Capítulo 31: El alba.

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Las personas de Paradise eran fuertes, pues tras llorar a sus muertos por un día entero al siguiente limpiaron sus lágrimas y tomaron sus herramientas, juntos muchos ciudadanos se levantaron temprano incluso antes de que el sol saliera para así comenzar la reconstrucción de su cuidad, era hora de seguir adelante.

Los rayos de luz de un nuevo día se alzaban sobre la ciudad dispersando la niebla, abriéndose paso en la oscuridad dando inicio a la mañana. Hacía poco había despertado y ahora me encontraba revisando todo mi equipo, había perdido dos espadas en un tiempo muy corto, pero aun podía llevar una de repuesto por otro lado era cierto que habían traído mi espada y mi escudo, mi escudo estaba desgastado, ya no parecía a lo que era antes, aun así brillaba como el primer día, casi parecía que tenía años de uso.

–Creo que aún puede resistir bien.

Dije mientras enfundaba mi espada dentro del escudo, otra cosa era que había decidido que llevaría un abrigo, pues sabía que al intentar subir las cordilleras la temperatura bajaría dando a un gran frio durante las noches, llevaría ropa de lana y una armadura ligera la cual protegería mi pecho. Aun así no había nada que rescatar de la armadura que el duque me había regalado.

–Es una pena.

Hable mirado hacia una de las hombreras de esa armadura la cual estaba partida en dos, siendo extremadamente frágil.

–En este estado no podré mandarla a fundir, tendré que comprar una nueva.

Deje los restos de la armadura en una caja y la coloque bajo la cama.

–Solo me falta acomodar unas últimas cosas.

Tras decir estas palabras avance hacia mi armario para poder sacar mi maleta tubular.

–Josef llevara algunas pociones pero... no hará daño llevar algunas por mi parte.

Dije mientras veía su interior, eran varias pociones mágicas, de salud y algunas de energía, además de algunas prendas extras, con eso parecía ser suficiente.

– ¿Qué más podría llevar?

Hable mientras dejaba la bolsa en la cama y pensaba que más llevar.

Mire mis manos, estas temblaban. Nunca había tenido que salir en un viaje como este, realmente no sabía que ocurriría, pero estaba emocionado y asustado a la vez, desde ahora debía planear cada paso que diéramos.

–Joven Rohei, he conseguido los equipamientos que me pidió.

Escuche la voz de Carole desde el otro lado de la puerta interrumpiéndome repentinamente.

–...Entrégaselas a mis compañeros.

Hable mientras seguía viendo que podría agregar a mi equipo.

– ¿Qué hago con sus cosas y las de la señorita Lucy?

–Déjalas con Lucy y ayúdale a prepararse, luego iré a verla... dile a los demás que se preparen para partir.

–Entendido joven Rohei.

Eso fue lo último que escuche de ella, ya era tiempo de salir.

***

Luna dormía tranquilamente en su habitación, abrazaba su sabana como si soñara que era alguien más, aún era temprano por la mañana para muchos su día aun ni siquiera comenzaba, por primera vez Luna no parecía tener preocupaciones acerca de su estudio de la magia o al menos eso pensaba al dormir en una cama como esa.

De repente el sonido de alguien tocando la puerta la despertó.

– ¿Quién...?

Sus ojos se abrieron difícilmente mientras respondía difícilmente esas palabras.

Alma de Fuego: Arco de Paradise.Where stories live. Discover now