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Jamás había conocido a alguien, (aparte de sus primos) que se interese por escucharla hablar, quizá por minutos u horas sobre algo

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Jamás había conocido a alguien, (aparte de sus primos) que se interese por escucharla hablar, quizá por minutos u horas sobre algo.

—Vamos a empezar por Lalun, nació aquí en Cobore, en el pueblo de Freliz, hace unas cuantas décadas. Afamado maestro, filósofo y amante de hombres jóvenes.

—¿Su trabajo pudo ser público? —preguntó con una sonrisa.

—No, la verdad no se han encontrado escritos personales de él, nuestro conocimiento de sus enseñanzas viene de los diálogos de su pupilo más famoso, Adromish.

Cómo April solo se hallaba expectante, Alexia decidió seguir. No es que fuera una gran fanática de los mitos, sin embargo, le gusta tocar algunos temas.

—Lalun puede ser considerado el gay más influyente de la historia, con sus enseñanzas nos armó de herramientas para entender quiénes somos. Se sabe que mantenía relaciones homosexuales con muchos de sus alumnos de manera abierta.

Al escucharla hablar con tanta dedicación sobre el tema, April sintió una rara sensación, Aunque no de incomodidad, sino más bien placer. Lograba percibir cómo su piel se erizaba. No sabía si era por el frío del cuarto o la voz de Alexia la hacía sentir de esa manera.

April no tenía palabras ante la información, no sabía que podía opinar. En su mente solo vagaba una cosa: «Quiero seguir oyendo a Alexia», el silencio de la muchacha dio hincapié para que Alexia siguiera hablando.

—Cabe mencionar que, en aquella época, que un hombre tuviera relaciones con otro varón no era una cosa mal vista, dando igual si los dos eran homosexuales o no. No existía un término para designar los comportamientos sexuales entre personas del mismo sexo.

La fascinación en el rostro de April no cabía, sentía una extraña necesidad por seguir oyendo. Había descubierto sin querer un nuevo hobby. Escuchar a la chica de cabellos negros hablar sobre historia.

Aunque a April le daba miedo sentirse así, no entendía qué era lo que ocurría en su mente y en el corazón. Sus labios temblaban, quizá de frío; sus manos inquietas (nerviosismo). Y tenía poco autocontrol en sus movimientos. Todos contaban como señal de que el cortisol tal vez estaba comenzando a elevarse de manera subliminal.

—Lalun terminó siendo sentenciado a muerte por corromper a la juventud y también la herejía religiosa de esos tiempos. Se le acusaba de mantener relaciones sexuales con sus alumnos, mucho más jóvenes que él, pero siempre de manera consentida, y de perturbar a estos con sus ‘disparatadas ideas’.

La cara de sorpresa de April daba ternura, como se notaba que ese último dato le resultó algo extraño, tal vez no de una manera incómoda, pero quizá no se lo esperaba, aun así siguió prestando atención al tema.

—En su juicio, el filósofo, negó todos los cargos en su contra, y sostuvo que, en cambio, debería ser honrado por su papel de maestro y por dotar a esos jóvenes de ingenio y sabiduría. Por la injusticia de su acusación, Lalun decidió tomar cicuta, un tipo de veneno, como última enseñanza moral a Atenas.

Lo que no dicen del amor PGP2024Where stories live. Discover now