Capítulo 23

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GRACE:
Estoy probándome unos vestidos nuevos que compre, me quedan demasiado espectacular me siento como una reina, literalmente lo soy, solamente espero que Duncan no me mate por todo el gasto
—posiblemente ni se de cuenta, además es mi pago por hacerme cederle a mi amiga tan fácilmente uuff, vaya forma de sobornar—
La puerta es tocada y bajo la música y voy a ver quien es; cuando abro me asombro veo a Duncan con un hombre recostado del marco de la puerta y entra sin que lo invite como perro por su casa
—¿Duncan?? Si claro pasa— acaricio mis piernas y hago una mueca con mi boca
~¿será que viene a reclamarme, su cara me da miedo?~ (pienso cosa que hago poco)
—¿a que debo el honor? Le pasó algo a aurora— escanea el lugar y responde

—ayer estuvo hospitalizada, pero todo está bien— me alarmo, como que hospitalizada y él me pide que guarde silencio bruscamente

—te vine a buscar porque ella quiere verte y como verás no puedo arriesgarme a darte la dirección de mi casa—
Me quedo viéndolo seriamente aún no entiendo que tiene de malo
—¿por qué tanto misterio ¿eres un chico malo o que?- su silencio y su mirada me hacen sentirme nerviosa
—no, ya enserio Duncan ¿a que te dedicas tú realmente?—
—uff! A ver supongo que eres muy astuta como para ocultártelo— me siento y trato de no temblar
—eres un secuestrador— digo y él frunce el ceño y suelta una risa
—te llevaré con los ojos vendados y cuando lleguemos te quitaré la venda, por si no lo sabes el teléfono de ella está intervenido así que todo lo que hablan o textean lo sé— mis ojos se aclaran y golpeó mi frente
—debes de evitar aconsejar a aurora con hacer cosas extrañas para ganarse el perdón de alguien, eso no funciona— quiero reírme, pero me mantengo seria forzadamente, recordando que le había dicho que le hiciera un oral para que él la disculpe
—estás violando su privacidad ¿ella esta consciente de eso?— dobla su cabeza y habla en tono amenazador
—aurora no sabe nada y tú no le dirás nada—
—es mi amiga Duncan, como me pides que no le cuente que su... lo que sea que sean ustedes, la vigila porque es un toxi...— me interrumpe
—soy un mafioso grace, no toxico, así que deja el drama— me tapo la boca y me levanto y camino de un lado a otro atando cabos.
—con razón, como no me había dado cuenta— y me detengo y lo miro con una sonrisa
—si aurora se entera de que la envolví con un mafioso me odiara para toda la vida Duncan, como me haces esto...— trato de meditar y calmarme
—no me servirá la oración para la rabia que me tendrá si se entera que yo lo sabía y ella no— él me tomó por los hombros
—por la misma razón, has silencio llegará un momento donde posiblemente se enterara, pero sabrá perfectamente porque se lo ocúltamos, ahora cámbiate te esperare en d...—

Su teléfono suena y toma la llamada rápidamente, su semblante se vuelve sombrío.

—¿que está donde? No tenían que dejarlo pasar maldita sea, no tiene nada que hacer en mi puta casa viejo metido— su tono de voz era tan alterado que baba salió de su boca mientras hablaba y me miró
—tienes tres minutos— le hablé
—hey ¿cómo tres minutos? Duro media hora maquillándome—
y salió botando fuego, pero su seguridad se quedó ahí
—hola— moví mis dedos y solo asintió e hice un gesto de desagrado con la boca.

Al bajar junto al seguridad, vi el enorme coche en que hoy andaban demasiado lujoso y el seguridad me abrió la puerta y luego dio la vuelta también era su chofer y para mis gustos no se veía nada mal.

Al llegar a casa me quito la venda y salimos, Duncan entra y le grita al señor que tiene un batón junto a cuatro hombres más y la cara de aurora es un poema y no uno bueno.
Pese a toda la aura negativa quiero verme positiva y él me envía con ella a su habitación. Mientras me cuenta todo me muerdo la lengua y no le digo nada de lo que se y aunque no se da cuanta está empezando a enamorarse de él y mis silencios en algunas cosas se hacen presentes.
Terminamos de ponernos al día ella se queda dormida y le doy un abrazo
—ya me tengo que ir— ella abre sus ojos gime y me abraza
—te acompaño a abajo— y acaricio su cabeza
—no, descansa necesitas estar tranquila duerme un poco más, luego regreso le diré a Duncan para que me lleve a casa—
acepta y salgo de la habitación y me encuentro con el mayordomo
—buenas, ¿el señor Duncan donde se encuentra?—
—dijo que cuando quieras irse el chofer estaría esperando y que recuerde el protocolo— asiento y salgo acompañada de él hacia el coche, el chofer aparece
—permítame— saca el pañuelo de su bolsillo y me cubre los ojos, me toma de las manos y me entra al coche
—la sentaré en la parte del copiloto para mantenerla vigilada y no quiera quitarse el pañuelo— bufo
—no soy una niña—
Me ignora y me ayuda a colocarme el cinturón y siento el coche ponerse en marcha.

El chofer no habla en lo absoluto y eso me hace sentir incómoda no se estar quieta y muevo mi pierna, tengo una falda y unos tacones y se que mis piernas lucen bien y hablo

—¿hacen un pacto de silencioso los mafiosos?—
—¿por qué dices eso señora?— es frío y tosco
—me llamo grace, no me diga señora, le pregunto porque no emite sonido—
—mi trabajo es escoltarla a su casa, y yo no soy mafioso, soy un simple chofer— minutos después le pregunto
—¿como te llamas?—
—jack— no dice nada más y eso lo hace ver más atractivo no sabía que me gustan tan callados
—¿estás casado o tienes hijos?—
—soy soltero y no tengo hijos— bingo grito dentro de mí y me habla nuevamente
—llegamos— se acerca y me quita el pañuelo su perfume me golpea la nariz y me quito el cinturón.
El baja del coche, da la vuelta y me ayuda a bajar, entramos al edificio y subimos al ascensor, está detrás de mí y no se mueve es como si esa fuera su forma programada
—no tenías que traerme hasta aquí nada me iba a pasar— el ascensor se detiene en el piso ocho
—me dijeron que la llevara hasta la puerta de su casa y para eso me pagan—
—tampoco tienes que hablarme así solo te hice un comentario— camino y él me sigue, abro la puerta me doy la vuelta y lo miro
—supongo que nos veremos después, pero espera aquí no te muevas— entro a la casa y me quito los tacones abro la puerta y sus reflejos no fueron rápidos lo tomo por la corbata y lo entró sin darse cuenta
—¿estás loca?— cierro la puerta detrás de mí
—no, simplemente me gustas— camino hacia él y no hace nada para detenerme me sube a su regazo apretando mi trasero y caemos sobre el sofa mientras nos besamos aceleradamente, pero me detengo
—esto es un error, estoy ovulando y por eso actué así no quiero que me mal interpretes— hablo respirando profundamente para recuperar mi aliento con mis dos manos en su pecho.
—¿ahora es un error después que me calentaste? Ahora asume la responsabilidad de lo que provocaste por consentimiento propio— y me tomó otra vez y me volvió a besar apasionadamente y nos empezamos a quitar la ropa tirándola por todas partes.

No se que tiempo tenía sosteniéndome del sofá mientras mi trasero chocaba con su vientre bajo y mis gritos se oían en toda la casa, posiblemente los que pasaban por mi puerta me escuchaban, pero como soy una desvergonzada no me importa.

El es duro y no se sacia y ya hemos cambiado de posición varias veces. Me vuelve a acomodar y sostiene mis dos piernas hacia arriba mirándome fijamente y embistiéndome tan duro que no me resistía a correrme.
Después de acabar sobre él gimió duro y caímos exhaustos en mi cama, mi cabello estaba empapado y acarició mi mejilla y mis labios y me deposito un beso.
Se levantó y tiró el condon en la basura y caminó en busca de su ropa en la sala. Camine hacia él envuelta en unas sábanas y cuando acabo de alistarse me tomo por el mentón y me beso otra vez

—no quede complacido— me guiña el ojo y sale de mi casa, no se que significa con exactitud, pero yo nunca había estado con un hombre como él, me dejo totalmente exhausta y dijo que no estaba complacido. Me muerdo el labio inferior aún recordando como su lengua hacía juegos previos en mi clitoris y entrecierro los ojos deseando que otra vez se repita.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Where stories live. Discover now