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Aviso: Todos los personajes presentados en este capítulo, son ficticios

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Aviso: Todos los personajes presentados en este capítulo, son ficticios.

Por un rato ambas lograron escapar de la vista de Juan Carlos. Alexia desconocía cuántos minutos tenían antes de que el hombre comenzara a preguntarse el paradero de ambas, pero ella quería saber muchas cosas sobre April y para eso primero debía esconderse. ¿Por qué? Simple, su jefe no podía pillarlas hablando de cosas tan personales. La podrían despedir.

-¿Para qué me has traído al jardín Alexia? -preguntó volteando con la intención de irse-. Hace demasiado frío.

-Espera... Me gustaría que pudiéramos conversar un rato, no te robó mucho tiempo, te lo prometo.

-¿Sobre qué más o menos?

-Nada personal ni inapropiado... solo de lo que... Te gusta a la vista...

-Que yo sepa no somos amigas y permíteme el paso, que no quiero que mi hermano vaya a pensar mal si nos llega a ver aquí solas.

Ambas comenzaron a caminar en círculos, Alexia intentaba alcanzar a April, pero ella era más rápida, no le importaba que le dijeran que en ese instante no parecía lo que era. Una adulta, solo quería escapar de la vista de su persecutora.

-¡¿Por lo que más quieras puedes dejar de perseguirme?!

La ansiedad dominaba en su cuerpo, quería huir, pero no era una tarea fácil. Ferdom... una chica demasiado insistente, se notaba que no descansaría hasta que lograra su objetivo.

-Solo si aceptas conversar...

Luego de un largo suspiro, April se volteó a ver a Alexia y le hizo una señal para que hablara.

-Me gustaría saber un poco de ti... -repitió con una sonrisa.

Y de nuevo aquella sensación, en parte, le asustaba que alguien con quien había intercambiado unos diálogos y que ni siquiera eran amigos quisiera averiguar cosas privadas.

Por otro lado, April sentía mariposas. No, más bien en su estómago habitaba una jungla completa en su estómago. Quería sonreír, pero no deseaba mostrar lo gratificante que podía resultar ese momento.

«¡No! ¡¿Por qué eres así?! Qué terrible, debo salir de acá.» Pensó.

-¿Por ejemplo?

Quería esconder su nerviosismo, pero le era bastante difícil. Con Alexia, a pocos pasos de ella, sus mejillas las sentía arder.

Esas palabras, aquellas que había oído por años. «Dos mujeres no pueden estar juntas», aún se hallaban torturando en su mente, envenenando su corazón.

Cada vez que las miradas se cruzaban. Alexia intentaba sonreír y April, ella no paraba de tragar saliva, sentía un nudo en su garganta y de esa forma la atadura de su faringe se aminoraba.

Lo que no dicen del amor PGP2024Where stories live. Discover now