Capitulo 20

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- ¿Hablas de... ahora mismo? - preguntó Samantha casi en un susurro. Rocio asintió - ¿Y qué cambiaría?

- Podrías intentarlo, o descubrirlo - respondió suavemente - en algún momento tendrás que hacerlo, al menos ahora no estás sola - se encogió de hombros mirando su perfil - podríamos hacerlo juntas - Samantha suspiró indecisa.

- Cuando Noah murió sentí cómo mi mundo se caía a pedazos - susurró casi inaudible - Félix bebía hasta desmayarse, yo lloraba hasta quedarme dormida. Nunca compartí mi dolor con nadie, nadie en la firma sabe que tengo un hijo a excepción de tu padre y Osvaldo -sintió otra lágrima caer - y Osvaldo lo sabe porque Félix es su primo - Rocio ladeó su cabeza - pero me siento egoísta, sabes. Solo he hablado de mí - la miró, conectando sus ojos con los de ella - cuando pasó lo de tu ex novio... ¿No te sentiste sola? - Rocio sonrió un poco - ¿Por qué sonríes? No lo entiendo - susurró sinceramente.

- No tienes que entenderlo - respondió sin dejar de sonreír - sin embargo puedes intentar hacerlo también. Me gustan tus ojeras, podrían significar noches riendo, pero no - Samantha la miraba sin comprender sus palabras - pasa lo mismo con mi sonrisa, en este caso.

- ¿Sonríes aunque sientas dolor? - Rocio asintió - ¿Por qué lo haces? ¿No es mentir eso? - preguntó abrazando un poco a Mapache.

- Es más fácil que explicar porqué siento dolor ¿O no lo crees así, señorita tengo un pasado doloroso que nadie sabe? - preguntó en una pequeña risa sarcástica. Samantha puso sus ojos en blanco - lo escondiste muy bien.

- No quería la lastima de nadie, ya te lo dije - respondió sin darle importancia.

- Y no te juzgo, yo tampoco la quería - dijo sinceramente - es por eso que sonrío, de hecho me gusta hacerlo, es como si nada pudiera hacerme daño de nuevo, porque siempre tendré una razón para sonreír. Tú, de ahora en adelante, por ejemplo - las mejillas de Samantha se ruborizaron otra vez, agradecida de que no se notara por la poca luz.

- ¿Entonces dices que tengo razones para sonreír aunque mi hijo haya muerto? - preguntó lentamente. Rocio hizo un gesto.

- Pues si lo dices así no suena muy bonito - respondió.

- Pero es así - afirmó Samantha en un suspiro mientras tomaba la pata del oso - ¿Sabes qué? Tienes razón - dijo levantándose de la cama - Noah murió, pero yo no tengo que morir también - su voz se apagaba con cada palabra que decía - yo amo a mi niño - miró a Rocio con sus ojos cristalizados - pero eso no hará que vuelva - le dijo comenzando a caminar hacia la habitación de Noah. Rocio rápidamente se levantó a seguirla, debía aprovechar ese momento para ayudarla.

Samantha se detuvo frente a la puerta de la habitación con sus ojos cerrados. Rocio pudo escuchar otro suspiro.

- Solía encerrarse en su habitación cuando lo regañaba por cualquier razón - recordó con una sonrisa - aunque prefiero el término "educar". Jamás le grité - Rocio asintió mientras se acercaba a ella - lo extraño tanto.

- Lo sé - respondió Rocio suavemente - sin embargo, no debes extrañarlo de una mala manera - Samantha abrió sus ojos para dirigirlos a ella - lo recuerdas como tu hijo, quien murió.

- Porque es la verdad... - Rocio negó con su cabeza.

- Quizá si lo recordaras como tu hijo, quien vivió sus mejores años contigo - se encogió de hombros - quizá sí recordaras a Noah como el niño que te hizo feliz por casi cuatro años, en lugar de recordarlo como el niño que murió provocando la infelicidad por el resto de tu vida, dolería un poco menos - Samantha ladeó su cabeza - tu hijo es un antes y después en tu vida, lo entiendo. Sé que duele, Samantha, pero él ya no siente dolor, en cambio tú sí. 

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora