Capítulo 46

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Todo el día me la pase trabajando en mi oficina al lado de mi esposa quien tomaba sus clases. Era su segundo año de universidad y se entrega tanto a sus clases que no se da cuenta de que estoy haciendo y me alegra que sea así, estoy pensando seriamente en cómo podré irme y dejarla. Estoy estudiando el terreno y la mercancía que voy a vender. Esta vez toca llevar trescientos kilos de cocaína a la india. No me gusta tratar con los indios no entiendo ni un coño su idioma y son muy sórdidos.

Mantengo la mirada en la laptop y en ella, come y estudia tranquilamente, se queja llamando mi atención.
—¡arrgghh! Estos cálculos...— muerde la punta del lápiz con el ceño fruncido, hago un sonido sobre la mesa con mis uñas, me mira y se avergüenza.
—jajajaja ¿que sucede?— echo la silla hacia atrás y me coloco detrás de ella posando mi mentón en su hombro mirando su computador, cálculos.
—dime que no entiendes de esto— le doy un beso y tapa mi boca rápidamente
—¿estás loco? No me desconcentres—
—bien, lo siento no te molestaré— finjo hacerme el ofendido y vuelvo a mi silla, ella me mira
—oye ¿no me vas ayudar?— coloco mis manos detrás de mi cabeza mirándola serio
—dijste que no te molestara, así que me alejo sabes bien que no se estar quieto cuando estoy con mi esposa— resopla molesta y espeto
—okay, hagamos algo, vas a dejar que toque solamente una parte de tu cuerpo hasta que me canse y te ayudaré ¿bien?— ella acepta no muy convencida y arrastro mi silla hasta ella
—S-solo una parte, eres muy malo por cobrarme por ayudarme— sonrío y se pone nerviosa y su voz tiembla cuando siente mi mano fría en su mejilla.
—todo es un negocio mi reina— le doy la vuelta frente a mí y la miro, tiene el mentón un poco agachado evitando mi mirada y lo levanto
—eres muy sumisa ¿sabías?— ella me mira sin entender se lame los labios y yo también, pero con más malicia.
—¿muy sumisa?— asiento
—¿te molesta?— me pregunta con una expresión de dudas en la cara.
—no, me encanta que seas así, pero de vez en cuando quisiera que tú quieras tomar el control como aquella vez que me tocaste aquí con la boca— agarro su mano y le llevo a mi paquete duro y voltea su rostro
—ahh, es que aquella vez no se que me pasó— mi risa resuena me encanta que sea tan tímida y acaricio su muslo desnudo el vestido se había levantado un poco y deslizo mi manos hacia arriba, ella suelta un respingo
—yo si se que te pasó, querías volverme loco—
—¿más loco de lo que estás?— acarició su mejilla y espeto
—rara vez me tocas por tu propia cuenta como yo a ti, ya sea para darme amor o cariño o para hacerme el amor , pero por una extraña razón siento que me quieres y me deseas mucho, tal vez no como te deseo y te quiero, pero si a tu modo en silencio—
Mis manos acarician sus piernas y las aprieto duro sacándole un quejido, la cargo subiéndola a mi regazo deslizando mis manos por su trasero el cual masajeo y se que siente la presión de mi pene junto a su vagina.
Le doy un beso con pasión mojando sus labios de mi baba y al final me alejo un poco lamiendo mis labios viendo cómo sus ojos se mantenían cerrados y sus pezones se ponían duros. Estaba excitada.
—di-dijste que solo era u-una parte— sonrió y me detengo
—tienes razón, vamos a hacer la tarea—digo con tranquilidad, pero aún no reacciona del todo y asiente poco convencida con sus brazos enlazados en mi nuca, creo que no le gustó que parara y me gusta que se sienta así. La bajo de mis piernas y la dejo en la silla.

Tengo el cabello despeinado y camiseta ajustada con pantalones en chándal y medias blancas altas, algo casual, estaba en casa sin planes de salir más que a la tonta cena y no quiero que aurora sospeche al verme con ropa formal hasta en casa como lo hacía antes.
—los cálculos no son tan difíciles si le pones atención-

La ayude a hacer la tarea terminó las clases y fue una sorpresa para ella saber que aún recordaba las cosas básicas que estudié.

La noche llegó y nos estábamos preparando para la cena. Jack me había dicho que me esperaba con el coche listo. Terminé de cambiarme y ayude a mi esposa con un vestido de esos que le había regalado en uno de mis viajes. Estaba tan hermosa, digna de ser una reina. A mis ojos ella era demasiado para mí y eso me hacía sentir orgulloso porque no espero sentir menos.

Le tomé la mano y bajamos las escaleras con cuidado tenía zapatillas algo altas y no quería que resbalara. A Julián la idea de que vaya a esa cena no le agradaba mucho, pues Gino no fue para nada amistoso con ella, pero eso no iba a volver a suceder.

Jack nos abrió la puerta y nos fuimos en marcha a la casa de gino, vaya sorpresa la que se llevarán esta noche cuando sepan todos incluyendo mi padre que me he casado en secreto.

Aurora está algo tensa, está a mi lado y mi mano descansa en su vientre el cual está apunto de cumplir cuatro meses.
—ahora eres tú la que está nerviosa— sonríe, el labial rojo le resalta sus gruesos labios
—¿estabas nervioso?— me pregunta y niego
—no— ella ríe dándome un golpecito. Terminamos por llegar a la entrada y nos abren seguimos unos treinta segundos más adentro y llegamos a la casa de Gino, aurora abre los ojos con sorpresa
—esto no es una casa, es una mansión—
—es una simple casa ¿te gustaría una así? ¿No te gusta donde vivimos, es pequeña para ti?— ella niega agitando la mano

—tú casa es enorme, no quiero una casa tan grande sería aburrido— eso me molestó no cambiaba esa manera de pensar.

—no vuelvas a decir "tu casa" somos marido y mujer es nuestra casa, nuestro hogar— niega sonriendo y me da un besito
—¿intentas provocarme o quitar mi enojo?— me dice que ambas cosas y rozo mi nariz con la de ella.

La tomo de la mano y nos abren la puerta. Hay varios vehículos de lujo estacionados y aurora entrelaza mi mano con fuerza. Subimos las escaleras para llegar a la puerta, nos abren y entramos.

Al llegar a la sala vemos a todos hablando y como era de esperarse el silencio se hizo presente y la tensión creció.
—buenas noches a todos, les presento a mi esposa Aurora De di Marco, la madre de mi futuro o futura bebé—
Levanto su mano y le doy un beso en ella dejando ver su anillo de bodas y como era de esperarse el mío. Cuando entre Gino hablaba con el líder de los Wilson, Robert Wilson busted y su esposa Maria.
Quedaron perplejos ante la sorpresa de verme llegar con ella, mis ojos aún no habían presenciado a jazmín, pero una copa se cayó y miramos a la dirección, era ella junto a su hermano Jonathan y mi querida madrastra Julieta. Caminó fuera del lugar sin saludar pidiendo permiso.
—bienvenidos a esta hermosa cena— se acerca Julieta queriendo ser educada
—mucho gusto, yo soy Julieta la madrastra de Duncan es un gusto conocerte Gino me había hablando de ti y que le darías un nieto—
sonríe y aurora le devuelve el saludo con una gran sonrisa.
Los demás saludan por salir del paso y Gino se acerca a nosotros extiende su mano para saludarme y también a aurora.
—así que se lo tenían calladito, se fueron a casarse a tu país, felicidades por la boda aunque nadie me dijo nada— aurora sonríe forzadamente
—e-era una sorpresa por eso no dijimos nada, pero después haremos una celebración y...—
—no te preocupes por esas cosas si ya te casaste para que quieres más bodas o celebraciones— la interrumpe hablándole despectivamente y avergonzándola
—ten cuanta de cómo le hablas a mi esposa— le reclamo y aurora toca mi brazo
—por favor, no él no ha dicho nada malo no te preocupes— la tensión se siente y nuestras miradas se dejan más que claro que eso no se quedará así.

Tiempo después estamos todos sentados en la mesa y la cara de jazmín es un poema su mirada indica que si pudiera matarme lo haría.

La cena transcurrió en temas para nada de mi interés y no tenía ganas de escuchar como los ricos de los Wilson hablaban de sus viajes, pero la tensión se desvía hacia aurora cuando Julieta abre su boca para hacerle preguntas que a ella no le importan para nada desde cuando le interesa aurora si hace unos meses me rogaba que me casara con jazmín.
—y tú aurora ¿de cuánto meses estás? ¿Cómo conociste a Duncan? ¿Que te motivo a casarte con él?Estás muy callada háblanos un poco de ti para conoc...—
—mi esposa no tiene porque darte detalles de su vida, conoce tus límites no tienes que conocer a mi mujer, no seas hipócrita serpiente.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Où les histoires vivent. Découvrez maintenant