Capítulo 44

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El sonido del choque de su trasero contra mi pelvis me tiene loco, la penetro una y otra vez, ella no quiere que me detenga y yo no quiero hacerlo.
Sus manos siguen atadas menos sus piernas. El choque directo me hace vibrar. Me detengo y le doy un beso sonoro en la espalda, mientras ella busca su aliento y deja de gemir.
—¿quieres intentar algo nuevo?— empujo despacio mi cintura, mientras el sonido acogedor empieza y ella gime suavemente y me pregunta
—¿o- o-otra cosa c-como que?— sujeto su cintura duro para hacerle mi propuesta sadica y algo sucia
—¿quieres intentarlo por aquí?— toco su ano con mi dedo e intenta salirse de mí por el respingo del susto, pero no la dejo
—¡sshhh! es solo si quieres, no haré nada que no quieras— tiembla
—no hagas eso otra vez, es vergonzoso si es difícil para mí hacerlo normal ¿puedes imaginarte eso? Ni siquiera quiero imaginarme cuanto a de doler—
Suelto mi risa, sabía que no iba a querer tampoco me molesta si no quiere y obviamente que le dolería bastante.
—okay, es solo si deseas mi amor, haré todo lo que me pidas y lo que no quieras no lo haré— me salgo de ella
—¿podrías liberarme ya?— espeta
—claro que no, ven aquí— la siento sobre mí y susurro
—hazme tuyo ahora— la ayudo a entrarlo dentro de ella
—es horrible y difícil con las manos a-atadas no logro moverme bien— frunce el ceño y gime cuando poco a poco lo voy entrando bajando y subiendo su cintura
—AHHH! des-despacio si lo h-haces muy fuerte duele ¡hmm!— sus pechos se mueven despacio y mis manos suben y bajan por sus costillas y aprietan su cintura
—estás tan buena— suelto un gemido y mi cabeza se echa hacia atrás
—¡como es que puedes apestarme tanto!— me gusta demasiado mi mujer, tanto que no me resisto a ella jamás pensé que podría enamorarme o tan siquiera pensar en hijos y heme aquí, casado y apunto de ser papá.
Le doy las últimas estocadas las perlas de sudor cubren nuestros cuerpos y su piel de eriza, sus pezones no salen de mi boca y hace un moño envuelto en su cabeza mientras está sentada sobre mí sin hacer mucha presión hacia abajo porque le dolía, pero desde que volvió a brincar sobre mí su pelo se soltó y terminé por llevarla al balcón dejando que se sostenga de las barandas con fuerzas mientras le daba muy duro olvidándome de que estaba embarazada y ella también.
—¡AHHHH!— el grito final, mientras abrazaba su cuerpo y lo embestía. Al terminar pega su frente de la baranda y suspira buscando su aliento
—e-esto fueee ¡Hmm! Demasiado— la volteo frente a mí y tomo sus labios entre los míos
—vamos por un baño frío—

La cargo a mi cintura y la llevo hasta la ducha, mientras nos comemos los labios.
Jugamos con el agua haciendo un gran reguero de agua en el piso que termino por secar yo mismo.

Vamos por una cena hacen un magnifico show y volvemos a la habitación porque mi esposa quería mariscos y luego de comer todo lo que quiso y pudo (bastante) unas náuseas la atacaron

—que asc...buaaaa— sostenía su cabello mientras echaba todo fuera de su estómago.
—creo que no debiste comer tanto por...—
—CÁLLATE LA BOC...buaaaaa— sonrío en silencio nadie la manda a ser tan golosa aparte de eso embarazada malhumorada.

Después de un tiempo la ayude a acomodarse en la cama y ciando quise volver de lavarme los dientes ya se había dormido. La bese en la frente y me acurruqué a su lado.

Dos días más tarde fuimos nuevamente a su casa donde estaban Grace y Jack esperando que llegáramos de la luna de miel.
Fue un momento emotivo para aurora lloró mucho ante de despedirse de sus padres y me dolía verla así tan desbastada, pero cada vez que veía ese anillo en su dedo mi corazón la amaba más.

En el avión de regreso a casa aún va aturdida sobre mí y yo voy pensando en algunas palabras que hablé con su padre antes de marcharme a solas.

Flashback:

—yo se que usted no me conoce ni yo a usted, ahora es el esposo de mi hija y se que usted la va a cuidar muy bien.—
—así es señor Alberto— suspira mientras me mira
—se quien es usted Duncan— mi miro sin entender
—¿a que se refiere señor Alberto?— él toca mi pierna y le da varias palmaditas
—usted no es quien dice ser, pero no me de ninguna explicación solamente le pido que mantenga a mi pequeña lejos de esa vida como hasta ahora, no quiero que ella sea un blanco fácil para ningún bando, ella es muy buena no quiero que sufra, pero no espere mucho para decirle la verdad sería peor si se entera por otro lado— asiento sin saber cómo carajos él supo que yo era un mafioso. El se levanta de la silla
—señor Alberto ¿como lo supo?— le pregunto y él me voltea a ver
—miente muy bien es difícil no creerle, pero cuando uno se vuelve padre la mínima amenaza es percatada se dará cuanta de lo que hablo cuando nazca mi nieto— esbozo una sonrisa
—nieta señor Alberto, se que será niña y no se preocupe yo no haré nada que lastime a mi esposa, se lo prometo— él asiente con una sonrisa en sus labios y termina por marcharse y mi mujer llega
—¿de que hablaban tú y papá?— se sienta sobre mis piernas
—me decía que te cuidara mucho porque eres demasiado valiosa para él, que no te lastimara nunca y que pase lo que pase nunca nos abandonemos porque podemos enfrentar cualquier destino que nos ponga la vida— ella me sonríe y suelta un respingo asustándome y mirándome con ojos muy abiertos
—¿que sucede?— le pregunté alarmado
—acabo de sentir algo moverse en mi vientre ¡dios mío creo que fue mi bebé!— sus ojos se llenan de lágrimas y tapa si boca y acarició su vientre dándole besos
—hola bebé, ya anhelo verte en mis brazos me harás el hombre más feliz de la tierra— le hablo y ella ríe y llora y terminamos por mirarnos a los ojos y espeto.
—me arrepiento de todo, menos de haberte conocido en ese bar ese día borracha y que me hayas dicho que te haga mi mujer.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora