?— mis ojos se agradan sin entender porque lo hizo. El agua la deja a temperatura ambiente
—las mujeres embarazadas no pueden bañarse con agua muy caliente, pueden perder el bebé— pasó la mano por mi cara frustrada
—estás siendo extremista y exagerado ni siquiera me has preguntado si quiero tener este bebé— su cara se transforma y me toma por las mejillas sin ser duro, pero si sacando un respingo de mí
—vamos a tener este bebé— alejo su mano de mí molesta
—¿por qué? ¿Por qué me quieres destruir así?—derramo lágrimas y el pasa su dedo pulgar por mi cara
—porque me gustas demasiado y me encanta la idea de que seas tú la mamá de mi primer hijo— besa mi mano y se levanta y busca una toalla, lo veo moverse ágil y despreocupado y sus palabras me dejan un sabor que no sabía describir.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Where stories live. Discover now