Capitulo 29

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La sonrisa de Samantha no desaparecía de su rostro, aunque estuviera caminando hacia la placa de su hijo en aquel cementerio. Tenía claro que no lo recuperaría, pero al menos descansaría en paz de ahora en adelante.

– Vamos, Rocio – le decía Samantha caminando más rápido mientras que la jalaba de la mano.

– Ya voy, Samy – decía en una risa viendo cómo faltaban pocos pasos para por fin llegar.

– ¡Hola, Noah! – saludó Samantha emocionada – adivina – pidió como si fuera a responderle – ¡Resolvimos tu caso, hijo! – en realidad se sentía feliz, mucho.

– Hola, Noah – saludó tímidamente Rocio.

– ¡Con ayuda de Rocio! – la miró enamorada antes de volver su vista a la placa – por cierto, Rocio es mi novia. Estoy segura de que la habrías amado – rió.

– ¿Te sientes feliz, mi amor? – le preguntó Rocio sin poderlo evitar. Samantha la miró sin dejar de sonreír.

– ¿Es así cómo se siente la paz? – preguntó de vuelta – además de feliz, Rocio, me siento en paz.

– Y eso me hace sentir feliz a mí – respondió con una sonrisa. Samantha asintió mientras que soltaba lentamente la mano de Rocio para arrodillarse sobre el césped.

– Hijito – susurró sintiendo las lágrimas en sus ojos formarse de nuevo – el malo está en la cárcel, papá y mamá lo metieron en prisión – decía acariciando la placa – y mamá Rocio – rió. La risueña Rocio tenía sus mejillas rojas de nuevo – ya mamá puede volver a sonreír, Noah, porque ahora tengo de nuevo razones para hacerlo. No creas que me olvidaré de ti – volvió a reír – es imposible, sin embargo quería que supieras que tengo nuevos planes y espero que de algún modo estés conmigo en ellos o que los aceptes. No sé, no sé si estoy hablando así porque estoy muy feliz o porque me estoy volviendo loca– rió –lo único que sé es que te amo, Noah – miró a su novia quien la veía con una sonrisa vacía en prejuicios – y te amo a ti, Rocio.

– Y yo a ti, Samy – le respondió en un susurro.

– Y ahora – dijo mientras que se levantaba – voy a ir a casa – miró a Rocio mientras que volvía a tomar su mano – vamos a ir a casa – Rocio asintió – adiós, hijo – se despidió con su mano libre.

– Adiós, Noah – le dijo Rocio tiernamente.

– Vamos, Rocio – le sonrió Samantha comenzando a caminar de vuelta al auto. Rocio veía a Samantha comportarse de esa manera y verlo era bonito, pero vivirlo con ella, era simplemente maravilloso.

Samantha condujo directo a casa, tenían asuntos que arreglar allí. No dejó de sonreír en todo el camino, sin saber que cuándo llegara dejaría de hacerlo un poco.

– Llegamos a casa, Rocio – dijo Samantha apagando el auto para de inmediato salir de el. Rocio salió del auto de la misma manera, siguiéndola – ¿Cocinarás hoy? – Rocio asintió – ¡Genial! Porque he pensado en...– decía mientras que abría la puerta – las palabras de Samantha fueron interrumpidas por los labios de su novia sobre los suyos mientras que con sus manos acariciaba sus mejillas. Cuando Rocio se separó, se vieron a los ojos y con el mismo brillo se sonrieron la una a la otra.

– Tenemos algo que hacer antes – susurró tomando su mano para adentrarla a la casa. Samantha solo asintió cerrando la puerta tras ella.

– Yo nunca he hecho esto, Rocio – comenzó Samantha nerviosa, sintiendo cómo sus manos comenzaban a sudar. Rocio dio la vuelta para verla – no es que no quiera, ya sabes, estar, ya sabes, de esa manera contigo – sus mejillas ardían demasiado en ese momento – en realidad lo he pensado y me encantaría – Rocio ladeó su cabeza sin dejar de verla sonrojada – no quiero que pienses que soy una pervertida – dijo rápidamente – pero eres mi novia y también somos adultas, y sabemos que en algún momento sucedería... 

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora